Narra Angie:
Durante la caminata sentía paz interior cuando me puse los audífonos y mi hermosa música hacía de lo suyo para que este día fuera de lo mejor lejos de casa y antes de entrar a trabajar, el reproductor sonó “Counting Stars” de OneReoublic.
Tarareo unas estrofas de la canción. No del todo oía música, también oía las peleas entre Brandon y Jayden ni aunque le suba el volumen, mejor apagué el mp3 y lo guardé.
―¿Ya terminaron de pelear? ¿o va a haber otro Round? —les pregunté sin ninguna expresión en mi cara, o más bien ya estaba cansada de oírlos pelear.
―Pues éste tipo no para de restregarme cosas en la cara —contestó Brandon.
Suspiré pesadamente, me senté en una roca para descansar un poco, miré mi reloj de pulsera, si no me equivoco llevamos dos horas intentando a encontrar a los demás, y la salida de esta excursión sería en menos de dos horas. Demonios, literalmente Central Park es gigantesco y fácil de perderse, pero maravilloso, caminar en áreas verdosas y llenos de rocío es tan encantador.
―Bien chicos, deberíamos tomar nuevos rumbos, habría posibilidades de que encontráramos al grupo —hablé decidida a tomar el timón de mando, quizás aportando mis ideas los tres podamos encontrar a los demás, sin embargo, el rostro de Jayden reflejaba cansancio y desesperación y no ayudaba en lo absoluto―. Jayden, ya me cansé de verte quejándote como chica en plena menstruación —dije irritada.
―Además tú tienes la culpa —intervino Brandon.
―¿Ah sí? Pues no te pregunté —escupió Jayden cuando la cólera empezaba a gobernar su rostro.
―Quise recordártelo, pero no vayas con tu mami a llorar —se burló el chico.
―Tal vez yo seré hijo de mami, pero tu mamá es tan peluda que no le basta sólo un pomo de cera para depilarse —atacó Jayden.
―Tu mamá se baña en el lava trastes —insultó Brandon.
Los miré con la ceja alzada mientras se lanzaban insultos entre ellos a diestra y siniestra.
―Tu mamá... —sería el turno de Brandon listo para hablar pestes, pero lo interrumpí.
―¡Ya cállense! No me importa lo que sus mamás sean o lo que hagan, si queremos salir de esto lo primero es dejar las malditas quejas y dejar de echarse en cara todo —exclamé.
Ambos chicos se quedaron callados y trataban de no hacer contacto visual conmigo, antes de que alguno de los dos dijera algo, como dije esta vez fui yo quien tomó nuevos caminos ya estoy harta de tener que darle vueltas a todo lo mismo.
De principio se nos complicó, bueno, se me complicó ya que este par de idiotas que tengo como compañeros de viaje no ayudaron, bueno al menos Brandon trataba de. En eso algo se movía de un arbusto, los chicos se pusieron detrás mío escondiéndose, resulta de ese arbusto salió un guardabosques, no un oso o alguna fiera “salvaje”.
―Chicos, ¿por qué están separados de su grupo? —nos preguntó mientras se sacudía la ropa.
―Bueno, lo que pasó fue que... —empezó a hablar Brandon pero no lo dejé terminar con un codazo.
―Nos quedamos atrás —contesté por él, no era necesario dar tantas explicaciones, existe el lema que dice “menos es más”.
El guardabosques no dijo nada más que rodó los ojos, creo que no somos los únicos que se ha encontrado perdidos, nos llevó hasta la entrada al parque donde estaban todos.
―Ustedes tres ¿en dónde estuvieron todo este tiempo? —nos preguntó la profesora Chávez, casi hace un escándalo.
―Nos quedamos atrás —repetí el mismo verso de hace un momento.
―Mmm, bueno ya están aquí, reúnanse con sus compañeros ya es la hora de la comida —anunció enseguida.
…
En menos de una hora ya estábamos en el bus para ir de regreso a nuestros hogares, antes de irnos nos dieron algunos detalles como un llavero de pinito y una taza que cambia de color por algún líquido que esté caliente o frío.
―¿Me puedo sentar aquí? —pregunta Jayden parado a un lado de mí cuando el bus estaba ya avanzando.
―¿Que no deberías estar con todos los demás en los asientos de atrás? —le hice una pregunta con otra pregunta.
―Pues si, pero por ahora no quiero estar cerca de Brandon —se sinceró y luego se sienta a mi lado en el asiento.
―Creo que no deberías sentarte conmigo, no quiero tener más problemas con tu noviecita — mencioné, la cara del moreno cambió de cara feliz por cara triste.
―Katly y yo… ya no somos novios —soltó, aunque en su tono de voz ya no se le notaba lo dolido que estaba al separarse de esa chica pesada
No quise preguntarle la causa del fin del “amor eterno”, ese que se juraban, el rostro de Jayden me miraba como si quisiera que le preguntara por qué, pero no lo hice, no me interesa para nada, pero aun así decidió contarme.
―Katly le ve mucho a mi conducta y varias cosas que hago a ella le molestan, tengo que dejar de hacerlas y cuando quiero salir con amigos pedirle permiso —continuó hablando. Fruncí el ceño.
―Eso no te lo he preguntado pero… que asco tu relación, no te ofendas pero es verdad —me sinceré—. Si fuera tú no anduviera rogándole a alguien que regrese a mi lado, eso te hace ver feo, patético y sin amor propio.
―Créeme que fue una relación tóxica, pero bonita. Ella era mi alegría pero también mi perdición —dijo nostálgico.
―Si, por supuesto y por cierto no sabía que eras poeta —ironicé mientras miraba mis uñas y su ausencia de esmalte.
―Aunque no lo creas. Y… ¿qué dice tu novio? —me hace esa pregunta como si no tuviera otra que hacerme.
―Está en Narnia —contesté simplemente y sin despegar la vista de la ventanilla.
―Pero Narnia no existe.
―Lo sé —Jayden rió.
―Entendí la referencia, creo que deberías tener uno, y no se vale tener un novio imaginario, tampoco se vale decir que Shawn Mendes, Ed Sheeran o Zac Efron son tus novios sin que ellos lo sepan, porque no saben de tu existencia y ni siquiera cuentan los personajes ficticios que aparecen en los libros —auch, eso sí que dolió, pero preferí no decírselo para no demostrarle mi dolor y frustración por no poder sacar a mis crushes del mundo de la lectura.