Una… dos… tres… esta es la tercera vez que pasa, es muy inquietante, la noche está cargada de misterio y esto lo aumenta, es un sedán negro, todas las ventanillas tienen el cristal arriba y son de visión unilateral de color oscuro muy denso, me pregunto como hace el conductor para ver a los otros autos.
La luna esta estática, igual que el viento, una gran nube amenaza con cubrir la luz por completo, pero, tampoco termina de hacerlo, mi padre ha estado jugando con los nervios de todos, imita el sonido del silbido de una leyenda urbana y, tengo que admitir que lo hace muy bien, logra ponerte la piel de gallina con cada silbido.
A pesar de eso todos estamos más que tranquilos, están reunidos unos vecino y dos de mis hermanos, abrieron una botella de whisky y va por la mitad, todos conversan alegremente recordando los viejos tiempos, puede que esos “buenos tiempos” no sean más que una mentira, simplemente nuestra mente haciendo una mala jugada para que recordemos solo lo bueno del pasado y lo malo… bueno lo malo es mejor dejarlo guardado, pero es mentira que algún tiempo pasado fue mejor, en ese momento también tuvimos dificultades y tragedias, pero las logramos superar.
Bueno si dijera lo que pienso seguramente arruinaría el buen ambiente, el auto logro divisarlo a lo lejos cuando dobla en dirección a nosotros, estamos frente la casa, al lado de la calle, todos sentados en la acera, no digo nada y solo observo, no quiero inquietar a nadie, pero esta es la tercera vez que lo veo.
La primera, fue en la mañana, me estaba levantando y me disponía a abrir el negocio cuando mire por la ventana acompañado de mi café mañanero y lo vi, el misterioso auto negro, igualmente tenia los cristales arriba y no se distinguía nada de adentro, se estaciono en la esquina y estuvo allí un buen rato sin hacer nada, me pareció extraño pero… no hice mucha idea de lo ocurrido.
La segunda vez, estaba barriendo la entrada de la casa, cuando sentí esa extraña sensación en la nuca, cuando alguien te mira directo, cuando voltee lo primero que vi fue el oscuro automóvil, desplazándose a una baja velocidad sobre el caliente pavimento, por alguna razón sentía que me observaban desde dentro, no tenía una forma de saberlo, ante la intriga adopté una costumbre de uno de mis tíos, uno que es medio paranoico, el memoriza el número de placa de los vehículos que ve más de una vez, así que la mire y me la grabe, ER658YT tal vez en algún momento me sirva de algo.
Esta es la tercera vez que pasa en el mismo día, pero esta vez se detuvo justo en frente de nosotros y tiene alrededor de cinco minutos allí, sin abrir ninguna puerta o ventana, cuando me disponía a preguntar qué pasa, se puso en marcha y logre ver que se trataba de la misma placa, todos hicimos como si nada, tal vez se trataba de alguien perdido que no quiso pedir la dirección, o una pareja que estaba discutiendo, o un borracho y nada más, seguimos conversando de las posibilidades y simplemente nos olvidamos de eso.