Fuego en mis venas (radwulf #2)

Capítulo VI

Saque la cadena de los pies de Amace y la guié fuera de la celda, tirando de sus manos tras de mi. Ya arriba, con unos pocos guardias custodiándola reticentes, caminamos por el pasillo hacia las grandes puertas negras del salón del Gran Consejo.

Otros cuatro soldados abrieron las puertas y camine hacia en interior del enorme salón, iluminado tenuemente por algunos candelabros, llevándola hacia el medio de todo, dónde otros guardias salieron de las sombras y sujetaron sus cadenas al suelo. Amace se dejó caer de rodillas, manteniéndose erguida con evidente dificultad.

Me retiré a las sombras detrás de ella, mientras las puertas eran cerradas para iniciar la sesión.

¿Qué estoy haciendo?...

En una media luna al fondo, permanecían sentados los doce miembros del Gran Consejo, vestidos con sus túnicas rojas en contraste con el decimotercero hombre en medio; Su majestad, el rey Ambón,completamente de blanco. La curiosidad en su rostro y una media sonrisa, me aseguraron lo que ya sabía.

Él no culpa a Amace...

Noemia apareció por un oscuro rincón, murmurando por lo bajo mientras se acercaba a ella. Ya a su lado le sonrió, y luego frunció el ceño a los miembros del Gran Consejo, limitándose a una breve sonrisa e inclinación para Ambón.

—Bien, daremos inicio a esta sesión del Gran Consejo, en pos al juicio de la bruja de los...

—Amace —interrumpió Noemia al concejal Jabel—. Su nombre es Amace,concejal Jabel.

La mirada desconcertada del hombre fue a parar en el rey, y sólo después de que él asintiera continuó.

—Si, bien, en pos al juicio de Amace.

—La señora Amace... —comenzó el concejal Cant.

—Señorita —corrigió nuevamente Noemia.

Yo me limite a acariciar la empuñadura de mi espada, mientras ella aterrorizaba a los hombres.

—Señorita. —Se corrigió Cant, frunciendo el ceño en obvia desaprobación—. Es acusada de coludirse con Tarsinno, tanto para asesinar a nuestro anterior rey, su majestad Amilcar, como para cubrir a todo Radwulf con nieve y aterrorizar...

—En lo cual se equivocan —interrumpió nuevamente Noemia.

Suspiré,entre tanto los concejales comenzaron a gruñir y susurrar entre si.

—¡Silencio! —gritó Ambón—. Permitiremos que se defienda, como todo ciudadano.

La autoridad en su voz mandó a callar a los concejales, algunos asintiendo en conformidad, aunque otros pocos se mostraron evidentemente reticentes.

—Señorita Amace, ¿cómo se declara? —le preguntó Dénot, el más anciano,proveniente de Ro'ime.

La mirada de Amace se dirigió al empedrado bajo sus rodillas,ocultándose bajo el largo flequillo de sus plateados cabellos. El silencio de entonces, bien pudo ser una confirmación de su culpabilidad.

No es así...

—Pues bien... —Medio gruñó Noemia—. ¿No esperaran que después de cómo se le ha tratado ella les responda?

Los concejales se removieron en sus asientos, viendo con reprobación y algo más que culpabilidad a la mujer enfrente.

—Entonces, cuéntanos lo que viste en ella, Noemia. —Le pidió Ambón, con la amabilidad de quién ya conoce los hechos.

—Lo haré. —Dio un paso adelante y se inclinó en una bien ejecutada reverencia hacia nuestro rey—. Su majestad, como bien sabe, mi fuerza mágica me permite ver en la mente de las personas; sus recuerdos y pensamientos con solo tocaros. —Dio media vuelta hacia Amace, y sonriendo continuó—; Por ello he conocido de la misma Amace, la verdad de lo ocurrido hace más de diez años... y lo que hasta hace poco sucedía en la torre más alta del oscuro castillo del traidor Tarsinno.

Y así comenzó su relato... resumiendo todo lo que siempre me dijo y en lo que siempre creyó: la inocencia de Amace. Comenzó a pasearse lentamente frente a la media luna, viendo de reojo la encorvada figura de Amace.

—Hace diez años, como todos sabéis, Tarsinno asesinó a nuestro amado rey escapando de la guardia Real con maestría. Sin embargo, lo que creíamos de aquel fatídico día está herrado. Tarsinno no poseía el poder de los hielos cuando cometió su crimen. Él sabía de la existencia de la llamada "bruja de los hielos" por sus cómplices, que le informaron sobre su existencia y fuerza.

››Y por supuesto, también estaba al tanto de la existencia de su opuesto.

Observó hacia el rincón donde yo permanecía de pie, deteniéndose brevemente.

—Me temo, señores, que... Amace es tan víctima como cualquiera.

››Aquel día, Amace esperaba el retorno de su familia desde palacio en compañía de Clim. Ella en ningún momento pensó que su vida cambiaría luego de aquella mañana tranquila con quien, hasta entonces, era su mejor amigo...

››El único indicio de que algo ocurría, fueron los gritos y la conmoción que se comenzó a extender con rapidez, llegando al linde de la ciudad con el bosque hacia el norte, donde se hallaba. Fue entonces cuando Clim... le dejo sola para ir en busca de sus padres. Amace supo mucho después lo ocurrido en el palacio, de boca del mismo Tarsinno.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.