Forbidden Love

Capítulo XXXI

MATT: -Se puso en pie y tomó el rostro de la vampiresa en sus manos. -Me importas más de lo que te imaginas -se acercó a su rostro lentamente hasta unir sus labios en un tierno beso-.
- “No creo que sea una buena señal que un par de adolescentes estén solos en una habitación, ¿o sí?” –Comentó recargado sobre el muro de la puerta, observando a la tierna parejita-.
HOSHI: -Se sobre exaltó tanto que separó al vampiro casi por impulso. - ¡Por el inframundo, tío Sanmann!
SANMANN: -Rio entre dientes. -Vamos, sobrina mía, ¿tan sucia tienes la consciencia?   
HOSHI: ¡No estaba haciendo nada malo! –Dijo poniendo las manos en alto-.
SANMANN: Yo no dije que lo estabas, ¿o me equivoco?... ¿Y tú eres…? –Dijo refiriéndose al vampiro de melena negra-.
HOSHI: Él es…
MATT: Matthew Bäckmann... su novio... –respondió rodeando la cintura de la joven-.
HOSHI: No es…
SANMANN: Oh, con que un Bäckmann, ¿ah? Mi sobrina tiene buenos gustos –se acercó hacia ellos y tendió una mano hacia el joven -Sanmann Blackmoon, tío de tu novia –dijo con aire despreocupado-.
MATT: -Sin pensarlo dos veces, estrechó la mano que le tendía el hombre alto de cabello castaño rojizo y ojos color azul zafiro -Es un placer…
SANMANN: No es por ser grosero, pero debo pedirte que me dejes charlar a solas con mi sobrina. Si no te importa.
MATT: Oh, entiendo… yo me voy. Te veo mañana, hermosa –se acercó al rostro de la joven, dispuesto a besarla-.
SANMANN: -Se aclaró la garganta estruendosamente. -No en mi presencia, por favor y si no quieres que te saque a patadas por la puerta principal, será mejor que salgas de una vez por la ventana –le lanzó una mirada que, de ser posible, carbonizaría a cualquiera-.
MATT: -Alzó las manos como muestra de haberse rendido. -Vale, vale, me voy -caminó hacia la ventana, se subió al marco de la misma y giró un poco -Te mando un mensaje después, te amo –le lanzó un guiño a su novia-.
HOSHI: -Se sonrojó. -Lo estaré esperando. También te amo –le sonrió dulcemente-.
SANMANN: -Suspiró. - Bien, Romeo y Julieta, la hora del romanticismo se ha acabado –avanzó hasta la ventana y colocó sus manos en la espalda del chico -, así que, adiós, señor Bäckmann y mándale mis saludos a tu padre, él sabe muy bien quien soy.
MATT: Ya me voy, ya me voy –saltó por la ventana hasta el piso inferior cayendo de pie como si fuese un gato y caminó hasta el lugar donde tenía aparcada su Keeway en color negro-.
SANMANN: Ahora que estamos solos –abrió sus brazos - ¿No vas a darle un abrazo a tu tío favorito? –Dijo con una gran sonrisa en el rostro-.
HOSHI: -Rio entre dientes y se acercó a su tío para abrazarlo. -No es que seas mi tío favorito, pero sí el único que tengo.
SANMANN: -Estrujó a su sobrina en sus brazos. -Vaya, has crecido un poco desde la última vez que te vi.
HOSHI: Claro que he crecido, tío –lo miró haciendo pucheros-.
SANMANN: Solo de edad, linda.
HOSHI: Oh, tan cruel que eres…
SANMANN: -Puso una mano sobre la cabeza de la pelirroja. -Bien, te diré la razón por la cuál estoy aquí, pero debes guardar el secreto, tus padres no saben que he venido.
HOSHI: ¿Ah? ¿No lo saben?
SANMANN: No. Se enterarán, pero por ahora debo saber los hechos…
HOSHI: Tú siempre tan misterioso –suspiró-.
SANMANN: ¿Es verdad que tus padres harán que tú y May contraigan matrimonio con los gemelos?
HOSHI: Oh, eso… sí… no sé por qué lo han querido así… no es justo para nosotros…
SANMANN: Me encargaré de convencerlos de que no es lo correcto, descuida –le guiñó un ojo-.
HOSHI: ¿Has venido de tan lejos, solo para esto? –Dijo entusiasmada-.
SANMANN: Tú y May son mis más preciadas sobrinas. No voy a permitir algo que sé que las hará infelices.
HOSHI: Si logras convencer a mis padres de lo contrario, te deberé la vida, tío.
SANMANN: No será para tanto. Solo es hacer lo correcto.
Se hizo un silencio un tanto incómodo.
HOSHI: Y… ¿qué opinas…? –Le lanzó una mirada de cachorro a su tío-.
SANMANN: El chico no está mal para ti, pero… ¡no! No puedes casarte todavía, te falta conocerlo un poco más, quizá conocer a otros vampiros, y luego ya veremos si las circunstancias son las adecuadas.
HOSHI: ¡¿Qué?! Pero si yo no me estoy casando con nadie… -dijo de forma chillona-.
SANMANN: Eso espero y ¡pobre de ti si me decepcionas, jovencita!
HOSHI: -Se irguió. - ¡A la orden!
SANMANN: Muy graciosita, ¿no?
HOSHI: ¿Será?
SANMANN: Ve por tu hermana para poder hablar del tema, anda –se sentó en el sofá color marrón oscuro que se hallaba del otro extremo de la entrada-.
HOSHI: Pero… ¿y los gemelos?
SANMANN: ¿Ya están aquí? –Preguntó sorprendido- ¡Infiernos! Mi hermano es tan testarudo.
HOSHI: Lo sé, mi padre no es el mejor haciendo su trabajo –Rio entre dientes-.
SANMANN: Entonces trae a los gemelos también.
