Ella se encontraba cocinando ya le cogió el truco a la cocina, Juan la beso y le dijo – Te he traído unos bocadillos. Le agradeció y se fue a ver a su ganado, tenía cinco cabezas seis de ellas las vendió a buen precio, hecho aquello tomo una ducha se sentó en la sala a mirar la televisión. Ester lo llamo a comer preparó una sopa de verduras deliciosa, cenaron, limpiaron la cocina, cepillaron sus dientes y a dormir.
Las seis primeras horas de sueño era normal, tenían costumbre de irse a descansar a las nueve, a las tres de la mañana Ester comenzaba a quejarse. Juan pensó – no sus antojos otra vez. Ella lo sacudió diciéndole - ¡Que la fuente se le rompió! Llego el momento. Al escuchar se levantó de un salto, encendió la luz, pero no sabía que hacer corría de lado a lado, no sabía nada.
Ester se molestó con esa aptitud y muy eufórica le dijo – deja de correr tonto llama a alguien que venga, mientras tanto prepara agua caliente.
Si… muy bien… eh… lla… llamaré… a la esposa… de don Jacinto – su voz era temblorosa.
Ahora, muévete – más enojada estaba Ester.
Juan tomo su celular llamo a don Jacinto, pero no contestaba marco cinco veces hasta que por fin contesto le puso al corriente, que venga lo más rápido posible con su esposa y con alguien más para ayudar, don Jacinto dijo – Que llegaría en diez.
Fue a preparar el agua la dejo calentando y fue a ver a Ester, muy descontrolada. Le pido respirar, tranquilizarse, pronto llegaría ayuda. Ella le dijo que se pusiera a su lado, lo hizo, eso la tranquilizó un poco. El sonido del carro se escuchó, Juan salió abrir la puerta eran don Jacinto, su esposa y Alice los guio con Ester, comenzando el recibimiento del bebé el parto duro una hora, finalmente el llanto del bebé se escuchó lo recibió Alice pronunciando – es un niño, fuerte.
Juan al escuchar niño, se emocionó dio gracias a Dios, a sus padres y a Ester por ese regalo. Don Jacinto entró justo a tiempo vio al bebé y los felicito a los dos la señora Cecilia trajo el agua caliente lo bañaron y se lo dieron a Ester, quien al fin pudo sostener en sus brazos a su hijo lo beso en la frente, derramando lágrimas de alegría. Le presento a Juan con la voz suave llena de felicidad – nuestro hijo, mi amor. Se acomodó a su lado la abrazo, le dio un beso diciendo – Gracias. El nacimiento fue a las cuatro y cuarenta de la mañana.
Toda la mañana hasta salir el sol estaban despierto excepto Ester y el niño que se durmieron unos minutos después, Juan les ofreció una taza de café con pan y queso a don Jacinto, su señora y Alice les dio las gracias por su ayuda, minutos después de fueron a dar la noticia. Regreso a la habitación los dos seguían dormidos, fue a realizar algunas tareas. Preparó un desayuno para Ester y se lo llevo, ya estaba despierta de lado mirando a su bebé con mucha ternura.
Juan se acercó – buenos días. Le contesto de la misma forma sólo que añadió, amor. Dejó la comida en un escritorio, se puso al otro lado del niño hubo un pequeño silencio, hasta que Ester dijo – tienes un nombre, es tu primogénito, ponle tú su nombre.
Muy bien, hijo te llamarás Josué Castillo Guerrero – fueron las palabras de Juan. Ester estuvo de acuerdo con el nombre, dejando claro si tenían otro hijo ella le daría el nombre, no objeto sobre el tema era lo justo.
Por una semana Ester no fue a la Universidad, sin embargo la mantenía al tanto de todo, y no tardó en compartir fotos de su bebé con sus amigas. Josué tenía sus mismos ojos de color café. La próxima semana debía regresar, pero con quien dejaba al niño mientras ella iba a la Universidad, Juan decidió ir a cuidarlo en las mañanas hasta que ella llegará después de ello regresaba a San Juan a seguir con su trabajo, aunque había ocasiones no podía ir a cuidarlo, debido a esto Ester lo llevaba a la Universidad.
Se cumplió el semestre, Josué tenía un mes de edad. Ester se preparaba para defender su tesis estudiaba cada día, Juan se ocupaba de los quehaceres domésticos para que ella se ocupará de estudiar. La fecha llegó para la defensa preparó una mesa para los directivos, puso algunos bocadillos, un arregló de flores su exposición su impecable, a pesar de estar nerviosa hablo claro y precisó.
Se graduó con un promedio de nueve puntos cincuenta de diez, sus prácticas realizas eran satisfactorias, se incorporó con unas de las mejores estudiantes. Se despidió de sus amigas, puesto tenía una pequeña fiesta en casa, pero no podía ir debían seguir estudiando para su defensa, no obstante, le pidieron venir a su defensa para apoyarlas.
En el rancho al llegar conocidos estaban allí, la felicitaron ya todos eran graduados festejaron su graduación, bailaron, brindaron la pasaron de ataque. Como lo prometido es deuda Ester asistió cada defensa de sus amigas, sin embargo, no podía ir a sus fiestas por Josué. Siguió avanzando el tiempo, Ester no pudo conseguir trabajo en la ciudad sospechaba de su padre, ella tenía todo para ingresar a trabajar, pero no pudo.
Sus amigas ya lo habían conseguido, ella nada el único trabajo fue como enfermera de una señora mayor en San Juan. No podía creer hasta donde llegó su padre, no lo tomo importancia seguía trabajando al igual se encontraba cerca de su casa e hijo.
Paso un año Juan le propuso matrimonio a Ester ambos se casaron, en la Iglesia del pueblo asistieron las amigas de ella la gente del pueblo igual, don Jacinto entregó a Ester en el altar, el padre Fernando la unión en el sacramento de matrimonio, una sencilla fiesta. Lo único faltante era la noche de bodas, interrumpida por la reunión social.