Frecuencias

La corbata.

Era una fiesta como cualquier otra, la misma música para bailar, las mismas bebidas para tomar, todo igual, sin embargo, había una diferencia: no conocía a nadie ahí.

Al principio me pareció extraño, pues ¿cómo pude haber llegado a una fiesta donde no conocía a nadie? Intente recordar cómo había ocurrido esto, pero fue en vano, simplemente me encontraba allí, resignado.

Probé entablar conversación con algunas personas que estaban allí, pero la música estaba tan alto que era casi molesto hablar con alguien. Decidí en tal caso, solo beber; dejar que la fiesta fluyera sin más reparos. 

Después de un tiempo, me percaté que un sujeto destacaba entre los otros, se parecía a mí: teníamos la misma actitud, pues no hablaba con nadie, simplemente estaba allí, existiendo. Pero dicho sujeto no estaba vestido igual que los demás, él se encontraba mucho más elegante que todos los presentes, tenía un smoking con una corbata roja. Yo estaba sentado con un vaso de ron en la mano, mientras lo observaba disimulado, su presencia poco a poco se convirtió en una obsesión, hasta que llegue al punto de solo enfocar ese sujeto. Quería descubrir quién era, pensé entonces: no parecía el dueño de la casa, no era amigable, por lo que no parecía algún invitado. Todo él no tenía respuesta. No encontraba ninguna solución para que ese sujeto estuviera ahí presente.

Más tarde, luego de muchas divagaciones en mi cabeza, noté que él también me estaba mirando. Pensé en acercarme para intentar hablar con el sujeto, así preguntarle cómo había llegado a un lugar como este y si conocía a alguien. Se me ocurrió de repente, ¿por qué alguien habría de contestar estas preguntas a otro desconocido? No tuve que preocuparme por este pensamiento mucho tiempo; cuando me levanté, vi que se sobre saltó, ese movimiento me hizo cambiar de parecer en el último segundo y decidí no acercarme

Pasaron varias horas en la misma situación y, finalmente decidí que era hora de regresar a casa. Cuando me dirigía a la puerta, observé el espejo que se encontraba justo en el pasillo de salida. Me sobresalté al examinar que me encontraba vestido igual que el sujeto extraño. Fue cuando desperté entonces, sudando en mi habitación.

Al día siguiente, vi en las noticias que había ocurrido una masacre en la fiesta a la cual fui invitado, pero no fui por quedarme dormido mientras buscaba mi corbata roja, mi favorita.




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