Ganadora De La Apuesta #2

Cinco

SIDNEY STEVEN.
 

 


La verdad no entiendo por qué Adam se fue así.

 

Cómo tampoco entiendo su enojo hacia mi cuando soy yo quien tendría que estar enojada con él.

 

Escucho el timbre.

 

Me levanto del sofá y voy a atender.

 

— ¿Adam?

 

— Tenemos que hablar.

 

Como si nada entra a la casa.

 

Cierro la puerta y lo sigo hasta la sala.

 

— ¿De que tenemos que hablar?

 

— De lo que pasó hace tres años.

 

La verdad prefiero olvidar todo lo de hace tres años atrás.

 

— No quiero hablar de eso.

 

— Yo tampoco pero lo necesitamos.

 

— Está bien.

 

 

 

***

 

 

 

3 años antes.
 


 

Yo puedo.
 

No tengo porque estar nerviosa.
 

Estamos hablando de Adam mi mejor amigo desde los cinco años.
 

Solo tengo que ir y decirle todo lo que siento.
 

No es tan complicado.
 

Estoy a dos cuadras de lo de Adam cuando me llega un mensaje de él.
 

- No vayas a venir.
 

¿Y a este que le pico hasta hace una hora dijo que me esperaba y ahora no quiere que vaya?
 

Me da igual, yo voy a ir.
 

No contesto el mensaje.
 

Pero cuando estoy a unos metros, veo a Adam de espalda besandose con una chica.
 

¿Era por esto que no quería que viniera?
 

No pensé que Adam fuera de los que se besan con cualquiera pero parece que me equivoqué.
 

Siento una lágrima en mi mejilla pero enseguida me la limpio y salgo de ahí.
 

Y ahora me quedo claro que Adam no siente lo mismo por mi.
 

Luego de ver eso me fui distanciando de Adam, no podía verlo por qué si lo hacía iba a terminar llorando.
 

Y no merece que llore por él, nadie nunca más va a volver hacer que llore por él, es una promesa.
 


 

***
 

 

 

— Eso no tiene sentido. —Hablo Adam una vez que termine de contar lo que pasó hace tres años para que yo me aleje de él.
 

— Para mi tampoco lo tenía al principio, pero las cosas sin así. Ahora te pido que te vayas.
 

Señalo la puerta.
 

— ¿No me vas a escuchar?
 

— No quiero escuchar cómo fue que le comias la boca a esa chica.
 

— Yo te escuche ahora necesito que vos me escuches a mi.
 

Suspiró resignada.
 

— Está bien, te escucho.
 

Y empezó a contar que fue lo que pasó esa misma tarde hace tres años para él, lo que me sorprendió fue que era diferente a lo mío.
 

Aún no puedo creer que por ellos, yo y Adam jamás tuvimos nada.




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