Forever Young

Capítulo 7

Narra Angie:

Lunes, nuevo inicio de semana y nuevamente a hacer la rutina diaria, aunque por otro lado sí quería que fuera lunes para no estar en casa y que Adam me trate mal y que mi madre no me defienda. Esta vez se me había hecho más tarde de lo normal que perdí el primer taxi que sale a primera hora del día.

«¿Por qué carajos no dejaste que Ethan te llevara al colegio?» gritó mi conciencia y la ignoré.

En cuestión de unos minutos llego al instituto con la preocupación de que la profesora de ecología me deje afuera y he visto como es su actitud con Jayden cada vez que llega tarde. Veo que mis compañeros van entrando al aula, ellos al no apurarse por entrar empujé a varios y voy a sentarme directa a mi lugar.

Miro con asombro al chico moreno, llegó puntual a la clase. Pero luego dejo de mirarlo y saco mi libreta de la materia. Durante la clase he estado poniendo atención, pero por otro lado me importa un cacahuate, no soy de esas personas que se la viven estudiando y sacar lo mejor de ellas, al contrario, soy una persona frustrada en el estudio y, en la vida.

En eso me llega un papelito a mi pupitre doblado a la mitad, lo abro cuidadosamente y volquee los ojos al ver su escrito:

“¿Sabías que la piscina del Titanic sigue teniendo agua? Ja, ja, ja, ¿me puedes prestar un lápiz?”.

Voltee a ver a Jayden y éste estaba sonriendo como lo idiota que es, hice bola el papelito y se lo aventé.

―No, no tengo lápiz —le dije cortante y volteo hacia enfrente.

 

 

Después de dos horas de ecología, se pasó tan despacio, la profesora ya había dado por terminada su materia y salió. Los compañeros se salieron un momento para ir a desayunar y yo me quedé aquí, siento que alguien se acerca a mi pero no me molesté en saber quién es, y bueno ¿para qué me hago la misma pregunta?

―¿Oye por qué no te reíste de mi chiste? Todos se ríen de ese chiste —dijo sonriendo y se sienta en la butaca de enfrente. Reí irónica.

―Ese chiste ya me lo sabía, no sé por qué te sigue causando gracia, que anticuado eres —dije y a él se le esfumó la sonrisa, su ego está lastimado, pero no me importa.

―Te conté uno de los mejores chistes de la historia y estoy siendo buena persona contigo ¿y así me pagas? —dijo haciéndose el ofendido.

―Si fueras una buena persona ahora mismo cerrarías la boca y dejarías de molestar —farfullé.

―Angie, hieres mis sentimientos, pero como buen compañero que soy, investigaré muchos y nuevos chistes para contártelos, algún día lograré sacarte una sonrisa —dijo y me guiñó el ojo para luego irse a su lugar.

―Estás equivocado.

―¿Quieres apostar? —me pregunta pero mejor lo ignoré.

Pasaron más de diez minutos y llega agitada el profesor de cálculo, tiene el peinado un poco desordenado y se ve que no ha dormido bien, lo sé por sus visibles ojeras.

―Buen día jóvenes, perdón por la tardanza es que me salió un imprevisto esta mañana y se me ha hecho tarde —hizo una breve pausa―. Muy bien, saquen su libro en la página quince y dieciséis, hagan equipos de tres, en parejas o individualmente hagan un resumen del tema y contesten las preguntas que vienen a continuación en la página diecisiete. Tengo algunos asuntos que atender y...hagan su trabajo en silencio por favor —pidió y volvió a su escritorio para sentarse.

Suspiré, saco mi libro y empiezo a leer. En sí, todo el aula no está en absoluto silencio, se podría oír las pláticas en voz baja de los pequeños bandos que se forman en el grupo, todos estaban en sus equipos realizando el trabajo a excepción mía.

―Pss... —escucho eso como si se tratara de alguien que le estuviera chiflando a los gatos. Y se sigue escuchando ese incesable sonido, sé muy bien que se trata de Jayden jodiendo otra vez―. Bueno Angie, sólo queríamos que te unieras al equipo para hacer el trabajo.

―Puedo hacerlo yo sola, gracias —refunfuñé, pude escuchar a Brandon reírse por lo bajo.

―Oh vamos Angie, verás que seguiremos siendo un buen equipo, como cuando hicimos el informe —dijo Jayden. ¿“Un buen equipo”? Sí, claro.

―Prefiero un cero —aseguré.

En todo el tiempo que restaba de la clase Jayden me seguía insistiendo y molestando como piedra en el zapato, hasta que por fin terminé el trabajo y me puse de pie para ir directa al escritorio y colocar mi cuaderno ahí.

 

 

La hora del recreo es mi parte favorita del día porque me puedo sentar en el césped y charlar con mis dos únicos amigos. Ahora mismo Mikael tenía su cabeza sobre las piernas de Nina como si fuera su almohada e intentando relajarse, se estaba quejando como una mujer, aún le dolía la cabeza desde el sábado en la fiesta, su madre lo había castigado por llegar ebrio a casa y se enteró de que había hecho el ridículo en la fiesta ya que Nina lo había grabado.

―No puedo creer que haya hecho todo eso en una sola noche —recalcó Mikael mientras se pegaba más la bolsa con hielos en su cabeza―. Espero que no hayas mostrado ese vídeo al mundo.

―Te dije que al día siguiente te arrepentirías de todo, pero me ignoraste. Pero no te preocupes, a nadie le interesaría ver a un chico bailando al estilo Miley Cyrus en la canción “Wrecking Ball” —dijo Nina y yo reí.

―Muy graciosa, Nina —ironizó Mikael―. A eso le llamaría bailar sexy.

―En ese caso, toma clase de “bailes sexys” para que trabajes en un antro —dijo ella con sorna.

Sonó la campana y los tres nos pusimos de pie.

―¿Por qué se tiene que terminar el receso? —dramatizó Mikael.

―Porque nos vemos obligados entrar a la siguiente clase —dije obvia.

―Mueve esas carnes, discípulo de Miley Cyrus, algunos tenemos que salvar el año escolar —dijo Nina jalando del brazo a su amigo.

Después de acompañar estos chicos a su aula correspondiente, revisé mi horario en la puerta de mi casillero, hice un gesto de disgusto al ver que me tocaba cálculo con el maestro gruñón.



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En el texto hay: romance, drama, amor odio sufrimiento

Editado: 17.11.2020

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