—¿Que planes tienes para ella? —Pregunta Altair cuando la noche ha caído sobre nosotros.
—Planeo deshacerme lo mas pronto posible de ella —Suelto con enfado, pues este maldito viaje no ha sido como verdaderamente yo planeaba, no con ella en el —Necesito encontrar a todos los génesis para poder acabar con todo esto de una vez por todas —Observo con curiosidad el enorme bosque que nos rodea, sintiendo la energía de todas aquellas especies que por alguna extraña razón no se atreven a acercarse, ni un poco al lugar.
—Si es tan poderosa como parece ser, no creo que debamos deshacernos de ella como tu dices —Me dice Altair, quien no despega la mirada de la chica que duerme frente a nosotros —Tal vez podría ayudarnos mas de lo que nadie ha hecho en años, tal vez en sus recuerdos tenga algo que nos pueda ayuda, ¿no lo crees? —Pregunta con ilusión entre su mirada.
—No lo creo —Niego de inmediato, pues por el poco tiempo que llevaba conociéndola tenia la certeza de que nos traería mucho mas problemas que soluciones —Lo único que se con certeza es que tenemos que averiguar si es un peligro para nuestra especie, nadie ha sido capaz de dañar a ningún génesis, no existe alguien mas poderoso que nosotros seis pero ella parece ser capaz de matar no solo a nosotros sino a toda la humanidad del planeta, así que lo mejor que podemos hacer es ayudarla hasta saber que o quien diablos es —Informo a Altair, quien no parece estar de acuerdo ante mi suposiciones pero que aun así asiente ante mi idea.
—Me voy a dormir —Me informa antes de encaminarse hasta la barra del lugar donde parece ser el perfecto lugar de Altair para dormir, cosa que no tarda en hacer, dejándome completamente solo en el lugar.
Me acomodo un poco sobre la superficie plana de la ventana donde me encuentro antes de seguir observando el obscuro y interminable bosque frente a nosotros antes de que cierre los ojos perdiéndome entre la obscuridad de mi mente.
—¡Ayúdame! —Escucho de nuevo aquella voz pero sin poder ver a la dueña de aquella voz —¡Ayúdame! —Vuelve a repetir como si nadie pudiera escuchar.
—¿Quien eres? —Pregunto con desesperación, la misma que parece ser parte de ella —¿Donde estas? —Busco entre la obscuridad pero es difícil de ver lo que me rodea.
—Peter —Escucho susurra mi segundo nombre, aquel que he tratado de olvidar desde hace mucho tiempo —Recuerda, recuerda, recuerda —Repite una y otra vez antes de que la obscuridad se concierta en un muy alegre y iluminado jardín, frente a una hermosa casa.
—¿Donde estas? —Pregunto desesperado acercándome un poco mas a la casa en busca de la persona, encontrándome con Meissa y Altair a tal poca distancia de mi con la mirada llena de confusión —¿Donde estamos? —Pregunto en dirección a ella, quien parece contestar pero lo único que logro escuchar son muchas risas provenientes del patio de la casa, donde un grupo de niños juegan animadamente.
—Leo, leo, leo —Grita una niña de ojos grises en dirección a un niño rubio, quien no tarda mucho en corren en dirección a ella, quien se encuentra en el suelo.
—¿Estas bien? —Pregunta el niño rubio inspeccionando a la niña, quien deja de llorar con la simple presencia del niño.
—Me he raspado —Suelta la niña con dificultad, después de haber dejado de llorar.
—Te pondrás bien —Le sonríe el niño con cariño —Siempre lo estarás —Cierra una promesa antes de besas su frente.
—El tiene razón —Aparece una mujer de cabello castaño con ojos grises, demasiado joven y hermosa para tener tantos hijos —Meissa siempre recuerda lo especial y poderosa que eres —La señora dice y ahora se que aquella niña es nada mas y nada menos que la causante de esta maldita locura.
—¿Enserio mami? —Pregunta la niña mientras se limpia todo rastro de lagrimas de la cara —¿Soy tan fuerte como dices?
—Lo eres, nunca dudes de ello —Asiente antes de poner una pomada sobre la herida de la niña, quien arruga su mirada pero no llora —Eres la clave para todo, recuerdalo —La ayuda a ponerse de pie al igual que al pequeño niño rubio.
—¿La clave para que? —Pregunta la pequeña.
—Para salvar a todos.
—¿Pero como puedo conseguir eso? —La niña pregunta sin comprender nada.
—Cuidando de todos ellos —Señala a los cinco niños que juegan alegres frente a ellos —Ellos son tu responsabilidad, protegelos de aquellos que quieran herirlos —Le sonríe con cariño logrando que la niña asienta con determinación.
—¿Que hay de mi mami? —Pregunta el pequeño niño rubio en dirección a su mama, quien sonríe al ver la determinación del pequeño.
—Tu seras igual de fuerte que ella —Señala a la pequeña niña, quien sonríe al escuchar eso —Ustedes juntos serán imparables, no dejes que nadie la lastime.
—Nunca —El niño promete con la mano al frente —Siempre cuidare de ella.
—Así es mi pequeño Leonel —Acaricia el cabello rubio del niño, quien ríe con ternura —Recuerda, ustedes están destinados mucho mas allá del cielo y del infierno —Susurra para ellos antes de que los demás niños corran en su dirección, recibiéndola con alegría.
—Se fuerte y valiente mi pequeño Leonel —El hermoso patio ha desaparecido convirtiéndose de nuevo en aquel lugar frió y obscuro, donde aun puedo ver a Altair y a Meissa —Se audas y amoroso como siempre lo has hecho, mi pequeño Altair —Escucho en la obscuridad —Se invencible mi pequeña meissa —Vuelve a susurra con cariño —El momento ha llegado.
—¿Que momento? —Pregunto con desesperación al no entender que diablos significa.
—Pronto lo sabrán —Susurra —¡Corran, llevatela, escóndela, protegela que ellos saben quien es! —Grita con desesperación —¡Ya vienen, ya vienen! —Grita con temor antes de que mi cuerpo reaccione de nuevo, regresandome a la vida real.
Editado: 19.07.2021