Fuego en mis venas (radwulf #2)

Capítulo XXXI

Aún recuerdo perfectamente como se sintió. Quedó, sin duda, tallado en lo profundo de mi alma...

A medida que nos acercábamos a Kuejt, la familiar sensación me instaba a ir mas rápido. El activo volcán se estaba agitando, listo para lanzar una bocanada de magma y cubrir sus alrededores con ardientes caudales de lava. Su majestuosa figura se alzaba a lo lejos, lo suficientemente alta como para destacar, pero no tanto como para que su cima fuera cubierta con nieve. Manteniéndome lo mas sereno posible, alentado por la compañía de Hazel, hice mi camino hacia sus faldas, ignorando las carretas y carruajes que se dirigían en dirección contraria. El miedo y la tristeza reflejados en los rostros de la gente de Kuejt, de los últimos ciudadanos que se alejaban del peligro, quedaba cual estela sobre el camino.

Las familiares calles y caminos, me transportaban a aquellos días. Un pasado que pertenece a otra vida.

Deje salir el aire de mis pulmones cuando nos reunimos con Arzai, el Bletsun de los Rayos, junto a la entrada hacia las minas.

Milady, General. —Nos saludo con una ligera inclinación, mientras nos ayudaba a atar los corceles.

Hazel se veía agotada, pero continuó de pie con la misma entereza que le caracteriza.

—Informanos, Arzai. —Le ordené, con un tono que me ganó un golpe en las costillas a manos de Hazel.

Pónganos al tanto de la situación, por favor, Lord Arzai —dijo, corregiéndome como pocos.

Arzai actuó como si no acabase de ser testigo de aquello, y dando media vuelta nos condujo por el rocoso camino que lleva desde ahí hacia la cima.

——La población civil ha sido evacuada hacia Tallneh, según las medidas habituales. Las viviendas están siendo custodiadas por un reducido grupo de soldados, que se retiraran cuando la situación llegue a su límite, lo cual obviamente ya está ocurriendo —explicó.

Poco después se detuvo, cortando el paso de Hazel. Desde ese punto en adelante los gases tóxicos en el aire son más fuertes, algo que ella no necesitaba en su cuerpo, ya afectado por la falta de oxigeno.

Hasta aquí, Lady Hazel. Ya no puede avanzar más o los gases tóxicos podrían lastimarla. —Le infirmó, mientras pasaba más allá de ellos.

¡Estaré aquí, Clim! ¡Pero más te vale volver! —Me gritó, casi formando una sonrisa en mis labios.

Cada paso por el pedregoso camino, cada bocanada de aire viciado con azufre, fue un vivido recuerdo de la única anterior vez en que hice aquel camino con el mismo objetivo. De las pocas memorias que atesoraba, ese lejano susurro de haber actuado, mas por instinto que nada, conteniendo la fuerza de una erupción en Kuejt que habría arrasado con la ciudad y sus alrededores sin dar tiempo a reacción alguna, ese día se sintió real. Di verdadera vida a un recuerdo.

Nada excepcional fue llegar a la cima, a pocos metros del cráter, con la claridad del día extinguiéndose en rojos y dorados y el agitar de la tierra a mis pies.

Eso de dos semanas después, el calor de Kuejt todavía corría por mis venas cuando encontré a Macy en la pequeña cabaña de Gullner y su esposa.

Viendo hacia atrás, a ese reencuentro y todo lo ocurrido desde entonces, mientras me hallaba sentado junto a la hoguera principal en aquella última noche antes de llegar a Duhjía, fui incapaz de apartar la cruda culpa carcomiendo mi pecho.

¿Seré capaz de enmendar tamaño error?

Quería creer que mi brusco actuar se debió a la tensión en que se hallaba mi cuerpo. Que la voz en mi cabeza, ese yo de un pasado que insistía en cosas que no le hallaba sentido, había provocado que en mi interior reinara tanta rabia, tanta furia.

Quería aferrarme a las excusas, pese a lo insignificantes que fueran frente al daño que le cause a Macy.

El ritmo acompasado con que se movía el frío alrededor de ella, tanteando el fuego de la hoguera entre ella y Verhá, empujando suavemente mi control mientras se concentraba... Wills dio un paso dentro de su rango, y sus pies fueron congelados antes de que yo pudiese reaccionar.

Una ligera risa escapó de mi pecho, llamando la atención de Lexuss. Antes de que pudiera preguntarme al respecto, las risas y abucheos de los demás hacia Wills se llevaron su atención. El ambiente tenso dejado atrás por los Monstruos se distendió un poco desde entonces. Rindiéndome al impulso, la observe por un momento, etérea y hermosa a la luz del fuego. El calor sobre sus mejillas haciendo cosas en mi estómago, dulces y amargas, lo que comenzaba a ser costumbre difícil de sobrellevar.

Volví mi atención a la hoguera junto a la que estaba sentado, ignorando la insistente mirada de Lexuss.

Será una larga noche.

Sin mayor incidente, nuestra travesía terminó a mitad de la mañana siguiente. Ingresamos por la calle principal de Duhjía ya llena de actividad, hasta la plaza central y el Palacete, frente al cual nos esperaba un pequeño escenario. La gente fue congregándose en el lugar mientras descendíamos de los corceles.




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