Fortress (gay)

III

Ante la mirada atónita de la asesina, las raíces del árbol comenzaron a apartarse hasta dejar ver una pequeña puerta de madera.

-¡Encontraste la entrada!- Exclamó Killian tomándole por sorpresa. Juliet se apuró a tomar el pendiente del collar del suelo y guardárselo en el bolsillo. Él tenía una enorme sonrisa dirigida hacia la asesina, sonrisa que desapareció al ver que ella estaba tirada en el suelo. -¿Qué haces en el suelo?-

-Me he tropezado.- Respondió simplemente, aunque intentando no sonar avergonzada.

-¿Te encuentras bien?- Preguntó el caballero acercándose preocupado, al estar frente a ella, le ofreció la mano a modo de ayuda. Juliet le miró, al parecer, Killian no se había enterado de la posible magia de la que ella acababa de ser testigo.

-Sí, estoy bien.- Respondió aceptando la mano que le brindaba. -¿Entramos?- Juliet se sacudió la tierra de sus pantalones, vio como Killian asentía entusiasmado con sus ojos brillando. A Juliet le parecía que sus ojos siempre estaban brillando. Y eso solo le ocasionaba a Juliet más estrés. De verdad esperaba encontrar una pista de que iban por el camino correcto, no creía poder lidiar con un Killian deprimido como la primera vez que le vio.

Mientras que Juliet se quedó sumergida dentro de sus pensamientos, Killian se dedicó a examinar la pequeña puerta, la cual no tenía nada fuera de lo común, es más, parecía una puerta ordinaria de madera, solo que esta tenía una enredadera de hojas incrustada que el caballero suponía que era un método de camuflaje. Otra cosa que notó era que la puerta no tenía perilla.

Colocó sus dos manos en la puerta y empujó, la puerta crujió, pero no cedió ni un solo centímetro. Juliet al notar que Killian estaba teniendo problemas al intentar abrirla, se acercó con intención de ayudarle. Él se apartó un poco para dejarle espacio, ella se recostó en la puerta y comenzó a empujar con el hombro, la puerta crujió nuevamente, pero no se abrió. Justo cuando Juliet había estado a punto de dejar de empujar, el pendiente aún dentro de su bolsillo comenzó a brillar por segunda vez junto a un detalle que Juliet no se había percatado antes. En la puerta, escondido detrás de la enredadera había un pequeño dibujo de lo que parecía ser una ninfa. En él, la delicada mujer parecía sostener algo, pero justo donde debería estar el objeto que sostenía, solo había una abertura circular.

Juliet la observó por unos segundos, sacó el pendiente del bolsillo y lo colocó en la abertura. Este encajó perfectamente con un leve click. Y la puerta se abrió de repente causando que tanto Killian como Juliet se cayeron al estar empujándola tan fuerte.

-Eres bastante fuerte.- Rió Killian aun estando en el suelo, para su sorpresa, Juliet rió también. Sin embargo, la risa del caballero cesó al levantarse y mirar por primera vez el lugar al que ambos habían entrado.

Ante los ojos asombrados de Killian se extendía un mundo similar al que habían dejado atrás, pero también completamente diferente. Todo se veía extremadamente saludable, los arboles estaban frondosos, el cielo azulado, las flores brillantes, el césped era de un verde brillante y hasta el agua de un riachuelo era tan cristalina que parecía un espejo. Una sonrisa se formó en sus labios. Absolutamente todo parecía mágico.

Miró a Juliet, ella no parecía asombrada, en cambio observaba todo con la mirada vacía, como si lo que estuviera mirando fuera un vertedero en lugar de un hermoso paisaje.

-Bueno, ¿y donde deberíamos ir primero?- Preguntó intentando sacar a Juliet de sus pensamientos, pues cualquiera que estos fueran, definitivamente no eran positivos.

Juliet analizó muy bien la respuesta que iba a dar, tenía que seguirle el rastro a Robert, cosa que no veía fácil. Podría estar buscándole durante meses, si este se lo proponía. Por algo le llamaban La Sombra en las calles. Robert podría desaparecer en semanas, si así lo deseaba. Sin embargo, Juliet esperó que Robert, al viajar con un grupo numeroso de personas, se le dificultara más. De esa manera las probabilidades de un fallo podrían estar a favor de la asesina.

-Vamos al bosque, si tenemos suerte, tal vez tengamos suerte y nos encontremos con un conocido mío. Se supone que este ahí.-

Killian abrió los ojos, sorprendido y rebosante en confusión.

-¡¿Conoces a alguien de este mundo?!- Preguntó exaltado, cuando Juliet asintió en una confirmación algo brusca, una gran sonrisa se le apareció en el rostro al caballero y en sus ojos esmeraldas (azules) apareció un brillo de excitación. -¿Cómo lo conociste? ¿Qué especie es? ¿Puede hacer magia?- El caballero formuló sin descanso preguntas de un tema que siempre había anhelado saber. Magia.

-Lo conocí en el Reino.- Respondió Juliet únicamente al verse atrapada por tantas preguntas.

Cuando Killian le iba a insistir para que le contara todo lo que sabía, realizó algo de lo que la asesina dijo. El Reino del Norte era antes aliado del Reino de Fortress. Los seres mágicos podían ir y venir cuando quisiera, al igual que los humanos podían entrar y salir a Fortress, pero una tragedia lo cambió todo.



#18996 en Fantasía
#39817 en Novela romántica

En el texto hay: asesinos, caballeros, magia

Editado: 31.10.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.