—¿Estás segura de que es por aquí? Hemos pasado delante de este árbol tres veces—Dijo Yuko.
—Tiene que estar por aquí.
—Se nos va hacer de noche—Dijo Melody al ver el cielo, se estaba poniendo un atardecer de colores rosados y naranjas.
—Pero no podemos irnos sin mi pulsera, no me la quito nunca—Dijo Coral tocándose la muñeca en donde la tenía antes.
—Mañana por la mañana seguiremos buscando—Dijo Lyra. —Te lo prometo.
—¡Chicas! ¿Ha habido suerte?—Preguntó Ilonka al llegar donde estaban todas.
—Y eso que solo querías que te cortaran las puntas.
—Si… cambie de opinión, ya era hora de cambiar un poco mi estilo.
—¿Un poco? Si el pelo te llegaba por la cintura, ¡ahora te llega por los hombros!
—Es un poco más, por debajo de los hombros.
—Da lo mismo, ¡te lo has cortado!—Dijo Yuko con las manos en la cara.
—No dramatices, me crece rápido, en menos de un año lo volveré a tener largo.
—Que suerte tienen algunas.
—Bueno, ¿quien tiene hambre?—Preguntó Melody. —Seguiremos buscando mañana.
—Yo no tengo mucha hambre.
—Pues tú eres la que más tienes que comer, no comiste mucho en la montaña sur y se nota Edith, así que tú serás la primera.
—Si queréis yo puedo quedarme un rato más, hace poco que merendé.
—Por favor, si encuentras mi pulsera ¿me la traerás enseguida?
—Tan rápido como pueda.
Ilonka se quedó en el bosque mientras que las demás se iban a merendar. Buscó por los alrededores mientras se iba poniendo su mechón de cabello por detrás de las orejas.
—¿Seguro que se le ha caído por aquí?—Se preguntó a sí misma. Notó algo que la hizo girarse, un espejo oxidado con bordes rojos, algunas partes estaba arañado y roto. —¿Que hace un espejo en medio del bosque?—Se acercó a él y se vio reflejada en él.
En casa de la señora Amunet ya habían terminado de merendar hace rato, y siguieron hablando entre ellas junto con su madre y con Coral.
—Entonces, ¿esa pulsera es lo que te dieron antes de venir a Ópalo?
—¿Quiénes eran tus padres? O quien te crio, mejor dicho—Dijo Yuko.
—En realidad, es difícil de asimilar pero, me criaron en cautiverio.
—¿En cautiverio? ¿Cómo?—Preguntó Lyra.
—Nunca conocí a mis padres, si es que tengo. Solo recuerdo que día tras día estaba en una capsula grande donde pasaba la mayoría de mi tiempo, no conocí a nadie de mi edad, nunca he llegado a tener amigos y los únicos que me visitaban de vez en cuando eran señores y señoras con bata blanca.
—Es como si tú fueras un experimento, seguro que te alejaron de tu familia para hacerte de conejillo de indias—Dijo Edith.
—Prefiero no pensar en el pasado, me siento como si no fuera humana del todo, no sé cómo explicarlo pero, no sé cómo explicarlo…
—¿Sabes algún nombre o algo que nos pueda servir para encontrarlos?—Preguntó Amunet.
—Los únicos nombres que se son James, uno de los que me visitaba, y la que me trajo aquí Jimena.
—Con solo dos nombres no tenemos mucho, pero averiguaremos lo que te pasó.
—Aquí estáis—Bajó Rosabella. —¿Sabes dónde está Ilonka? Quiero saber si me deja un libro suyo.
—Hablando de ella, todavía debe estar buscando la pulsera de Coral en el bosque.
—Pues decidle que ya se está haciendo de noche, ya lo buscareis mañana por la mañana.
Todas se fueron al bosque con las linternas de sus móviles ya que a las 18:39 de la tarde ya se estaba haciendo de noche.
—¿¡Ilonka?!—Gritaban todas a la vez. —¿¡Dónde estás?!—No contestaba.
—¡Ahí está!—La encontró Melody. Se fueron donde estaba Ilonka mirándose al espejo. —¿Por qué no contestabas? ¡Ilonka!
—Ah perdón, no os había oído, ¿no es maravilloso?—Dijo sin dejar de mirar el espejo, se colocaba con diferentes poses para verse de diferentes maneras.
—¿Qué haces?
—Me miro en el espejo, no sé porque, no sé si es por el corte de pelo pero me veo más guapa de lo normal, con el pelo largo me veía bien pero es que ahora, no puedo dejar de mirarme—Dijo alterada y contenta.
—Ilonka, no habrás encontrado mi pulsera por casualidad ¿no?
—En realidad si—Se la quitó del bolsillo. —Toma, estaba junto al espejo—Dijo sin mirarla, extendió el brazo mientras se seguía mirando en él.
—Muchísimas gracias Ilonka, de verdad.
—¿Vosotras no la veis rara?—Preguntó Lyra.
—Supongo que es normal, lleva mucho tiempo con el pelo largo, y se lo ha cortado hoy mismo, y siempre que alguien se corta el pelo se ve más guapa o guapo que antes—Dijo Edith.
—¿Eso te lo has inventado o lo has leído de algún sitio?—Preguntó Rosabella.
—Es mi teoría.
—Pero no podemos dejarla aquí, se está haciendo de noche—Dijo Yuko.
—Vamos afrodita, hay que despedirse del espejo hasta mañana—Dijo Melody cogiéndola del brazo.
—No, no, no, yo me quedo con mi espejo.
—Se está haciendo de noche y no te veras en él, ¿no es mejor esperar a mañana que tendrás toda la luz del sol para verte mejor en él?
—Vamos, Melody tiene razón, además, estarás cansada, acabamos de venir de un viaje, ¿no estás cansada?
—En realidad, si, lo estoy.
—Pues vamos, vámonos a descansar y mañana te podrás ver todo el tiempo que quieras.
—¿Lo prometes?
—Te lo prometo. Y sabes que no miento—Melody se lo prometió de verdad e Ilonka se fue más tranquila.
Todas se fueron a sus casas, Lyra fue a acompañar a Coral a casa de sus padres mientras que ella seguía durmiendo en casa de Amunet, llegó la noche y todas estaban dormidas menos Ilonka, eran las 03:03 de la mañana y no conseguía dormir, abrió la ventana y sintió como si el espejo la llamase.
Llegó la mañana, ya eran las 10:35 de la mañana…
—¿Donde está Ilonka?—Preguntó Edith bajando las escaleras.
—Se ha levantado pronto y ha dicho que estaba en el bosque—Amunet estaba sentada en la silla de la cocina.
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Editado: 14.08.2021