Otro año más a la cuenta Josué cumplió seis David dentro de poco los cinco. Día miércoles todos juntos subían al rancho y encontraron a un hombre tirado en el suelo pensaron que estaba herido, pero no tenían ni una sola herida, sin embargo, en su cara tenía una cicatriz en el lado derecho de piel clara, pelo negro.
Lo llevaron a su casa para cuidarlo horas más tarde despertó, tenía los ojos rojos y se reía con malicia. Juan a pesar de que lo recogió no se confió de él era muy desconfiado y le mantenía el ojo puesto ya era de noche las ocho para, ser exactos. Ester sirvió la comida, aquel hombre se servía y se reía lleno de maldad.
Se levantó dirigiéndose a la cocina. Juan hizo como si también iba, no vio nada extraño, cuando están saliendo de la cocina, sintió el frío metal atravesarlo. Ester soltó un grito. El hombre saco el cuchillo de la espalda, Juan se volteó, pero aquel hombre fue más rápido y lo apuñaló en el vientre. Le sujeto la mano para retenerlo ya débil le gritó a Ester tomar a los niños y que huyan.
Ester tomo a Josué, pero a David no lo agarró el salió corriendo hacia su padre, el hombre extraño al verlo correr hacia ellos le lanzó una patada, lanzándole por el aire al aterrizar David no se movió quedo completamente inmóvil en el suelo. Ester soltó otro grito de agonía y desesperación – DAVID.
El extraño nuevamente apuñaló a Juan se dirigió a Ester y diciendo – siguen ustedes. Rápidamente lanzó la primera estocada Ester lo retuvo y el extraño le propinó un golpe en el estómago liberándose del bloqueo y está vez la apuñaló en el vientre, ella los arañó el lado derecho de la cicatriz, le había enterrado las uñas tanto, que le lastimó el ojo derecho.
Trato de tomar a Josué, pero aquel hombre la tomo del brazo apuñalándola por detrás. Ester le gritó débilmente a su hijo que corriera, pero como iba a hacerlo estaba tan asustado, traumatizado, todo su cuerpo temblaba no le reaccionaba al presenciar tal inhumanidad de aquel extraño.
Ester le decía – corre Josué. CORRE. Pero él no se movía. Hasta que hizo algo que jamás pensaría hacer, pegar a su hijo. Para que reaccionará lo abofeteo con las últimas fuerzas. Esto hizo a Josué reaccionar sus ojos comenzaba a ponerse vidriosos y las lágrimas brotaron. Ester nuevamente le dijo – CORRE, CORRE.
Josué salió de la casa a la oscura noche, Ester detenía aquel hombre y decía – no lastimaras a mi hijo – con la voz muy débil. Josué corría hacia la colina al túnel que había cavado con David se escondió allí y cubrió la entrada con hierba que estaba en el túnel.
Se escuchaba los gritos de aquel hombre – NIÑO DONDE ESTAS, VEN QUE TE ENVIARÉ AL INFIERNO CON TU FAMILIA. Josué oculto en el túnel recogido de las rodillas asustado, tenía miedo. Se escucha unos pasos acercarse y nuevamente los gritos – VEN AQUÍ NIÑO, APARECE. Todo esto lo decía mientras se reía a carcajadas.
No sé cuánto tiempo estuvo buscando, Josué se quedó dormido llegó el amanecer pequeños destellos de luz atravesaban la hierba a la cueva. Josué despertó aún estaba asustado, no sabía si salir o quedarse ahí, o pensaba que era un sueño todo lo sucedido, pensaba que sólo se enojó con sus padres se quedó un rato más ahí pensando en disminuir el enojo de ellos.
Horas más tarde decidió salir, salió lentamente el día era lleno de neblina, miraba a todos lados. Miro su casa a la distancia con miedo de acercase, se apegó la idea de que se había enojado con sus padres y lo de anoche solo era un mal sueño una pesadilla, caminaba lentamente pero cada paso que daba su cuerpo le temblaba, tanto que en tres ocasiones se cayó. Finalmente llego a la casa la puerta se encontraba abierta, dibujando una pequeña sonrisa en su rostro.
Creyó que estaban adentro, al entrar se llevo una sorpresa encontró los cuerpos de su mamá, de su papá y de su hermano en el suelo con sangre, su cara entristeció se acercó a su mamá y las lágrimas le salía de los ojos, se arrodilló y comenzó a moverla de lado a lado diciendo – mami, mami. Despierta – Pero no hubo respuesta.
Fue con su papá y el tampoco reaccionó, su hermano se encontraba en el mismo estado. Se dirigió a la cocina tomó una jarra llena de agua y le vertió sobre su padre, pensando que despertaría, pero nada, los mismo sucedió con su mamá, y su hermano. Ninguno despertaba no importaba lo que hiciera para conseguirlo, ese día Josué se recostó con ellos no probó bocado, ni agua.
Todo el día y toda la noche permaneció en el suelo junto a ellos. A la mañana siguiente seguía todo igual, Josué intentó despertarlos, pero no tenía éxito. Hasta que recordó unas palabras de su padre. – Si una persona se queda dormida y no hay nada que lo haga despertar, significa que se fueron con Dios.
Estas eran las palabras que su padre le dijo a él y su hermano cuando asistieron al funeral de la señora que cuidaba su mamá.
También recordó lo que hicieron la gente al final con ella cavaron, un hueco y la metieron ahí, pensaba que debía hacer lo mismo. Nada de lo que hiciera los despertaba, sólo faltaba cavar un agujero para ellos, hizo algo que ningún otro niño lo haría arrastró los cuerpos sin vida de su mamá, papá y hermano los llevo al fondo del rancho donde había un árbol los dejo allí.
Regreso a casa busco en la cocina de leña un azadón, lo tomo y se dirigió dónde están ellos. De donde sacó la fuerza, la valentía para cavar una tumba, él no lo sabía. Al pie del árbol comenzó a cavar, pero su fuerza no era tanta para terminar rápido. Dos horas y media había cavado lo suficiente, dos metros de largo, dos de ancho y uno de profundo.