Gabriel Ii: Una nueva batalla comienza. [saga Angels #2]

Prólogo.

En estos momentos en el Infierno...

Ha pasado un siglo desde que hemos sido encerrados aquí, desde que cerraron las puertas del infierno.

Tengo a mis muchachos trabajando en abrirlas. ¡Estoy rodeado de verdaderos inútiles! Para los humanos han pasado un par de años, pero para mí ha sido un siglo. ¿Entienden mi frustración? ¿O debo explicaros?

En caso de que hayan dicho que os expliqué, lo haré. ¿Qué pasaría si por mucho tiempo no hicieran travesuras? ¿Qué pasaría si no tienes almas nuevas para corromper? ¿Qué pasaría si estás demasiado tiempo encerrado en un lugar rodeado de idiotas? ¿Lo han entendido? ¡Te puedes volver loco! ¡Necesito almas! ¡Necesito salir!

Espero que pronto las puertas sean abiertas y así vengarme. ¡Gabriel no sabe lo que le espera cuando salga de aquí! He tenido mucho tiempo para planear mi venganza, mi dulce venganza.

Quiero recuperar lo que es mío, las almas de esos asquerosos humanos son mías. Esos humanos que Dios se ha empeñado en salvar, esos que tienen almas más podridas que la mía misma.

—¿Mi Lord? —escucho la voz de Astaroth.

—¿Qué quieres? —pregunté agrío.

Vi como su mandíbula se tensaba.

—L-lilith ya está en los calabozos —contestó.

¡Genial! Le daré una amigable visita.

Me levanté de mi trono y caminé hasta los calabozos junto con Astaroth.

¿Qué ha sido de la traidora de Lilith todo este tiempo? ¡Os contaré!

Ya que su traición es imperdonable y ha sido arrastrada hasta el Infierno junto a todos los demonios. Me he encargado de tratarla como se merece.

La hemos torturado, día tras día, durante un siglo ha sufrido de constantes torturas. ¿Qué? ¡Ella lo merece!

Me encuentro frente a la celda de Lilith, su aspecto es realmente asqueroso. ¡Y me encanta! ¿Saben? Disfruto demasiado su miseria.

—Hola pequeña —le saludo con una sonrisa de suficiencia.

Ella levanta su mirada y puedo ver el odio que hay en ella. ¡Me odia! ¡Es una ternura!

—¿Sabes? Pronto serán abiertas las puertas de Infierno. ¿Adivina que pasará cuándo eso suceda? ¡Tu amado Gabriel morirá! —chillé emocionado.

Su expresión de odio, cambió a una de tristeza. ¿Aún le quiere? ¡Oh pequeña Lilith!

—¿Le quieres aún? —pregunté divertido—. No olvides que por su culpa te encuentras aquí, si él no hubiera cerrado las puertas del infierno —la miré haciendo un puchero.

—Hizo bien en cerrarlas... —musitó.

—¿Qué has dicho? Es que no te he oído —hice un gesto con mi mano.

—¡DIJE QUE TE PUDRIRÁS EN EL INFIERNO! —gritó.

—¡Oh cariño! ¡Tú estás en el infierno conmigo, así que nos pudriremos juntos! —exclame con suma alegría.

—No me importa, mientras él esté a salvo... —me desafío.

—¡No por mucho preciosa! ¡No por mucho! —mi sonrisa se ensanchó.

Lilith me regaló otra de sus peores miradas, si las miradas matarán habría muerto hace mucho tiempo.

Le regalo mi mejor sonrisa y me alejó de los calabozos.

(...)

—¡Mi Lord! —escuché a Astaroth interrumpir mis retorcidos sueños.

¿Saben que soñaba? ¿No? Se os diré. Tenía el sueño más perfecto y hermoso de toda mi asquerosa vida. ¡Mataba a Gabriel! ¡Al fin mis sueños se hacían realidad! O eso creía, porque seguía siendo eso. ¡Un jodido sueño!

—¡¿POR QUÉ OZAS INTERRUMPIR MIS RETORCIDOS SUEÑOS?! ¡ESTABA TENIENDO EL MEJOR DE TODOS IDIOTA! —elevó mi voz algo molesto por su intromisión.

—E-es que mi Lord, ha pasado algo bueno —dice tartamudeando. ¡Qué inútil!

—¡PUES HABLA DE UNA VEZ IMBÉCIL! —le exigí que hablará.

—¡Lo han logrado! ¡Las puertas han sido abiertas! —chilla emocionado.

¡Joder! ¡Es la mejor noticia de todas! Me levanté de un salto de mi cama y salgo disparado hacia las puertas.

Una vez allí, mi frío corazón late de la emoción. Mi querido Gabriel, no sabes lo que te espera. Mi venganza está más próxima de lo que esperáis...

(...)




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