~ N A R R A D O R ~
Al escuchar como Mía lo retaba, Alex se levantó de la cama tomando su ropa interior, estaba haciendo frío, pero no le importó ya que así caminó hasta la cocina donde se encontró con Mía tomando un vaso de agua. La tomó por la espalda y la tomó por encima de lo que le cubría el cuerpo.
—Osas desafiarme —Gruñó recostándose de ella, sintiendo su trasero cerca de su hombría. El hombre ya no tenía ningún tipo de control, estaba seguro de que debía darle un poco de descanso, pero más tarde en la noche podrían dormir ahora quería tenerla. Así que la hizo inclinar un poco en el mesón de la cocina, mientras le besaba el cuello. Se atrevió a tomar sus senos con sus manos y masajearlos.
Quitó lo que la cubría y como ella estaba inclinada le acarició la espalda al separarse ligeramente de su cuerpo, con la intención de bajarse el bóxer, ya estaba duro y no podría controlarse hasta estar en la cama otra vez. Mía ya estaba echa un mar de emociones, se había mojado con el simple hecho de estar cerca de su cuerpo y que sus manos hayan jugado sobre su piel.
Alex humedeció sus dedos y tocó su miembro, con eso no habría problema para entrar en ella. Ya estaba demasiado caliente que no importaba que el piso estuviera helado, ambos eran volcanes y estaba por liberarse. El mayor guio su miembro hasta el sexo de su novia y poco a poco comenzó a entrar en ella. Siempre, al principio se controlaba, pero cuando la sentía lo suficientemente lista comenzaba a poseerla con fuerza.
La tomó de las caderas para comenzar a penetrarla con más fuerza. Ya no le importaba usar o no protección, solo quería sentirla. Mía soltaba gritos y Alex tampoco se quedaba atrás, él no se limitaba y soltaba lo que parecían gruñidos, gemía sobre gruñidos ahogados que volvían loca a la joven.
—Mierda —Masculló la joven cuando sentía que sus piernas ya no aguantarían más.
—Resiste un poco más Mía —Le pidió él ya que sentía que ya estaba cerca—. Muero por acabarte en la boca —Musito. Mía se llenó de vergüenza al escuchar eso, aunque no era malo, ella también quería lo mismo.
—Hazlo —Dijo como pudo ya que el hombre no la había dejado de mancillar.
—Mierda.
Al salirse de ella siguió con su mano. Mía se arrodilló frente a él, no sabía lo que estaba haciendo, pero le gustaba complacer a su novio y cada vez le conocía más de sus gustos sexuales, además de descubrir los propios a su lado.
—Abre la boca —Ordenó el hombre mientras seguía masturbándose frente a ella. Alex le tomó el rostro con su mano libre y la acercó hasta su miembro cuando sintió que estaba por terminar.
La joven no sintió vergüenza ni miedo cuando sintió que el otro terminaba en su boca, parte había caído en su rostro, pero ella hizo lo posible para tragárselo todo. Lo había visto en alguna que otra película porno y pensó que podría gustarle. Cosa que no se equivocó, le había encantado al mayor y no podía negar que había sido una imagen preciosa.
El sabor era amargo, pero no le importó, lo tragó todo y eso hizo feliz al mayor.
—Te amo —Susurró el cuándo la hizo levantar y la cargó hasta el baño.
Donde nuevamente se unió a ella.
Volvieron a estar vestidos y se sentaron en la cama, Alex debía pedir algunas cosas a domicilio ya que ninguno tenía ganas de salir.
—Deberías pedir una pastilla del día después —Propuso Mía algo apenada, solo llevaba la ropa interior y un sweater encima, ambos se habían quedado en la cama mirando algo en la tv, pero ella recordó que no habían usado protección en las últimas ocasiones.
—Sí, ya lo hago entonces —Alex sentía que debía tomar una decisión y hablar con su novia—. He estado pensando que deberíamos hablar de ciertas cosas mi amor, hay cosas que no hemos discutido como me gustaría y tengo algunas dudas… —Mía tuvo miedo por un momento, ella era demasiado insegura y no sabía que pensar—. No es nada malo, solo quiero discutir el futuro de nuestra relación…
—Está bien, hablemos… —Finalmente habló la chica acomodándose para verlo.
—Bien, lo primero es que he estado haciéndome la vasectomía… Yo nunca he querido tener hijos, no es algo que quiera y no me veo en un futuro teniendo un hijo… —Mía sabía eso y ella tampoco se había visto, pero su madre le encantaría un nieto—. Al menos que tú quieras hijos, yo podría considerarlo, pensarlo, pero no sería algo que quiera ahora…
—Sabes que yo tampoco he pensado mucho en eso, tengo tantos planes para mi vida y uno de esos no es ser madre, al menos no por el momento, soy joven y no estoy pensando en eso... —Respondió Mía sincerándose—. Creo que ambos tenemos algo en común en ese sentido… Podríamos esperar un par de años, capaz nazca de nosotros ese sentimiento de paternidad y podamos en algún momento tener hijos…