Katherine Donfort.
Baje nuevamente a la fiesta. El dolor en mi cabeza seguía latente, las palabras de Frey me quemaban el alma. Yo lo consideraba mi mejor amigo, pero al parecer él no sentía lo mismo.
Limpie mis lagrimas y busque a mi madre y hermanas, había mucha gente y sin embargo no las encontraba por ninguna parte la escandalosa musica era una tortura para mis oídos y estábamos a tan solo media hora para media noche. Me acerqué a la señora Janssen la cual ya estaba un poco pasada de copas.
—¿Señora Janssen, y mi madre?
—¡Cariño! Tu madre tu buscaba. Creo que fue al patio—. Dijo ella muy feliz.
Al menos alguien se la estaba pasando bien en este miserable lugar. Salí hasta el patio, pero estaba vacío. Era completamente extraño que en una fiesta donde habían más de trescientas personas no hubiera nadie en la parte trasera donde se ubicaba la enorme piscina.
Recorrí el lugar, estaba oscuro y un olor a nicotina invadió mis fosas nasales. Detrás del palacio Janssen se ubicaba un enorme bosque. El señor Janssen había comprado el terreno para agrandar su casa, pero debido a las fuertes lluvias que han caído últimamente. Decidió posponer la construcción para el siguiente mes.
En uno de los enormes pinos que se encontraban en el bosque, pude visualizar una silueta.
—¿Hola?— hable con curiosidad. Tuve la esperanza de fuese mi madre, pero estaba equivocada. Era Daniel—. ¿Has visto a mi madre?
—¿Tu la ves por aquí?— hablo dejando salir el humo de sus labios.
—Seguiré buscando.
—¿Por qué tan triste, Kate?
Me detuve y gire mi cuerpo para verlo. Él ya venía caminando hacia mi.
—Es mejor que te alejes, Dan. No quiero tener problemas.
—Vamos, Kate. ¿Por qué siempre eres tan agresiva?
Relamí mis labios y estaba a punto de hablar pero mis ojos se desviaron a la ventana del segundo piso donde se encontraba Frey observándome.
—¿Por qué Frey esta en tu habitación?— pregunte curiosa.
—¿Qué?— preguntó Dan con el ceño ligeramente fruncido.
De un momento a otro, las luces de toda la casa se apagaron. Estábamos a oscuras, lo único que mis ojos podían ver era el cigarrillo de Dan. Que en cuestión de segundos cayó al suelo.
—¿Dan?— pregunte con cierto temor.
—Shhh— fue lo último que escuché antes de que comenzará el caos.
Mis ojos intentaban encontrar algo de luz, lo único que miraba era la luna. La noche era oscura y ninguna estrella se encontraba en el cielo.
Saque mi teléfono del bolsillo y encendí la linterna. Apunte a todos lados y Dan se encontraba viendo la casa con determinación.
—¿Dan?
Solo termine de decir el nombre del rubio, y un espantoso ruido se escucho dentro la casa. Mi piel se erizo, y mi corazón palpitaba con rapidez. Después eran dos gritos, se sumaron a tres, cuatro, cinco y luego todos en unísono.
—Vamonos de aquí—. Ordenó Dan tomándome del brazo.
Tiró de mi y me llevo hacía el bosque, pero seguía escuchando gritos. Y luego recordé.
—¡No! Mi madre sigue adentro—. Exclamé soltando el agarre que Dan ejercía en mí.
Corrí de nuevo hacía la casa. No podía largarme y dejar ahí a mi madre, mis hermanas..... Y a Frey.
La casa seguía sin luz, nunca había visto tanta oscuridad y al llegar al patio un olor putrefacto inundó mis fosas nasales. Apunte con mi linterna el suelo, había agua por todos lados, y en la entrada trasera había.... ¿sangre?
Me adelante un poco más tapando mi nariz ya que el hedor era muy fuerte. Sin darme cuenta, tropecé con un objeto que yacía en el suelo, cayendo abruptamente en una sustancia líquida. No sabía lo que era, mi teléfono cayó boca abajo causando que quedara a oscuras.
Me arrastre por el suelo y mi espalda toco otro objeto, con mis manos intente diferenciar lo que era. Y justo en ese momento, la luz regreso.
Mis ojos, mi mente, mi cuerpo, todo de mí quedo paralizado ante lo que estaba presenciando.
Toda la sala estaba repleta de cadáveres y sangre. Cuerpos sin vida y otros arrastrándose y quejándose de dolor. Sentí náuseas, mi estómago se revolvió al ver extremidades por todos lados, brazos, piernas y hasta cabezas.
—¡Mamá!— grité con todas mis fuerzas.
Lloré, grite y me arrastré por unos segundos. Rápidamente reaccione y me levante con rapidez. Mi vestimenta estaba manchada de sangre, pero ya no era una artificial, ahora era sangre real. De personas reales, personas que tenían una vida, amigos, familia, sueños. Todo eso quedó en la nada.
Corrí sin mirar atrás para llegar al patio y mi cuerpo impactó con el pecho de Dan. Lo miré con temor y sus ojos me demostraron protección, y sin pensarlo lo abracé con todas mis fuerzas y lloré en su hombro.
¿Qué había pasado?
¿Dónde estaba mi madre?
Abrí mis ojos y pude observar más cuerpos sin vida dentro de la piscina.
—¡Ayuda!— se escucho un grito en la parte de arriba de la casa.
Dan y yo corrimos hasta llegar a la habitación de donde provenía el grito. Abrí rápidamente la puerta, y lo que mis ojos vieron me dejaron anonadada. La señora Janssen estaba atada en una silla, sin ojos, con los dedos de sus manos quebrados y suplicando que la ayudarán.
Observé a Dan, y en su cara se podía ver reflejado el sufrimiento. Era una escena demasiado horrible, me gire y me tire de rodillas para vómitar, podía escuchar como Dan lloraba y su madre sufría.
Quede helada, mis ojos vieron unos zapatos blancos llenos de sangre, levante lentamente mi mirada hacia la persona que estaba delante mío, y antes de que pudiera ver su rostro. Recibí un golpe en la cabeza, causando que todo en mi mente, quedara en negro.
Hola queridos sádicos, espero disfruten de esta retorcida historia. Me encantaría saber sus teorías acerca de lo que sucede entorno a la vida de Kate y Frey. Dejen su voto y su comentario, se les quiere.