Al despertarme mi casa parecía de locos, mi madre estaba de un lado para otro mientras mi padre le preguntaba hasta donde estaban sus calzones. Se iban de viajes una semana a la playa con unos amigos y yo feliz tendría la casa sola para mí, ya que no podía ir porque tenía exámenes. Pero ya mis padres habían previsto que después de la prueba del viernes podía alcanzarlos y pasar el finde allá. En parte me gustaba la idea, aunque, por otro lado, quería quedarme y hacer de las mías sin temor a ser pillada.
Eran las 11:50 y ya mi madre tenía la mesa lista para comer, ya que solo les quedaba una hora antes de que los pasaran a recoger. Así que comimos tranquilos y juntos.
—Mara te he dejado la comida en la nevera para esta semana, Julia vendrá en las mañanas nada más —dijo mi madre.
—Ok ma.
—Ok, nada señorita, tiene que comer bien y por favor no te saltes ninguna comida, no comas solamente comida chatarra.
—Te prometo que todo estará bien, qué comeré todos los días.
—Tu padre y yo te llamaremos todas las tardes —mi padre al escuchar su mención levanta la cabeza y asintió.
—Mamá, váyanse tranquilos, disfruten del viaje, todo va a estar bien.
—Mara tiene razón cariño, todo va a estar bien, nuestra pequeña se sabe cuidar —luego de eso me guiño un ojo.
—No hagas locuras Mara y estudia —siguió mi madre.
—En eso sí que te voy a dar la razón —dijo mi padre para luego posar su mirada en mí— Nada de locuras, ni fiestas dentro de la casa —expresó serio, pero luego vi como en su rostro aparecía una sonrisa—. En la piscina sí que puedes.
Solté una carcajada a la vez que veía a mi madre negar con la cabeza.
—No tienes remedio Mark, eres una mala influencia para mi hija.
—Nuestra, cariño nuestra —dijo con una mirada pícara—, o se te olvida que la hicimos juntos.
Volví a reír a la par que mi madre se ponía como un tomate, intentando no reírse con las ocurrencias de mi padre.
Terminamos de comer, luego de pasar otro rato hablando de cosas tribales. Ya habían llegado sus amigos, tenían alquilado un carro amplio para los cuatro y el chofer.
Luego de las presentaciones, aunque yo conocía a los señores McCasthy, él era un empresario como papá y dueño de una de las cadenas hoteleras más grandes del país y su esposa era una reconocida diseñadora de interiores. Eran una pareja que iban cruzando los 40 como mis padres.
—¿La pequeña Grandstaff no viene con nosotros? —dijo el señor Mauricio, a lo que mi padre le explico los motivos de no poder asistir.
—Mi bebé tampoco nos acompaña, tiene un proyecto de la universidad y quiere terminarlo antes para poder centrarse en el negocio familiar —nos contaba la señora Rebeca con orgullo en sus ojos al hablar de su hijo.
Ayude a mis padres con sus maletas y cuando llegue al auto desde la parte trasera podía ver a alguien en los asientos. Decidí seguir con lo mío y guardar la maleta de mi madre que pesaba demasiado, que le había metido dentro ¿piedras? No podía subir la put* maleta.
—¿Perdona? Me puedes ayudar a subir la maleta, es que pe...
—Me ves cara de ¿chofer o mayordomo? —dijo la persona dentro del auto antes de salir y recostarse a un lado del maletero.
—Ahora que te veo mejor —dije mirándolo descaradamente de arriba a abajo, sí que estaba bueno... — tienes pinta de jardinero o quizás de maletero de aeropuerto —puse mi mejor sonrisa cruzándome de brazos.
—Mira niñat... —tuvo que callarse de golpe porque nuestros padres se habían acercado.
Al engreído no le quedo de otra que tragarse lo que pensaba y guardar la maleta, lo que hizo que mi sonrisa se acentuará.
—Alex, un gusto verte —dijo mi padre tendiendo su mano para saludarlo— ¿Qué tal esa universidad?
—Excelente señor Mark, aunque ahora soy maletero —respondió mirándome provocando que volviera a sonreír.
—Veo que acabas de conocer a mi pequeña Mara —expresó mi padre dejando un beso en mi cabeza-Amara, él es Alex, el hijo de Mauricio y Rebeca.
—Un gusto Alex —dije y luego gesticulé JARDINERO, solo para él.
—Bueno, ¿nos vamos ya? —dijo el señor Mauricio.
—Cariño, pórtate bien y recuerda todo lo que hablamos —me dijo mi madre, llenando mis cachetes de besos, mientras veía como el imbécil de Alex se reía—. Recuerda pensarte lo de ir el finde.
Luego de aproximadamente 10 o 20 minutos de despedida, por fin tendría la casa para mí sola. Así que decidí ver un capítulo de mi serie para luego ponerme a estudiar.
*Cinco horas más tarde*
Ya me había terminado la segunda temporada de "Diario de un Vampiro". Así que me levanté del sofá, subí a la segunda planta y me dediqué a ducharme para luego cenar.
Cuando termine ya estaba en mi cuarto dispuesta a estudiar para el examen que tenía dentro de dos días, pero no estaba concentrada, no paraba de darle vuelta a como alguien podía estar tan bueno, Alex era imponente y misterioso, con su melena oscura y sus ojos profundos. Me pregunto qué secretos ocultan sus tatuajes, y cómo es que su presencia parece eclipsar todo a su paso. Es como si estuviera rodeado de un aura de misterio y curiosidad que no puedes resistir.
El sonido de una llamada despejo mis pensamientos y fui directo a contestar.
—¡¿Mara?! Paso por ti dentro de una hora, estate lista.
—Sue, no crees que deberías antes preguntarme como estoy o simplemente decirme a donde piensas llevarme.
—Tú solo preocúpate por arreglarte y estar lista en una hora. Créeme esto te va a encantar —luego de eso me colgó.
Sue es mi amiga, un poco más alta que yo con sus 1.60 metros. Su cabello café cae en suaves ondas alrededor de su rostro, y sus ojos también son de un tono café cálido y acogedor. Siempre está dispuesta a escuchar y aconsejar, y su presencia es reconfortante. A veces pienso que su mirada profunda puede ver a través de mí, como si supiera lo que pienso incluso antes de que yo misma lo sepa.