Get Me Out Of Hell (sácame del infierno)

Nine: La fiesta y el demonio.

Realmente no estaba entendiendo nada.

Dereck me miró con una severa frustración y se dio a sí mismo un facepalm negando lentamente.

—¿Tienes alguna discapacidad en tus neuronas? —dijo.

Golpeé su frente con mi dedo y me alejé de él.

Claro que entendía, lo que no comprendía es por qué sigo aquí escuchando estas estupideces en vez de ir a mi cómodo departamento y llorar hasta que las lágrimas se sequen.

—No es muy emocionante que te digan que la única forma de vivir mínimamente bien es dando la mitad de lo que te queda de vida.

Porque esa era la opción de que ambos pudiéramos estar aquí en la tierra sin que a ninguno le afectara.

Lastimosamente eso sí que me afectaba a mí.

Nah, esa tontería no la quiero.

Sabía que no debí confiar en el estúpido demonio, sólo sigo repitiendo eso y aún así lo sigo a escuchar sus tonterías.

Los ojos de Dereck me miraron con rencor pero yo lo ignoré.

—De todas formas nada te garantiza que con tus años normales vayas a vivirlos realmente todos.

—Me vale una mierda.

Aaaaa, mi lado grosero que sólo sale con él está fluyendo.

—Deja de ser tan irritante —resopló, aún así lo seguí ignorando—. Ya aceptaste el trato y ya tienes tus respuestas, asúmelo.

Joder.

Me levanté de mi lugar y salí de su departamento directo al mío.

Él no me siguió y lo agradecí.

Qué montón de ñoñerías, al fin y al cabo siempre termino tres metros bajo tierra así que ¿qué más da?

Tenía que aprovechar los años que me quedaran.

¿No?


 

*****

 

—¿Por qué me miran así? —pregunté confundida.

—Es raro que tú nos invites a fiestas —suelta Carina.

Los demás ríen y yo finjo estar indignada.

—Siempre que los invito me rechazan.

Triste pero cierto.

Hoy, buena noche para pasarla con mis amigos tranquilamente.

Estamos Emily, Tom, Ashton, Carina y yo.

Esta vez me aseguraré de que no haya nada extraño en las bebidas, ni una jodida secta entre las personas.

Nos encontrábamos sentados en un mueble muy bonito de la casa de la chica que está siendo festejada, delante de nosotros hay una mesa pequeña llena de dulces, bebidas y licor.

Yo era la designada para conducirlos a todos sanos y salvos a sus casas por lo que no bebí ni un poco.

En cambio mis amigos ya estaban más que achispados a excepción de Ashton que parecía intolerante al alcohol.

Reíamos de anécdotas mal contadas, nos burlábamos de algunos borrachos y de nosotros mismos, hacíamos de todo sólo estando sentados aquí.

Unas pocas horas después, la bonita cumpleañera —que era hija de uno de los socios de mi abuela en el pasado—, subió al escenario improvisado.

Todos pusimos nuestra atención sobre ella, se veía muy hermosa esta noche. Creo que iba a cumplir diecinueve o veinte, no estaba segura, pero tenía puesto un vestido rojo pasión ceñido a su curvilíneo cuerpo.

Su rostro tenía un suave maquillaje que la hacía parecer una pequeña diosa en mitad de todos. Ciertamente es una chica preciosa.

Ella sonrió con ternura hacia nosotros y casi medio salón soltó un fuerte suspiro (me incluyo).

Demasiado angelical.

—Muchas gracias por acompañarme esta noche, quería decirles que estoy demasiado feliz de cómo va mi fiesta hasta ahora y esperaba que ustedes se sintieran igual. En estos momentos el salón será despejado para que cada persona tome de la mano a su bello amado o amada y lo saque a presumir unos pasos juntos.

Todos aplaudieron y vitorearon.

La cumpleañera finalizó su agradecimiento con una sonrisa y salió del escenario.

—¡Vamos a bailar, Tom! —Emily jaló con bastante fuerza el brazo de Tom tirándolo con ella hacia la pista, igualmente Carina se encontró con un guapo muchacho que también la invitó, poco después yo sonreí al ver las mejillas sonrojadas de Ashton.

Me levanté de mi lugar y extendí mi brazo derecho hacia él.

—¿Quieres bailar? —sonreí.

Sus pálidas mejillas no fueron las únicas que se cubrieron de un rojo intenso, aún así aceptó mi mano con delicadeza y yo lo llevé conmigo.

Él era muy tierno para su bien.

Nunca había conocido a un chico que se sonrojara tan rápido.

No es que conozca muchos.

Quizá es por eso.

Todos estábamos separados con nuestras parejas y bailábamos lo que pusieran.

En ese momento colocaron una canción que conocía muy bien, era muy hermosa y el sentimiento que me provocaba siempre que la escuchaba era de melancolía.

Me acerqué al cuerpo de Ashton inconscientemente, con mis brazos enredados en su cuello y sus manos sobre mi cintura. Recosté mi cabeza en su pecho y bailamos lentamente.

Su respiración era muy tranquila.

Me relajó de inmediato.

Mientras estaba desconectada del mundo escuchando esa canción sentí que las manos en mi cintura se apretujaron con más fuerza juntándome más con su cuerpo.

No le tomé importancia y seguí con mi rostro escondido en su pecho.

Todo pasó tan rápido que no tuve tiempo de entender nada.

En un segundo estaba bailando con Ashton y al siguiente estaba sobre un fuerte hombro mirando el pasto fuera de la casa donde era la fiesta.

Ni siquiera tuve tiempo de decir una palabra.

Doblé mi cuerpo hacia arriba y vislumbré el perfecto cabello negro del demonio.

Solté un gran suspiro para después hablar.

—Bájame ya mismo.

No lo hizo, sabía que no lo haría.

Mierda.

Él seguía caminando quién sabe a dónde y sin decir una sola palabra.

Sentí sus hombros tensos, parecía furioso.

¿Qué mierda?

Tomándolo desprevenido impulsé mi pie con su cuerpo dando una vuelta completa hacia adelante y cayendo como una arepa sobre el suelo.

¡Hijo de su puta madre!



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En el texto hay: comedia, romance, demonio

Editado: 06.01.2022

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