Gemelos

Ella

No me sentía capaz de expresar mi emoción con palabras. Por fin, después de esperar tanto tiempo iba a conocerla, iba a tenerla frente a mi. Y apenas cinco días después seria mi esposa.
Mi familia y mis amigos consideraban que era algo apresurado, pero yo no. Había estado enamorado de Soo Min desde hacia años. No era un capricho pasajero como todos creían.
Miré de nueva cuenta por la ventanilla del auto, impaciente. ¿Cuanto faltaba para llegar? Ya llevábamos dos horas en el camino. ¿No tendría que verse ya la casona? Esa que había pertenecido por generaciones a la familia de Soo Min.
El chofer tarareaba una canción, lo cual no hacia sino ponerme mas nervioso. Iba en aquel auto únicamente con el chofer; mamá y papá venían en el de atrás.
Saqué mi pequeño espejo de bolsillo y consideré mi buen aspecto, preguntándome entonces si Soo Min me recordaría. Había pasado el tiempo, por supuesto, pero desde esa primera (y única) vez no había sido capaz de olvidarla. No había sido capaz de sacarla ni de mi cabeza ni de mi corazón.
—Mire, joven Myung Soo, ya se ve la casa.
Observé por la ventanilla, conteniendo la respiración. Era realmente un lugar impresionante. No había duda de la opulencia en que la familia Lee vivía. ¿Podria estar la pequeña fortuna que la abuela me había dejado a la altura? Esperaba que si; y si no ya me encargaría yo de hacerla crecer. No quería que a Soo Min le faltara nada.
Apenas nos acercamos un poco mas el chofer fue reduciendo la velocidad. Pude ver a algunas personas de pie en el jardín, esperando nuestra llegada. Sonreí. Ese cálido gesto me gustaba.
En cuanto el chofer se hubo estacionado abrí la portezuela y bajé del auto. Ahí estaban los señores Lee, a quienes ya conocía, por supuesto.
—Myung Soo, que alegría verte.
Saludó ella, con una amplia sonrisa. Soo Min era su vivo retrato.
—Buen día, señora Lee. La alegría es mia.
Respondí, haciendo una ligera reverencia antes de volverme hacia su esposo.
—¿Como estuvo el viaje?
Quiso saber él.
—Fue gratificante. Posee tierras muy bonitas.
—Gracias.
Pero no parecía demasiado interesado en hablar de su propiedad. Supuse que sería algo incómodo.
—Mis padres vienen en el auto de atrás.
Dije entonces y pasé vista por la gente reunida ahí. Al parecer se trataba del personal doméstico.
—¿Donde está Soo Min?
Los padres de mi prometida se miraron y fue ella quién respondió:
—Está adentro con Sung Kyu.
—Sung Kyu es nuestro hijo mayor.
Apuntó el señor Lee de inmediato. Aunque esa explicación no era del todo necesaria. Había investigado a la familia de Soo Min y estaba al tanto de la existencia de Sung Kyu, así como lo estaba del hermano gemelo, Sung Jong.
—Me gustaría mucho poder saludarla —dije con voz amable —y a sus hermanos también, por supuesto.
Volvieron a mirarse. Detecte una chispa de incertidumbre en sus rostros, pero ambos asintieron.
—Te llevaré.
Informó la señora Lee, dirigiéndose hacia la casa. Me di prisa en seguirla, dejando al señor Lee en espera de mis padres y al chofer para que se hiciera cargo del equipaje.
El interior era aun mas bonito que el exterior. La decoración de un gusto exquisito. Eran una gran familia. Me hacía feliz pensar que pronto formaría parte de ella.
La señora Lee me condujó hacia las escaleras, pero no subimos por ellas, sino que dimos la vuelta hasta llegar a un pequeño pasillo. Había una sola puerta ahí y junto a ellas se encontraba un joven de cabello castaño y pequeños ojos, tenía un parecido mas que razonable con un hámster.
—Sung Kyu, cariño. ¿Está lista tu hermana?
Así que él era Sung Kyu. Se veía como un tipo normal, pero no debía confiarme. Lo mejor sería llevarme bien con él desde el principio si íbamos a ser cuñados.
—No. Dice que esta muy... muy nerviosa.
—Oh, típico de Soo Min.
Rió su madre, lanzándome una breve mirada antes de golpear levemente la puerta frente a nosotros.
—Cariño, sal ahora. Myung Soo ha llegado.
Escuché un pequeño golpe en el interior, como si algo se hubiese caído. Adelante un paso, temiendo por mi prometida, pero Sung Kyu me detuvo.
—Ella es siempre asi de torpe, pero esta bien —entonces me miró de arriba a abajo—. Así que tú eres Myung Soo. Eres guapo.
—Gracias. Sung Kyu, ¿cierto?
—Si.
La señora Lee volvió a golpear la puerta, pero esta continuaba sin abrirse. Soo Min estaba nerviosa; y eso sólo me hacia estar mas nervioso aun.
—Y, ¿estas seguro de tu idea de casarte con mi hermana?
Me preguntó Sung Kyu.
—Por completo—. No me sorprendía que lo cuestionara. Como el mayor ese era casi su deber, ¿no?—. Me casaré con ella en cinco días como lo acordamos.
—Que bueno que seas de ideas tan firmes.
Y me dio la espalda. Eso se veía mal. Recién nos conocíamos y no parecía ser de su agrado. Entonces recordé al otro hermano.
—¿Donde esta Sung Jong? Me gustaría saludarlo también.
E intentar echármelo al bolsillo, pensé. Aun sin el apoyo del mayor si contaba con la aprobación del gemelo todo seria mas fácil.
Pero mi pregunta generó reacciones extrañas. La señora Lee soltó una risita tonta y Sung Kyu dejó escapar un bufido.
—Él no esta aquí por ahora —dijo su madre —pero llegará a tiempo para la boda.
Y entonces la puerta se abrió, mostrando a mi futura esposa. Usaba un sencillo vestido color azul cielo, su cabello cayendo con suavidad por sus hombros. Sus grandes ojos moviéndose nerviosamente y sus labios rosados húmedos. Por todos los cielos, era mucho mas hermosa de lo que habría imaginado.
Di un paso al frente y Soo Min me miró. Nuestros ojos se cruzaron, pero ella se apresuró a apartar la vista. Ese gesto me provocó un vuelco en el corazón.
—Hija —habló la señora Lee —él es Kim Myung Soo, tu prometido.
Soo Min asintió, pero mantenía la cabeza gacha, completamente avergonzada. Antes de que mi propia vergüenza tomara el control sujeté su mano entre las mias y la bese con calma, controlando uno a uno los latidos de mi corazón.
—Es un placer conocerte al fin, Lee Soo Min.
Murmuré. La mano de mi prometida estaba húmeda a causa del sudor. Ese gesto me pareció muy lindo.
—Soo Min —habló esta vez el hermano —dile algo a tu prometido.
Noté como la señora Lee le lanzaba una mirada, pero no supe que significaba; claro que tampoco me importaba. No cuando Soo Min había levantado esos hermosos ojos y me miraba fijamente.
—El placer es mío —dijo en voz baja —será un honor ser tu esposa.
Y eso fue suficiente para mi. No había vuelta de hoja, amaba a esa chica que tenia frente a mi con cada parte de mi ser. Y me encargaría de que ella me amara igual.



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En el texto hay: homosexual, infinite, myungjong

Editado: 01.11.2021

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