Prólogo

Los siete amigos disfrutaban de la malteada habitual de los viernes, en el lugar donde siempre habían ido desde los seis años. Todos se habían preguntado donde estaba Camille, la chica pura, dulce y débil que siempre protegían de los acosadores, que variaban entre las envidiosas de lo linda que era Camille y los que la acosaban constantemente en un vano intento de llamar su atención y conseguir su número. Sin embargo, ella no había mostrado señales de vida desde hace cinco días, su madre estaba preocupada y no sabía nada de ella. Habían tenido una pelea los ocho, algo sin mucha importancia, pero ella estaba muy sensible ese día y había escapado rápidamente, no sin antes derramar unas lágrimas y hacerlos sentir a todos culpables. Luego de eso, nadie había escuchado nada de ella.

De todos modos, los siete decidieron reunirse allí y hablar del tema.

- ¿No tiene algún amigo del que no nos hemos enterado y ha pasado la semana allí? – Preguntó Adam, en un intento de darle solución al asunto.

-Yo lo sabría, Adam. – Respondió Alice, la mejor amiga de Camille.

-Quizás hay cosas que ella no quiera contarte, aunque sean mejores amigas. – Contraatacó Adam. Alice le puso mala cara.

-Nos hemos dicho todo desde los seis años, hay absoluta confianza entre nosotras. – Respondió con calma, pero aun dirigiéndole una mala cara a Adam, por dudar de sus lazos de amistad que con tanto esmero habían construido las dos.

-Está bien, Alice. No me muerdas. -  Bromeó y al instante la cara de Alice se relajó. No duraba mucho molesta.

-Tu deberías saberlo, Tyler. ¿Acaso no eres su novio? – Dijo Spencer, quién a pesar de su aspecto sereno, estaba muy nerviosa por dentro. ¿Y si algo malo le había sucedido? ¿Y si alguien la había secuestrado, violado y lanzado al río?

-No ha intentado contactarme desde ese día, y tampoco atiende mis llamadas, me manda directo al buzón de voz. –Dijo él, notablemente preocupado.

-Como a todos. –Habló Hannah por primera vez. Ella había estado pensativa todo el día, y su único aporte durante esta hora y media que estuvieron en el local, ella solo había escuchado y tomado su malteada.

- ¿No creen que deberíamos buscarla o algo? -Dijo Adam. Igual que a Spencer, la idea del secuestro había estado rondando su mente.

-Aunque no es la primera vez que desaparece tantos días, y sin darle explicaciones a nadie. –Dice Alex. Lo que era cierto, hace tiempo Camille había simplemente desaparecido durante una semana y luego regresó tan silenciosamente como desapareció. Es la razón por la que nadie había contactado a la policía aún. Ese acontecimiento fue un caos, su madre estaba nerviosa y preocupada, llamó enseguida a la policía y cuando su hija nada más llegó a casa en un taxi, relajada y con una sonrisa en el rostro cuatro días después de que su madre los hubiera llamado, quedó atónita. Por las dudas, habían investigado su sanidad mental y si había sufrido algún tipo de violación o violencia física. Rápidamente llegaron a la conclusión de que la chica simplemente se había largado un tiempo y luego vuelto a casa. No le dijo a nadie donde había estado, con quién había estado o que había estado haciendo.

- ¿Te dijo donde había ido esa vez, Alice? –Alice sabía a donde se dirigía con eso. Pensó que Adam podía ser muy molesto cuando se lo proponía.

-No. – Respondió simplemente, esperando la respuesta de Adam (la cual era obvia.)

- ¿No decías que se contaban todo? – Se burló un poco Adam.

-Cierra la boca, Adam. – Le dijo Tyler.

Adam subió los brazos en señal de rendición. - ¡Esta bien! ¡No me muerdan por eso! Chicos, están todos muy serios, definitivamente Camille volverá como si nada, al igual que esa vez. – Dijo tanto para los otros, como para tranquilizarse a sí mismo, llevando los pensamientos del secuestro fuera de su mente.

Dos días después se anunció el descubrimiento de cadáver de Camille.