Narra Angie:
Pasando por el aburrido desayuno, y no me refiero a lo que como sino porque mi mamá y Adam no dejaban de hablar y de reírse de cosas estúpidas y Ethan les seguía la corriente, mientras yo con mi cabeza apoyada en una mano y con la otra meneaba con la cuchara el cereal a punto de que las hojuelas de maíz se deshacen por la leche.
Adam estaba en su notebook mientras mamá le daba masajes en sus hombros, luego nos servía el desayuno a todos, llevo varios días sin comer bien, como hace dos meses, Ethan repetidas veces me pedía que comiera porque podría coger alguna enfermedad y bla, bla, bla.
―Angie por lo menos una vez al día sonríe, ¿sabías que las personas que se enojan mucho se hacen ancianas más rápido? —pregunta mi madre y agarra una cucharada cargada de cereal para llevármela a la boca, le quité la cuchara y comí, no tenía que hacerme el favor.
―En ese caso, si me hago más anciana vayan haciendo el hoyo para que me entierren y en mi funeral asegúrense de que a todos los que estén presentes tengan su café y galletas —contesté sarcástica y Adam soltó una fuerte carcajada.
―Querida, sólo hazle caso a tu madre, no te hagas la difícil —me atacó él y le dió un sorbo a su café. Le dediqué una mirada helada.
―No me llames así —contesté entre dientes mientras apretaba la cuchara con mi mano.
―No, no, no. Mis cielos, somos una familia y no queremos que haya problemas —intervino mi madre. Adam seguía mirándome mientras se reía, quisiera borrar su sonrisa estúpida con un puñetazo.
“No queremos que haya problemas” eso debiste decir cuando tú y papá peleaban hasta a la hora de comer.
Me llené de cólera y de dolor tan solo oírla decir eso.
Terminando el desayuno subí a mi habitación y cerré la puerta en un azote, me senté en la orilla de la cama luego subí los pies para sentarme con las piernas cruzadas, irritada como siempre lanzo mi almohada al suelo.
Para matar el aburrimiento entro a mis redes sociales, tengo varios mensajes por Telegram de Nina y Mikael me pide que le mande la ubicación de donde vivo para que pasen por mí y así irnos a la fiesta en casa de Jayden esta noche. Por un rato me había olvidado esa estúpida fiesta donde supongo que una multitud de adolescentes se drogarán, tomarán alcohol hasta matar sus neuronas y hacer el ridículo.
Indignada le mando la dirección de mi casa, a continuación entro al otro mensaje, ¿Cómo pudo Jayden encontrar mi nombre usuario? fruncí el ceño ¿qué le hace pensar que seremos amigos? Dejé el mensaje sin contestar.
Conecté mi celular a cargar, y encendí mi música en el estéreo, igualmente escucho Green Day, The Beatles y Paramore, muchas de sus canciones me recuerdan bastante a papá y a mi vieja vida en Nueva Jersey, uno de los recuerdos fue cuando Cheryl y yo fuimos a un campamento en la escuela y los buenos momentos no tenía muchas fotografías en físico más que en mi memoria.
Hoy es sábado, y aún con mi pijama me acomodo en la cama para encender el televisor, con el control pasé un rato cambiando de canal, algunos canales salían esas ridículas novelas de romance y en otros salían programas de administración de empresas, finalmente escogí ver el canal de cartoon network.
A veces odio ser hija única, pero también le veo un lado bueno.
«¿Que Ethan no es tu hermano?» habló mi conciencia.
Yo no tengo hermanos.
…
Pasaron algunas horas que había perdido la noción del tiempo por ver tantas caricaturas infantiles, mi celular vibró y vi una notificación de Telegram.
Mikael: “Oye espero que estés lista cuando pase por ti a tu casa”.
Yo: “¿Quién te dijo que iría a la fiesta?”
Mikael: “Ya acordamos Nina y yo que te llevaremos, bueno date prisa, conozco muchas chicas como tú y supongo que tú también tardas horas en alistarte como elegir que atuendo ponerte, peinado y maquillaje”.
Para empezar yo ni siquiera me maquillo, con maquillaje todos te empiezan a decir que eres insegura de ti misma y sin maquillaje te dicen que arregles tu cara. Maldita sociedad bipolar.
Yo: “Está bien, alteza. Estaré más que lista antes de que empiece la fiesta”. ‒espero y note mi sarcasmo‒.
Mikael: “No se hable más, pasaremos por ti con media hora de anticipación”.
Bufé. Estaba tan cómoda con mi pijama y mis pantuflas de conejito, me puse de pie y caminé directa a mi clóset y saqué varias prendas para repartirlas en mi cama, es obvio que no me iré formal como mis amigos piensan, Mikael está muy equivocado yo nunca tardo horas en arreglarme ‒al menos eso creo yo‒.
Me puse un jean color oscuro y ajustado, una blusa blanca holgada y mis converse. Frente al espejo me miro detenidamente, por más que quiero no puedo hacer desaparecer mis ojeras y eso es lo que me frustra, apliqué corrector, un poco de base y máscara para las pestañas.
Y mi cabello… ondulé las puntas y sujeté mi cabello en un moño pero de modo distinto. Me puse una chamarra negra casi tipo bad girl. Según mi reloj faltaban cinco para las seis y media, en eso escucho el sonoro timbre de la casa, ¿qué no habían dicho que en media hora exacta estarían aquí? Tomé mi teléfono y salgo de mi habitación.
Cuando bajo mi madre ya había abierto la puerta y estaba atendiendo a Mikael y Nina.
―Hola ¿eres tú quien pretende a Angie? —le dijo mi madre. Oh por Dios, no dejaré que me deje en ridículo frente a los demás y menos con ellos.
―Emm...no, hola, mi nombre es Mikael Jones y ella es mi mejor amiga Nina, somos los amigos de Angie —se presentó el chico, mi madre y ellos se estrechan las manos.
―Madre, si no te molesta saldré con ellos —dije llamando la atención de mi madre.
―Me parece muy bien, hija —dijo ella con una sonrisa.