#15: Meissa.

—Necesitas recordar aquello que te obligaste a olvidar —Me susurra la misma voz en la misma habitación obscura en la que siempre aparezco —Todos están en peligro —Puedo sentir el miedo que recorre cada parte de su ser a pesar de no poder verla, se que esta mas cerca de nosotros de los esperado.

Me he dado cuenta de ello desde la primera vez que tuvimos una visión compartida, desde ese entonces, soy capaz de sentir su presencia como parte de la mía y con cada una de las visiones mis dones van creciendo aumentando mas el poder que parece consumir mi propia alma en busca de libertad. Ahora soy capaz de sentir no solo la presencia de ella, porque ahora se que es un ella, y la de todos los génesis a mi alrededor, puedo sentir la energía que emanan los arboles, la naturaleza misma, puedo comunicarme no solo con ellas sino con los animales al igual que lo hace Baham, empiezo a recordar fragmentos de mi vida que aun me resultan confusos pero que empiezo a sentir propios. Puedo sentir mi propia energía y saborear el enorme poder que circula con familiaridad por mis venas.

—No me importa nadie mas —Informo con resentimiento, uno que no solo va dirigido al rubio sino a todos aquellos a mi alrededor que temen al poder que hay en mi interior, al que yo misma temo —Terminare el maldito ritual y después de eso desaparece para siempre —Grito para que pueda quedarle claro, no necesito mas de su maldita presencia que lo único que hace es confundirme aun mas de lo que estoy.

—Todo depende de ti —Susurra como si tratara que solo nosotras dos escucháramos —No puedes desapareces, la respuesta la tienes tu.

—¿Que respuesta? —Pregunto con confusión esa que no me ha dejado de atormentar.

—La respuesta que todos desean tener —La manera en la que lo dice me causa escalofrió y una corriente eléctrica invade el lugar, iluminado lo suficiente para ver a la dueña de la voz, lleva una cadenas que le impiden acercarse, tiene sangre en el torso y parte del rostro sucio y maltratado —Pronto entenderás todo.

—¿Tu sabes donde guarde la respuesta no es así? —Pregunto en cuando las luces se han apagado de nuevo —Dime donde esta para poder para todo esto —Le pido con la intención de regresar a la antigua Meissa.

A la normal y insignificante chica que lo único que le preocupaba era pagar las deudas y tener dinero suficiente para comer.

—Lo se —Me susurra —Pero no puedo decirte donde lo has hecho —Puedo sentir el miedo y la desesperación en el tono de su voz.

—¿Porque no puedes hacerlo? —Hay también desesperación en mi voz, desesperación por terminar esto de una vez por todas.

Necesitaba saber donde había escondido aquello que terminaría con esta tortura.

—Porque tu eres aquellos que todos matarían por conseguir —Su respuesta me golpea con fuerza —Tu eres el principio y el final de todo —No se detiene —Tu eres la respuesta que todos desean encontrar, eres el arma perfecta para salvar o eliminar todo lo que existe.

Despierto con la respiración agitada, puedo escucha el golpeteo fuerte que mi corazón tiene sobre mi pecho, las gotas de sudor frió que recorren mi cuello y mi espalda, el miedo aun esta vivo en mi torrente sanguíneo a pesar de estar completamente despierta todo vuelve a mi mente como una ráfaga de viento.

—¿Porque su ojos cambiaron de color? —Una extraña voz me saca de mi confusión, encontrándome con dos pares de ojos negros que me miran con curiosidad, bastante para mi gusto —¿Nosotros podemos hacer lo mismo? —Vuelve a pregunta uno de ellos antes de mirar en dirección al resto de los génesis, quien parecen divertidos ante la curiosidad del chico frente a mi.

Mis ojos se detienen un momento en Leonel, quien me mira unos segundos borrando la sonrisa causada por las personas frente a mi, siendo reemplazada por una llena de superioridad y fastidioso, consiguiendo que desvié mi mirada de el para poder concentrarme de nuevo en los chicos frente a mi.

—¿Ella es por quien nos hemos reunidos? —La chica me inspecciona de arriba a abajo como si tratara de averiguar si verdaderamente valgo la pena —¿Porque es tan especial? —Sus preguntas no se detienen y me da la casualidad de que no se detendrán.

No me atrevo a hablar y aunque lo intentara se que ninguna palabra saldría de mis labios, lo único que hago es tratar de entender la familiaridad con la que mi entorno los recibe a pesar de no conocerlos nada un amor maternal nace en mi con tan solo verlos y unas ganas inmensas de protegerlos como una madre a sus hijos se apoderan de mis entrañas.

—Si, ella es de quienes le hemos hablado —Baham se da cuenta de mi confusión y sale a mi rescate como siempre parece hacerlo —Aun no sabemos porque sus ojos cambian de color y no, ninguno de nosotros puede hacerlo —Responde todas y cada una de sus preguntas antes de acortar nuestra distancia —Y nos hemos reunido para poder averiguar que tan especial es —Extiende su mano en mi dirección para ayudarme a ponerme de pie, cosa que acepto con gusto.

—Gracias —Le susurro a Baham para que solo el pueda escuchar.

—¿Estas bien? —No comprendo como es que se da cuenta cuando no me encuentro bien.

—Lo estoy —Trato de sonreír pero se que me ha salido una mueca muy desagradable.

Se que no me cree absolutamente nada pero a pesar de eso se limita a asentir y sonreírme de la mejor manera sin presionarme para decir absolutamente nada de lo que me atormenta, simplemente lo deja estar y lo agradezco.

—¿Estas triste por lo que la señora te dijo? —Desvió la mirada hacia el joven, quien me mira con curiosidad, la misma en la que yo lo miro.

—¿Señora? —Pregunta Baham sin comprender —¿A que señora te refieres Adhara? —La atencion de el resto se centran de nuevo en nosotros.

—En ninguna —Trato de desviar el tema porque no deseo dar explicaciones a nadie y mucho menos de algo que no solo me concierne a mi sino a todos —No hay ninguna señora ni mucho menos estoy triste —Sonrió con hipocresía para poder librarme de esto.