No tendría ni siquiera que sorprenderme por las verdaderas razones de Soo Min para casarse conmigo. Sinceramente, ¿que esperaba? No me conocía en la actualidad y por su comportamiento inicial sabia que tampoco me recordaba. Entonces, ¿por qué me sentía un poco mal al saber la verdad? Porque yo si la amaba y me había convencido de que no importaba nada mas que eso, que mi amor sería suficiente para ambos. Pero... no podía sacarme de la cabeza lo que Chin Mae había dicho sobre ello: que Soo Min era una esposa comprada.
Negué con la cabeza mientras abría la puerta principal y entraba a la casona de los Lee. Frunci el ceño al recordar lo otro. Esa casa no era suya. Nada de lo presente les pertenecía. Estaban en quiebra. Y era por eso que me habían vendido a Soo Min...
Me mordi el labio inferior conteniendo un grito, aún si el roce de labios de Soo Min aun seguía muy presente en mi. Eso significaba que ella me quería, ¿verdad? Que ya no era un frio trato de compra/venta.
No, nunca había sido eso para mi. Jamás vi Soo Min como un objeto al que compraba con mi dinero, si bien no pude dejar de lado la forma en que me había presentado ante el señor Lee, la forma en que le había pedido la mano de su hija, sin que ninguno de ellos me conociera: con mi dinero por delante.
Mierda. Todo eso yo lo había provocado.
Vi a Woo Hyun acercarse a mi mientras entraba al comedor.
—¿Y Soo Min?
—Se quedó hablando con su madre —respondi y lo tomé del brazo para apartarlo del resto—. Escucha, necesito un favor. Manten a Chin Mae lejos de Soo Min.
—Así que la bruja ya habló, ¿eh?
Asenti, pero no entré en detalles sobre lo que había dicho. Woo Hyun no tenia porque saber lo que ocurría con los Lee realmente.
Charlé un poco con mis compañeros, si bien no dejaba de pensar en lo ocurrido. Sabía que en otro momento ese dulce beso me habría hecho muy feliz, pero todo eso se había esfumado. Sabía también que sus palabras deberían hacerme sentir el hombre mas afortunado del mundo, pero tampoco podía. ¿Como si ahora sabia la verdad detrás de ese matrimonio? Un matrimonio forzado para ella, una esposa comprada.
No. No era así. Me lo repetía mentalmente mientras fingía prestar atención a la conversación de los demás.
Pero sabia que era cierto, Soo Min estaba siendo casada conmigo por mi dinero. Aun si las cosas habían cambiado eso no cambiaba el hecho de que su padre la había vendido. Y comprendía la actitud de Sung Kyu. Si estaba frente al tipo que estaba comprando a su hermana, era obvio que iba a odiarlo. ¿Y Sung Jong, el gemelo? No me extrañaría nada que él también me odiara.
Supe que no debía seguir con ello, que por mucho que Soo Min dijera querer casarse conmigo... eso bien podía ser una mentira. Esa idea surgió de pronto y me estremeció por completo. Soo Min vivía aterrada por su padre, si este le había ordenado que se casara conmigo, ella lo haría sin importar que. Pero, me había dicho que estaba en la quiebra. Si, sólo después de que Chin Mae lo revelara.
Me di cuenta de la enorme desconfianza que empezaba a crecer en mi interior. La amaba, pero no estaba seguro de sus verdaderas intenciones.
Tal vez lo mejor seria dejarlo. Decirle que al final no podía casarme con ella, porque no la conocía lo suficiente. Pero no quería hacerlo. ¿No había pensando que mi amor era suficiente para los dos? ¿Que debía hacer entonces? ¿Fingir que nada había pasado? ¿Creer ciegamente en ella sin esperar otra intención de su parte?
—Myung Soo —la voz de Chin Mae me sacó de mis pensamientos —¿puedo hablar contigo un momento?
Debería decirle que no, pero a pesar de lo ocurrido no me vi siendo grosero con ella.
—Claro.
Pasamos a la sala, recibiendo ambos una mirada curiosa de Dong Woo. Negué con la cabeza, indicandole de esta forma que todo estaba bien. Vi a la madre de Soo Min entrar entonces en la casa, pero venía sola. Frunci el ceño, sin embargo tampoco tenía grandes ganas de ir a buscarla. Mi cabeza y mi corazón hechos un caos.
Cerré la puerta detrás de mi, soltando un suspiro. Si tuviese un tiempo para pensar a solas y en paz...
