Gatica

Capitulo 6: "El nuevo oficial: Removiendo el pasado"

Ya habían pasado 3 años desde que Liza huyo de su casa, tres años que no sabía nada de su padre ni de lo que había pasado con el caso del asesinato, tres años escondiendo su rostro tras un antifaz por temor a ser descubierta, tres años de temor, si de temor de que aún la sigan buscando, temor de que cada vez que iba a algún pueblo cercano con la señora Candela para traer los insumos del bar alguien pueda reconocerla a pesar de estar cubriendo su rostro. Para suerte de Liza, a pesar de todos sus temores, en esos tres años su vida fue muy calmada, a tal punto que ella en un momento llegó a creer que el caso se había archivado pues nunca más volvieron a preguntar por ningún delincuente fugitivo en el pueblo en el que estaba.

Durante esos tres años, Liza, se había convertido por así decirlo en la mano derecha de la señora Candela, ella la apreciaba mucho, pues le recordaba a la hija que perdió hace muchos años debido a una enfermedad. Liza por su parte, también apreciaba mucho a la señora Candela, pues está a pesar de lo que muchos podían creer por su porte y tono de voz, que inspiraba algo de temor, no era mala persona, sino todo lo contrario, era una persona alegre y amable, además siempre la aconsejaba y defendía en el bar de algún ebrio que a veces quería propasarse con ella. Lo que Liza no sabía era que mientras ella vivía una vida aparentemente tranquila, en el pueblo en donde nació había habido muchos cambios en esos tres años, cambios que removerían aquel pasado que ella creía ya olvidado.

En una comandancia policial del pueblo llamado “El Escollo”, llegaba un apuesto joven uniformado, de cabello negro, ojos azules, alto y fortachón, que llevaba en una de sus manos una pequeña maleta.

 

—¡Buenos días¡ este es el pueblo “El Escollo”— pregunto el apuesto joven a un hombre de bigote regordete.

—Sí, ¿usted es el nuevo comandante?, aunque se ve bastante joven para serlo—decía el hombre regordete, en tono curioso.

—Sam Wood, tengo 22 años, soy hijo del comandante Wood que fue asesinado en este pueblo hace tres años, me acabo de graduar de oficial y debido a mi alto promedio en la escuela de oficiales me permitieron elegir el lugar donde yo quería trabajar y yo pues elegí este pueblo, el pueblo donde mi padre fue asesinado, me entere que archivaron su caso pues no dieron con la asesina de mi padre y yo estoy aquí para que se me permita reabrirlo— respondió el joven con firmeza.

—Joven Sam, no sabe cómo se lamentó aquí la muerte de su padre, él era no solo un gran jefe sino además una gran persona, el caso se archivó pues no se puede seguir tras los pasos de una sola persona habiendo tantos problemas de seguridad para solucionar en este pueblo y tan poco personal para cubrirlos, pero si tú quieres remover el caso, están en todo tu derecho, yo como jefe de esta comisaría te brindare todo mi apoyo—decía el hombre de bigote.

—¡Gracias¡ esa es la respuesta que necesitaba escuchar para poder hacer justicia, la muerte de mi padre no puede quedar impugne, no puede— dijo el apuesto joven con firmeza.

 

Mientras ello sucedía en “El Escollo”, en “El Olvido” otra realidad se vivía, en una mesa una mujer morena, alta y robusta estaba sentada junto a su grupo de chicas como ella las llamaba haciendo un brindis por el éxito que su bar-cabaret había tenido en esos tres años.

 

—Sin duda la idea de en el bar hacer musicales fue muy buena— decía una joven de cabello rojizo ondulado.

—Si ello ha atraído mucha más clientela además el uso de antifaces nos da cierto glamur— agregó emocionada Estrella.

—Sí, salud por ello— respondió Celeste levantando su copa.

—Salud— dijeron todas las personas presentes en la mesa.

—Gatica, ¿ya estas ensayando para el musical del fin de semana?, mira que tu voz cuando cantas cautiva a todos los presentes, pero ello no quiere decir que se te vaya a olvidar la letra de la canción como la otra vez— pronunció Estrella, mientras en su rostro se plasmaba una sonrisa.

—Sí, ya tengo ensayado el número no se me olvidara esta vez— respondió la joven castaña sonriendo.

—Gatica, el fin de semana tendremos la visita de muchas personas en el bar, el pueblo está de aniversario y como ya sabes para estas fechas nuestra clientela aumenta pues no solo tenemos clientes de nuestro pueblo sino también de otros pueblos además como dice Estrella tu voz cautiva mucho cuando cantas y ello pues nos ha atraído mayor cantidad de clientes, pero ello no quiere decir que cometas errores hija— decía Candela con calma.

—Lo se señora Candela, no volverá a pasar, le agradezco que este año haya decidido confiar en mí y me haya dado la oportunidad de cantar sabe que me gusta mucho hacer ello, siento que libero de mis tensiones al hacerlo, pero esa vez me puse algo nerviosa—respondió Liza sonriendo.

—Como no vas a estar nerviosa, si antes de subir al escenario el hijo del alcalde del pueblo se te declaro— dijo riendo Celeste.

—¡Celeste¡ respondió Liza con reproche.

—¿Qué tiene?, aquí todas sabemos del interés del hijo del alcalde en ti, la verdad Gatica si yo estuviera en tu lugar hace rato le hubiera dado el sí— decía Celeste sonriendo.

 —El solo es mi amigo, yo no siento nada por él, solo cariño y respeto— respondió Liza con calma.




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