Fuego y Sangre.

C A P Í T U L O III

Moreen caminaba en silencio mientras seguía a Clark. No sabía que era lo que más le preocupaba, que la líder del aquelarre la quisiera conocer o el nuevo asesinato que tenía entre manos.

– ¿Por qué me quiere conocer la líder del aquelarre? – Preguntó Moreen acercándose a Clark, demonios, él caminaba muy rápido. Y pues, ella seguía recuperándose de lo que había pasado con el mesero del restaurante.

– Llamó a todos los líderes sobrenaturales. - Explico Clark. - Y me dijo a mí que te llevara.

– Pero eso no significa que quiera conocerme Clark. – Dijo ella tratando de alcanzarlo. Iba muy rápido.

– Eso significa que tiene la mirada puesta en ti Moreen. – Dijo él con un tono molesto. Sus pequeñas canas resaltaban con el brillante sol que se ponía en la ciudad.

– Demonios Clark, ve más lento. - Dijo ella un poco agitada.

Clark se detuvo.

– Es aquí.

Moreen se detuvo y miró a su alrededor, era un viejo edificio. Por lo visto, a la líder del aquelarre le gustaban las cosas antiguas, y con solo entrar se pudo percibir el poder del aquelarre.

El sol entraba en el centro del edificio y llegaba a una larga mesa en la que se encontraban el resto de los líderes sobrenaturales. Una voz antigua, pero femenina habló.

– Llegas tarde Clark.

En el centro de la mesa se hallaba la líder, una mujer que a simple vista era perfecta.

El largo cabello dorado le caía en perfectos rizos y sus grandes ojos dorados fuego brillaban de entre los demás. Sus facciones eran bellas, suaves y delicadas. Iba con un anticuado, pero hermoso vestido rojo vino que hacía que su pálida piel resaltara.

Era hermosa, pero sus ojos dictaban pura maldad mientras estudiaban a Moreen y sonreía.

Su poder mareaba a Moreen a medida que se acercaba a la mesa, no era el típico poder, Moreen sabía que la líder le había quitado el freno a su poder y que por eso emanaba así.

No era bueno quitar el freno al poder de un cuerpo a menos que el portador lo pudiera controlar muy bien.

– Tomen asiento. – Dijo mirando a Moreen. – Por favor.

Moreen se sentó en el extremo de la mesa al frente de la líder, Clark se sentó a su lado un poco nervioso.

Moreen examinó al resto de las personas que estaban sentadas en la mesa.

A lado de la líder, se hallaba una mujer casi igual de bella, pero tenía una larga cicatriz que recorría su lado izquierdo de la cara y una dureza en sus ojos que la hacían parecer hostil, con su cabello rojo corto hacía resaltar su herencia sobrenatural, ella era un hada, sus orejas puntiagudas hacían que su belleza fuera más sobrenatural que la del resto.

Moreen se sorprendió, aparte de su prima Helena, quien era un hada mestiza, ella no había visto a más hadas en su vida, y si pensaba que su prima de por si era hermosa, la líder hada podría ser incluso más bella que la líder del aquelarre de brujas.

Al frente de ella, se hallaba una mujer de mediana edad, parecía fuerte pero algo en sus rasgos la hacían parecer que estaba distraída y que probablemente no quería estar ahí.

Era humana, se dio cuenta Moreen. Le sorprendía que una humana estuviera en una reunión de sobrenaturales.

A lado de esta, se hallaba un hombre que parecía mareado con el poder que soltaba la líder del aquelarre.

Era el representante de los sobrenaturales de bajo rango, como elfos, sirenas, duendes, y otros seres que vivían en Folkrym y que no eran lo suficientemente reconocidos dentro de la jerarquía sobrenatural.

Y a la frente de este, se encontraba un hombre de cabello rizado café largo-oscuro y unos ojos avellana que la miraban al mismo tiempo que ella lo miraba a él.

Parecía tener unos veinticinco años, no más. Y era un vampiro. El lento, y casi extinto latido de su corazón lo mostraba.

Él apartó la mirada.

De pronto Moreen se sintió pesada y un poco mareada de estar ahí. Su cabeza dolía y su corazón latía muy rápido.

– Creo que ya podemos comenzar. – Dijo la líder con un tono autoritario que emanaba miedo y respeto en la sala.

Moreen de verdad quería salir de ahí. No podía respirar.

– Mi señora, mi líder todavía atiende unos asuntos y me temo que viene un poco retrasado. – Dijo el vampiro claro y fuerte, sin titubeos. Moreen lo regresó a ver.




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