—Supongo que estas molesto por lo de hace rato.
Empezó ella. Asenti.
—Pero tenia que decírselo a esa.
—No empieces.
Murmuré, aun si no me sentía del todo capaz de defender a mi "prometida".
—Myung Soo, no eres ningún tonto. Sé que también te preguntas porque ella se casa contigo si ni siquiera te conoce. Y yo me puse a investigarla.
Era curioso que lo dijera, porque yo también lo había hecho. Si bien, mi propia investigación se había basado sólo en ella, en su vida personal y en cualquier novio que hubiese tenido. No había ninguno, pero estaba visto que por ocuparme de ello me había olvidado de lo esencial.
—Eso no...
—Escuchame, por favor. Después decidiras si me crees o no.
No perdía nada con escucharla, así que al final asentí y me senté, pensando en Soo Min, en lo valiente que me había escuchado al decirle que no me importaba su dinero, que yo la quería. Si era así, ¿por qué ahora dudaba entre casarme o no? ¿Que me besara no había sido suficiente para mi? No, porque cualquiera podía dar un beso. No Soo Min, pensé con desesperación, mi corazón queriendo confiar en ella ciegamente, aun si mi cerebro me susurraba que algo no iba bien ahí, que Soo Min ocultaba algo más.
—Habla.
Ordené con mas brusquedad de la que habría querido.
—Investigue sobre sus cuentas bancarias. No tienen nada. Sus propiedades han sido embargadas, así como su empresa. Pero eso ya lo sabes, así que debo hablarte de ellos, los hijos. No son lo que todos creen —levanté una ceja —tu prometida, Soo Min, por lo que escuché es casi una salvaje. No tiene nada de dama y el gemelo, Sung Jong, es afeminado. Se podría decir que el chico parece la chica y viceversa —me arrepentí entonces de estarla escuchando —y Sung Kyu sale en las noches a buscar tipos para foll...
—¡Basta!—. Me levanté—. Debí haber sabido que me dirías puras estupideces.
—Todo eso es cierto.
Replicó, con aire ofendido.
—No te creo.
No podía ser verdad. Soo Min, ¿una salvaje? Aun no conocía a Sung Jong, pero lo de Sung Kyu era demasiado y de pésimo gusto. Insinuar que era gay...
—Myung Soo, una parte de ti sabe que es cierto, pero no quieres aceptarlo. ¿Tan enamorado estás de ella?
—Lo estoy.
Y comprobé que efectivamente lo estaba. La amaba con todo mi ser, comprada o no, la amaba. Y me sentí un idiota por considerar siquiera la posibilidad de romper el compromiso. No, tal vez era un poco egoísta, pero yo quería a Soo Min para mi.
—Escuchame, Chin Mae, en consideración al tiempo que llevamos de conocernos no voy a pedirte que te vayas, pero si que te abstengas de seguir con ese tipo de comentarios. Los Lee son una familia respetable, aún si ahora están pasando por una mala racha.
—Mala racha que se solucionara con tu dinero.
—Ese es mi problema.
Y me marché, no queriendo escuchar mas a esa mujer. Woo Hyun me esperaba en el pequeño pasillo que separaba la sala del resto de la casa.
—¿Todo bien?
—Si.
Murmuré y me dirigí al comedor. Todos se habían sentado ya, incluyendo a Soo Min, quién lo había hecho junto a Sung Kyu. La vi levantar la mirada, buscándome y sentí como mi estómago se revolvía. ¿Aun dudaba sobre lo nuestro? Tal vez había comenzado de mala forma, pero había cambiado. Lo sabia y por la forma en que enrojeció al verme supe que ella también lo sabia.
Había un sitio disponible junto a Sung Kyu, pero antes de decidirme a sentar Woo Hyun ya lo había ocupado, dedicándome una sonrisa pícara. Le hice mala cara y tuve que sentarme junto a Dong Woo, enfrente de Soo Min.
Noté entonces sus ojos hinchados y levemente enrojecidos. Había llorado y me sentí terrible al pensar que pudiese ser por causa mía.
—Soo Min —la llamé por encima de la mesa —sonríe.
Ella asintió, haciéndolo en el acto y haciéndome hacer lo mismo. Si, me casaría con ella y si yo la estaba comprando por lo menos debia estar agradecido de que fuese yo quien lo hacia y no cualquier otro, porque sin importar que no iba a dejarla. Soo Min era mía y después de aquel Sábado lo seria hasta que la muerte nos separase.