~ N A R R A T I V O ~
Alexander esperó a que la joven se durmiera para levantarse de la cama e ir al baño. Necesitaba una ducha, algo rápido que le hiciera recuperar la energía, no quería tener que dormirse y perderse de su novia, aunque dormir a su lado era algo que le encantaría, pero ya tendrían momento para eso. Cuando salió de la ducha, regresó a la habitación de la muchacha para tomar su ropa que había tirado por todo el lugar. Sonrió al ver como Mía no se había movido de su lugar. Se vistió y regresó su vista hacía la ventana, había comenzado a nevar y por eso sentía tanto frío. Cuando se acostó en la cama otra vez, aprovechó para arropar a la joven.
Él tenía que trabajar un poco, así que tomó su celular para responder algunos mensajes que tenía del trabajo, no eran tantos ya que les había pedido que durante esos días que él estuviera fuera del país no lo molestaran con cosas del trabajo al menos que fueran asuntos de suma importancia que solo Alex pudiera resolver. Cuando terminó con esos temas, le escribió a su madre, con ella estuvo hablando un par de minutos hasta que vio como Mía se comenzaba a despertar.
—Me quedé dormida —Dijo somnolienta y muy tierna. El mayor no dudó en regalarle una sonrisa y besar su frente.
—Si quieres sigue durmiendo, yo estoy hablando con mi madre —Avisó el hombre volviendo su vista a la pantalla del celular que justo había sonado.
—No, quiero estar contigo… —Lo abrazó con fuerza haciéndolo reír. Eso hizo que Alex dejara su celular a un lado para darle toda la atención a su chica antes de que esta se arrepintiera de ese momento amoroso. Ninguno de los dos se habían considerado personas cariñosas, pero ahora era diferente, solo querían estar así por horas—. Estuvo increíble…
—¿Te gustó? —El no necesitaba confirmación sobre eso, el cuerpo de Mía reaccionó fácilmente cuando la tocaba y besaba, era su forma de saber que sí le había gustado todo lo que hicieron. Mía asintió sonrojada—. Había estado deseando este momento por tantos meses y ahora que te tengo no quiero separarme de ti.
No era momento para ponerse tristes. Más bien debían disfrutar de la felicidad que les estaba brindando el destino. Por mucho tiempo se habían sentido solos y ahora se sorprendían por lo que estaban viviendo. Muchas veces la duda de si algún día se iban a conocer en persona los habían invadido tantas veces que perdieron la cuenta, no por desconfiar del otro sino por la situación que había estado viviendo el mundo. Así estuvieron un par de minutos hasta que el celular de Alexander sonó, el no quería despegarse, pero podría ser algo importante.
—Es Robin —Alexander se acomodó en la cama para atender la llamada—. Aló…
—Hola Alex, pensé que no debía llamarte, solo quería desearte una feliz navidad… —Robin no sabía lo que estaba pasando ahora mismo ni siquiera sabía qué hacía Alexander en Estados Unidos, para ella solo había sido un viaje familiar. Era obvio que desde hace años la mujer había estado enamorada de su jefe, pero nada, hasta ahora, había pasado entre los dos. Robin soñaba con que en algún momento realmente pasara algo ya que lo anhelaba—. Esperaba que hayas pasado un excelente día…
—Hola Robin, muchas gracias, una feliz navidad para ti también y sí —Alex miró el rostro de Mía y sonrió—, la he pasado increíble, sin duda la mejor Navidad de mi vida… Gracias por tu llamada… ¿Paso algo en el trabajo?
—No, no —Atajó la mujer nerviosa—, solo fue una llamada personal, no quise llamarte antes por miedo de interrumpir, pero acá ya está anocheciendo y creí prudente hacerte una llamada…
—Bueno, te lo agradezco Robin —El hombre sonrió. Aunque Mía no lo demostrara, sintió algo de celos, no estaba escuchando la conversación, pero el solo ver la sonrisa de su novio mientras hablaba con la mujer, la hacía sentir incomoda. Tampoco lo demostraba, se había acostado en el pecho del mayor mientras él hablaba—. No puedo quedarme a hablar, ahora estoy un poco ocupado, pero en cuanto pueda, hablaremos, tengo un par de cosas que discutir contigo —Dijo antes de despedirse.
—Está bien Alexander, estaremos en contacto —Robin se sintió mal por la forma que la que el hombre la descartó. Después de cortar el celular, Alex abrazó a su novia con fuerza que hasta ahora se habían mantenido en silencio.
—¿Pasa algo? —Preguntó Alex.
—No cariño, solo estaba sumida en mis pensamientos —Mía lo miró a los ojos y le regaló una sonrisa, no quería arruinar la armonía tan bonita que había entre ellos. Se volvieron a abrazar y se quedaron en silencio un buen rato. Hasta que el estómago de la joven resonó con fuerza, ya había comenzado a hacer un poco de hambre.
—Bueno, creo que es momento que pruebes mi sazón —Alex le iba a cocinar algo, se levantó de la cama dejando a la pequeña en la cama.
—No tienes por qué cocinarme —Mía le daba vergüenza que él le cocinara, pero el rubio ya había salido de la habitación cuando su chica habló. Ella tenía que hablar con Donald, tenía un par de cosas que contarle, no era algo de mucha importancia, aun así, era quería comentarle un par de cosas. Le llamó mientras que Alex estaba en la cocina. Al hombre le había dado mucho gusto saber que Mía estaba acompañada por el hombre que tanto quería, ya que él sabía todo lo que había pasado entre ellos.
Alex había hecho algo rápido con las cosas que estaban en la cocina, terminó de cocinar y al subir a la habitación. Se encontró con que Mía estaba en la ducha, aunque lo dudó un poco, no se pudo aguantar de meterse en el baño en silencio. Después de lo que habían pasado, ahora no podía resistirse a no estar con ella. Así que en silencio logró meterse en la ducha con ella.