HOSHI: Como el tío Sanmann lo ordene –se acercó al mueble donde se encontraba su tío, lo estrechó en brazos y depositó en su mejilla un beso estridente - ¿Sabes que eres el mejor tío del mundo?
SANMANN: No voy a prestar mi ayuda para favores, que te quede claro.
HOSHI: Pero si yo no soy chantajista ni lame medias contigo, eres muy cruel conmigo, jum –se enderezó, colocó ambas manos a los lados de la cadera y frunció el ceño -mejor me voy por mis hermanos –dio media vuelta, avanzó hasta la puerta y giró la perilla de la misma para salir de la habitación-.
SANMANN: ¡Te adoro sobrina! –Gritó a espaldas de la chica-.
HOSHI: También te quiero, tío –pronunció aquellas palabras sinceras por encima del hombro y partió en busca de sus hermanos. Caminó por el amplio pasillo rodeado de retratos de sus antepasados y pequeños candelabros que brindaban luz al estrecho espacio, al final del pasillo, se hallaba la habitación de May, su hermana gemela. Llamó a la puerta con delicados golpecitos. - ¿May?
MAY: -Se apresuró a abrir la puerta. - ¿Qué pasa hermanita?
HOSHI: Ven a mi habitación.
EDWARD: Creo que ahora sí me quedaré solo –dijo desde la cama de May-.
HOSHI: Hey, es de mala educación escuchar a escondidas…
EDWARD: Perdón, pero yo ya me encontraba aquí desde antes de que llegaras, pequeña hermana pelirroja.
HOSHI: Da igual, a ti también te necesito en mi habitación… ¿dónde se encuentra tu gemelo?
EDWARD: -Se encogió de hombros. -Tal vez en su habitación.
HOSHI: -Lo miró entrecerrando sus ojos. -Si te estoy preguntando es porque no sé en cuál habitación se encuentra, querido hermano.
EDWARD: Oh, vale… es la que está al lado de la tuya.
HOSHI: Bien, vamos.
MAY: Termino de guardar mis cosas y vamos, ¿vale?
HOSHI: ¿Te falta mucho?, puedo ayudarte una vez que acabemos.
MAY: Descuida, Ed me está ayudando demasiado, ya casi acabo, unas cuantas cosas más y vamos.
HOSHI: -Le ofreció una media sonrisa a su hermana. -Bien, iré por Ayato, no tarden.
ED: No demoraremos más de cinco minutos, descuida.
HOSHI: Vale –dio media vuelta, regresando por el largo pasillo y se detuvo justo frente a la puerta al lado de su alcoba y entró sin avisar -Oye, tú… -comenzó a decir mientras cerraba la puerta detrás de sí-.
AYATO: ¡Infiernos!, ¿no te enseñaron a llamar a la puerta antes de entrar? –Dijo el chico mientras salía de la ducha con una toalla alrededor de su cintura, dejando su torso al descubierto, su piel era casi tan blanca como la nieve, de sus cabellos rojizos caían delicadas gotas de agua que viajaban desde sus hombros hasta donde se encontraba la toalla enredada-.
HOSHI: Ay, ¡por favor! Vamos, eres mi hermano y no eres exactamente del tipo de hombre escultural, deja te digo –comentó en un tono burlón-.
AYATO: -Se acercó a ella a paso apresurado y la acorraló contra la pared mientras ponía un brazo por encima de la cabeza de la joven y la otra la colocó en su cintura, sosteniendo la toalla blanca para que no fuera a resbalar. -No somos hermanos por lazos de sangre, deberías tener mayor cuidado.
HOSHI: ¿Tener cuidado en qué? –Preguntó con total inocencia mirando fijamente a los ojos color esmeralda del pelirrojo-.
AYATO: -Rio entre dientes. -Solo no vuelvas a entrar sin avisar, nunca se sabe lo que la otra persona hace tras la puerta, ¿vale?
HOSHI: Vale, no te gusta que te encuentren con una toalla en la cintura, lo entiendo –le dedicó una sonrisa descuidada-.
AYATO: Rayos, no, aún eres una criatura inocente –se inclinó y besó la comisura de los labios de la chica-.
HOSHI: -Se apartó en seguida. - ¿Qué haces? –Preguntó un poco alterada-.
AYATO: Tan solo iba a darte un beso en la mejilla, tú que te mueves –dijo con aire despreocupado - ¿Me necesitabas para algo?
HOSHI: Necesito que vayas a mi habitación.
AYATO: Wow, qué atrevida eres –enarcó una ceja-.
HOSHI: -Se sonrojó. - ¡No seas pervertido!
AYATO: -Rio a carcajadas. -Piensas de más, peque.
HOSHI: Tan solo interpreto tus expresiones –hizo pucheros-.
AYATO: -Estrujó las mejillas de ella. -Sigues siendo un encanto, dulce hermanita.
HOSHI: -Intentó zafarse del agarre del joven, pero solo logró hacerse daño. -Auch, suéltame Ayato.
AYATO: -Se compadeció de ella y la dejó en libertad. -Ya, ya no llores –besó su mejilla cariñosamente y la atrajo hacia sí en un abrazo -Sabes que te quiero… - (Más de lo que debería)-.
HOSHI: -Sus palabras le habían hecho recordar lo que pasó entre ellos antes de que él se fuera en aquél entonces y quiso llorar, pero no lo haría frente a él - Lo dudo mucho –murmuró contra la piel desnuda de su hermano. Se alejó de él-



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En el texto hay: vampiros, misterio, romance

Editado: 05.11.2020

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