Si le hubieran contado a Killian que iba a entrar en un mundo totalmente mágico (lo cual es totalmente ilegal) acompañado de una asesina a sueldo, con un lobo y una amazona que odia a los hombres (más si son humanos) a muerte, y que sería secuestrado por una gigante ave/león que parecía ser extremadamente agresiva, probablemente hubiera ingresado a quien sea que le haya contado tal locura al centro mental y de una vez le pagaba la medicación.
Pero lamentablemente esa era su realidad. Definitivamente estaba siendo llevado en contra de su voluntad por una gran criatura que no parecía tener buenas intenciones. Y aunque el caballero había intentado sacudirse en un intento de que le soltara solo consiguió que el grifo le apretara con más fuerza incrustando sus garras aún más en los hombros de Killian, quien sintió el pulsante dolor de la herida y como la sangre emanaba de ella recorriéndole por su pecho y espalda. Y al ver que sus intentos de escape solo empeoraban la situación, así que decidió rendirse por el momento.
El grifo lo llevó hasta la montaña donde soltó al caballero quien gimió adolorido al desplomarse contra el suelo rocoso. Los otros grifos se acercaron cautelosos observando lo que había traído consigo el grifo, quien al ver que los otros se estaban acercando demasiado al caballero adoptó una posición defensiva y dio un rugido tan potente que Killian sintió que la cabeza le iba a estallar. Los demás grifos también parecían haber sido intimidados por aquel sonido, así que con tan solo unos gruñidos molestos se apartaron y alejaron de ellos.
Killian suspiró aliviado al ver que los grifos se habían alejado sin hacerle ningún tipo de daño, sin embargo su momento de alivio no duró demasiado al notar que el grifo que le había llevado hasta la montaña comenzaba a empujarlo para que entrara a una de las cuevas.
El interior de la cueva era algo pequeño, también era oscura, húmeda y tan silenciosa que se podía escuchar las gotas que se filtraban por el techo de roca al caer del suelo. Sin embargo la cueva era lo suficientemente grande para que un nido cupiera cómodamente.
Killian paró en seco. ¿Un nido?
Efectivamente, los ojos del caballero no le estaban engañando. En el centro de la cueva había un nido de un tamaño considerable, y el corazón quiso salírsele del pecho.
"Oh, Dioses." Pensó horrorizado. "Por favor que yo no sea su almuerzo."
El grifo se recostó sin apartar la mirada de el en ningún momento y bloqueando la única salida que había. Al ver que el grifo no tenía intenciones de atacarlo, se sentó en el suelo recostándose de la pared de roca de la cueva y comenzó a examinarse las heridas.
La mayoría de ellas eran superficiales y no pondrían en riesgo su vida si solo las desinfectaba, pero la que más preocupante se veía, era una herida que tenía cerca del área del cuello. A pesar de no poder verla, podía sentir cuan profunda era al tocarla un poco y no parecía dar indicios de que iba a dejar de sangrar pronto.
Un quejido salió de sus labios al tocar su herida con más fuerza de la que debía, el grifo, que seguía sin dejar de mirarle, se levantó con intención de acercarse al caballero, el cual intentó retroceder atemorizado, sin embargo la pared detrás de él se lo impidió. Así que lo único que pudo hacer fue observar como la enorme criatura se acercaba más y más a él. Inmóvil, Killian cerró sus ojos fuertemente y se tensó al sentir el caliente aliento del grifo contra su rostro y esperó lo peor.
Unos segundos después una sensación cálida y húmeda que pasó por sus heridas le hizo abrir sus ojos más por la sorpresa que por el escozor que le causó tal acción. El grifo, para su sorpresa, no tenía intención de matarlo, si no que le estaba lamiendo las heridas que tenía en sus hombros. Al terminar, el grifo se alejó un par de centímetros y se quedó observando atentamente al hombre.
A pesar del temor que el caballero sentía, le devolvió la mirada. Después de lo que hizo, a los ojos de Killian, el grifo no parecía tan violento como antes. Es más, parecía inofensivo, y parecía genuinamente preocupado por las heridas del caballero. Así que algo extrañado, levantó una mano y acarició la cabeza del grifo, el cual no rechazó la muestra de agradecimiento.
Killian estaba extremadamente confundido. Tanto Silver como aquel grifo se supone que fueran criaturas con una naturaleza agresiva. El caballero no había sentido esa vibra asesina en el lobo, solo sabía lo que Juliet le había contado. Sin embargo si la había sentido del grifo, así que ver como ahora parecía ser una criatura completamente inofensiva le descolocaba un poco de sitio.
Estaba tan inmerso en sus pensamientos que casi le daba un infarto cuando escuchó unos ruidos parecidos a un ronroneo. Killian observó al grifo con sorpresa. Definitivamente no había sido el que provocó aquellos sonidos. El caballero tuvo que esperar tan solo unos segundos para volver a escuchar el ronroneo, el cual esta vez era más fuerte, y seguido de varios más.