Tras el almuerzo, Cachito optó por irse a dormir la siesta, abrazado a su multicolor osito de peluche, llamado Pototo.
Al despertar, se percató de que su madre había partido rumbo al trabajo, y de que su padre, aún no había regresado. Fue al baño, cepilló sus dientes: tan blancos como un collar de perlas, y se duchó. Acto seguido, se puso la remerita de los New Kids, un obsequio de su padre, fanático de la banda. Tal así, que tenía remeras de los New Kids, tenis de los New Kids, desodorante de los New Kids, etc . Solo le faltaba un rollito de papel higiénico autografiado por el grupo, y el combo estaba completo. En ese preciso instante, alguien llamó a la puerta. La abrí, tras observar por la mirilla de la misma y reconocer a la persona en cuestión. Se trataba de Demettrio, un chiquillo italiano, amigo de la familia, quien dominaba a la perfección el idioma sueco.
_ “¿Cómo estás Dem... ?
_ Hacía tiempo que no te veía la cara.
_ ¡Bien...!
_ Lo que sucedió es que como soy muy burro, acabé llevándome hasta el recreo. Es por eso que no has tenido noticias mías.
_ Y... ¿se puede saber cuántas materias te llevaste... ? _ inquirió Cachito, verdaderamente intrigado .
_ Nueve de diez _ fue la sintética respuesta de Dem.
_ ¡Recórcholis!
_ Tendrías que estar en los Récords Guinness.
_ Es todo un tema.
_ A decir verdad, soy tan tonto, que cuando quiero ponerme el zapato del pie derecho, acabo poniéndome el del izquierdo.
_ Soy tan ..., que cuando quiero peinarme al costado, acabo peinándome raya al medio.
_ Soy tan ... , que cuando sumo cinco más cinco, me da cuarenta.
_ ¿Y qué te trae por aquí?_ interpeló el gordito.
_ Pasaba por aquí, para invitarte a dar un paseito en bicicleta.
_¿ Quieres... ? _ interrogó Dem.
_ ¡Sí, desde luego! , ¡Yupiii...! _ exclamó Cachito, mientras pegaba un brinco del alto de la puerta.
_ Pero primero... vamos a comer algo_ murmuró.
_ ¡Me engulliría un lechón entero si al menos tuviera con qué cortarlo! _ exclamó Cachito, mientras contemplaba la expresión anonadada de su amigo.