Saturno —Pablo Alborán.
El cuerpo de Isa era reflejado por el espejo, tras ella estaba Gea. La humana que había sido causante de muchos problemas en el pasado.
—Joder —Murmuró viéndose. Aquella adolescente iba en su vida diez. Sabía que su hermana se podía sorprender por el hecho de haberse desecho de sus sentimientos tan rápido.
Su madre en aquella vida había muerto, pero había pasado por eso tantas veces que ya no tenía lágrimas para enfrentarlo.
La primera vez que reencarnó en el mundo humano se volvió loca por una semana, hasta que una bruja llegó ella, diciéndole que no la volvería a ver y que ella estaba ahí porque era la primera vez y así fue.
La segunda vez había desparecido de la faz de la tierra. Pero todas esas veces conoció su nombre.
La tercera vez llegó hasta su cometido, pero fué tarde, ya que Klaus había llegado y había tomado a la bruja.
La cuarta vez llegó a tiempo y aceptó que seguiría reencarnando.
La quinta vez se había cansado. Sus recuerdos llegaban a ella al ver un ser que era cercano a su cometido.
La sexta vez, la séptima, la octava, la novena habían sido tomadas de la misma forma.
Y la décima la cual era la actual estaba más que entusiasmada. Fué pareja de un ser sobrenatural y tenía muchas ganas de vivir por mucho tiempo.
Y eso implicaba destruir a Klaus lo cual pasó una vez... Una vez entre nueve y esta vez debía volverlo hacer, solo para poder darse la oportunidad de amar a alguien.
—¿Tienes algo que decirme? —Gea habló y Isa la vió a través del espejo.
—Tengo muchas cosas que decirte —Le dió el frente.
—Puedes empezar.
—Esa actitud que tienes, de ser buena, pero con gran carácter... Me gusta, ¿Sabes? Siempre fuiste tan silenciosa, tan reservada—Ambas se miraron atentamente.
—No conozco a esa Gea. Me disculpo. —Su voz había salido con sinceridad, pero también con cansancio.
—Maritza, Ana, Cristina, Amelia, Ámbar...—Isa la repasó con un sonrisa en sus labios.—Sia, María, Aida, Luisa y Gea.
Los ojos de Gea la fulminaron. Ese mecanismo de defensa que había levantando le estaba haciendo una mala jugada, quería negar todo el tiempo lo que le decía, pero... Tenía un poco de lógica, el haber sido abandonada a las afueras de la manada.
—¿Puedo confiar en tus palabras? —Aquél depósito de confianza no estaba de más, podía escuchar.
—El que quieras hacer eso depende de ti, Gea. Yo solo estoy aquí para evitar que todo se repita. —Aquellas palabras habían salido con evidente preocupación.
—¿Repetir? ¿Que se supone que se debe repetir? —La pregunta del millón había salido de sus labios.
—El amar a las personas incorrectas puede llevarte a la ruina, Gea. Tú y Analí han sido protagonistas de esa frase, ella por amar a un hombre maldito y tú por amar al hombre de la especie equivocada.
—¿Me estás diciendo que porque amo a Eros soy una mujer que caerá en ruina? —La ironía era el color de aquellas palabras.
—Tú sabes bien a quien me refiero. —Los ojos de Gea fueron hasta ella con rapidez.
—No sé que quiere decir con esas palabras, pero estás equivocada.
—Yo nunca he querido competir contra ti, Gea, pero creeme cuando te digo que daré cualquier cosa para estar con Xel.
—Yo no estoy enamorada de Xel, métete eso en la cabeza. Somos amigos, nos amamos sí, pero no de esa manera. Yo soy la mate de Eros y también soy su deseo, ¿Y sabes qué? Él también es mi deseo. El único.
—Ese deseo que tienes no es lo único que anhelas y por eso toda la mierda que estás soltando te caerá en la cara.
Una carcajada salió de los labios de Gea.
—Él es el hombre que amo y él es el hombre que se robó todo de mi. Deduce tú si hablo de dos personas o de solo una.
—No me importan por quién sientas, solo quiero que mates a Klaus.
—¿Disculpa? —La mirada de Gea fue hasta ella. ¿Acaso estaba loca?
—Haz tus preguntas.
—¿Estás muy apresurada, no? —Una ápice de burla había en su tono.
—¿Quieres vivir, no? —Isa la fulminó—Empieza con tus preguntas o comenzaré decir cosas al azar que no te gustarán.
—¿Quien eres?
—Entre todas las preguntas que podías hacer elegiste la más estúpida —La luna del alfa la miró mal —Soy Isa. Mensajera del pasado, presente y si no lo jodemos del futuro.
—Se más franca.
—He reencarnado diez veces tratando de evitar que una de las peores destrucciones del mundo despierte, en este tiempo nací en la familia de Analí, para mí suerte. —Isa suspiró caminando lentamente hasta la ventana —Es algo estúpido, pero... Yo nací para evitar esto. Tú, Analí y yo somos responsables de que no pase.
—¿Y si pasa? ¿Que sucedería?
—Nuestras vidas, la tuya, la de ellos, la de Analí, volverían a cero.
Los ojos de Gea se abrieron en sorpresa, ¡Dios! ¿Acaso eso era posible?
—¿Que es lo que quiere con exactitud Klaus?—Preguntó Gea curiosa.
—A Vanessa —La curiosidad se hizo adueñó de ella —Vanessa era la mujer que amaba Klaus. Él era un buen hombre, pero...
Las puertas se abrieron abruptamente haciendo ver al alfa, su beta y a los amigos de Gea junto a la hermana de Isa.
—Menos mal que llegaron. Esta es la parte buena de la historia, dónde sabemos el porqué de nosotros existir. —Soltó Isa. Varias personas sonrieron y otras no.
—Continua. —Gea articuló. Se sentía ansiosa.
Isa hizo un recuento de todo lo que había dicho y había continuado rápidamente dónde la habían interrumpido.
—Vanessa era la mujer que había engatuzado a Klaus, él era un rey. En su reino habían toda clase de seres sobrenaturales a excepción de vampiros y hombres lobo —La mirada de Gea viajó a Xel y sus miradas chocaron, había miedo en sus miradas. Luego de ello vió a Eros el cual ya la miraba. Se regalaron una sonrisa cálida —Esas especies para Klaus eran o mas bien son unos depredadores que no saben mantener la paz.