—Shin-ae Yoo ¿Dónde está? —Preguntó llegando a la recepción.
—Está en la habitación 327—Respondió la recepcionista.
Jae asintió y comenzó a caminar en busca de la habitación.
—¡S-señorita, espere! —la llamó una enfermera y la chica paró en seco —Déjeme revisar si usted está bien —dijo acercándose a ella.
—No, estoy bien—dijo retomando su camino.
—Sé lo que sucedió en la fiesta, tú estabas ahí ¿Cierto?
—Estoy bien, gracias —Repitió.
La enfermera tragó en seco.
—N-No te dejaré ver a tu amiga hasta asegurarme de que tú estás bien —habló firme.
—Tsk—Soltó —Está bien.
La enfermera guió a la chica hasta una habitación vacía.
—Pareces estar en un estado de shock todavía... —Susurró la mujer.
Jae se limitó a mirar su muñeca izquierda, su mente aún seguía bloqueada.
—Ten, cámbiate primero, tu ropa sigue mojada—Le entregó ropa del hospital.
—Yo... Uh, me duele —le extendió su muñeca y la enfermera la examinó con delicadeza.
—Está inflamada, es obvio que te has torcido la muñeca —dijo—Traeré el vendaje.
Cuando la enfermera salió, Jae hizo su mayor esfuerzo para cambiarse sin que su muñeca se moviera.
Una vez se cambió, la enfermera entró a la habitación y le vendó la muñeca con todas sus medidas.
—Listo, ya terminé...-
—Gracias —Hizo una reverencia y salió de la habitación.
—¡No! ¡Espera! —exclamó —¡Aún no he terminado!
Jae sólo siguió caminando mientras buscaba la habitación 327.
La enfermera seguía corriendo detrás de ella y como vio que no la iba a alcanzar pidió ayuda a otra de sus compañeras.
—L-La chica—habló agitada—Está a punto de tener un colapso.
Su compañera asintió y buscó a la chica con la mirada, pero ella ya no estaba.
—Tenemos que ir a ver en los registros para ver a qué habitación iba —Habló su compañera y ambas se dirigieron a la recepción.
Jae seguía buscando la habitación, hasta que se encontró con cierto pelirrojo sentado afuera de la habitación.
La chica se acercó y buscó el número.
327.
El pelirrojo se levantó preocupado, pero ella sólo lo ignoró y abrió la puerta de golpe, encontrándose con Shin-ae discutiendo con Kousuke.
Ambos la miraron sorprendidos.
Jae miró a Kousuke, este rápidamente entendió y salió de la habitación.
—J-Jae...
—¿P-Por qué...? —su voz comenzó a temblar—¿Por qué no me dijiste nada?
—Jae, yo...
—¡Responde! —Exclamó con los ojos cristalizados.
—¡Porque necesitabamos el dinero! ¡Porque sabía que si te decía lo ibas a impedir! ¡Porque siempre tienes que estar detrás de mí! ¡Porque me tratas como a una niña que no puede tomar sus propias decisiones! —Gritó —¡¿Por qué siempre tienes que estar protegiéndome como si yo fuera un cristal!?
Por otro lado, los hermanos Hirahara iban caminando por los pasillos.
—325,326... —habló una enfermera —¡327! ¡Aquí es! —Le dijo a su compañera.
Kousuke y Nol al escuchar el número de la habitación reaccionaron rápidamente.
—¿Qué pasa con la habitación 327? —Preguntó Nol.
—Oh—Soltó la enfermera —¿Vieron una chica entrar a esa habitación?
—Sí —Respondió Kousuke —¿Qué pasa con ella?
—La vi muy angustiada cuando le estaba vendado la muñeca, es muy probable que tenga un colapso pronto —Respondió —Además no sé si está completamente bien.
—Yo le avisaré —les dijo el castaño caminando de regreso a la habitación.
—Srta. Kyo, las enfermeras necesitan... —dijo abriendo la puerta.
—¡Porque eres lo único que me queda! —Le respondió gritando mientras lágrimas comenzaban a salir de sus ojos —¡¿Cómo crees que me sentí al tocar tu rostro cuando ni siquiera estabas respirando?! ¡Yo los... —Sintió un fuerte dolor en el pecho que la hizo callarse de golpe —Yo te... Yo... —Cayó al suelo de rodillas.
—¡Jae! ¡¿Qué pasa?! —Preguntó la castaña levantándose de la camilla.
Jae señaló su pecho mientras buscaba sus medicinas.
—Mierda, no otra vez —Susurró Shin-ae —
—¿Qué sucede? —Preguntó Kousuke entrando a la habitación y trató de levantar a Jae, pero ella lo apartó.
Las enfermeras entraron y trataron de llevarsela, pero Jae también las apartó.
—Tus medicinas... —Habló Shin-ae —¡¿Dónde están?! —Preguntó preocupada.
Jae no podía hablar, el dolor que sentía no la dejaba ni respirar.
Shin-ae se levantó y corrió hacia la puerta.
—Srta. Yoo, no puedes salir de aquí —Le dijo Kousuke deteniendola.
—¡Quítate! ¡Si no consigo sus medicinas ella podría morir! —Le gritó enojada.
—¡Yo iré! —Exclamó el castaño.
—S-Sus cosas están en la habitación 255—Habló la enfermera.
Kousuke corrió a través de todo el hospital buscando la habitación 255.
Por otro lado, Shin-ae ayudó a Jae a sentarse en una silla.
Jae puso su brazo derecho en la camilla y luego recostó su frente en este mientras se mordía el labio, aguantando el dolor.
Cuando Kousuke encontró la habitación, buscó con rapidez entre las prendas de la de orbes azules y una vez encontró el frasco de píldoras, salió corriendo de vuelta.
Chocó con muchas personas, se cayó en varios escalones, varias camillas lo golpearon por correr sin mirar a los lados, pero eso no le importaba, lo único que le importaba era entregarle las píldoras a Jae-Kyung.
Cuando llegó a la habitación, le entregó el frasco a la chica.
Jae abrió el frasco rápidamente con las manos y el cuerpo temblándole.
Shin-ae le entregó un vaso con agua y ella tomó las píldoras.
Después de eso hubo un largo silencio.
—¿Ella... Está bien? —Preguntó el pelirrojo y Jae le respondió que sí.
Luego, Shin-ae pidió que las dejaran un momento a solas.
Jae aún seguía con la cabeza recostada en la camilla.
—¿Hace cuánto que no tomas tu medicina? —Preguntó la castaña.