Gp Amore

Capítulo 35

Suspiro perezosamente despertando, mi cuerpo pesa y el calor es agobiante, abro los ojos y busco a Drake en la cama, no lo veo por ningún lado pero la puerta está abierta y me llega el olor a quemado. Me levanto de la cama y me consigo una camiseta desde su closet antes de ir hacia el espacio principal del departamento.

—¿Ya tomando mi ropa? —sonrío fingiendo inocencia mientras que me acerco a abrazarlo.

—¿Te recuerdo que no he bajado a mi auto? —suelta una risita y su estómago vibra bajo mis manos.

—¿Qué hacías que no ibas? 

—Estaba en la cama, con mi novio —digo firme y niega lentamente antes de girar entre mis brazos, lo sigo abrazando por la cintura y él juega con mi cabello—. ¿Suficiente? 

—Parece ser suficiente —admite besando mi frente, adoro que haga eso y por ello cierro los ojos permitiendome sentir.

—¿Tratas de quemar el departamento? —cuestiono notando un peculiar aroma.

—Muy chistosa —dice luego de liberarse de mis brazos apagando la cocina, miro la sartén y voy a reir cuando el habla antes jalando de mi cintura—. No digas nada.

—¿Qué querías cocinar?

—No es de tu incumbencia, Marena —me libero de sus brazos a pesar de que podía dejar que besara mi cuello todo el tiempo que quisiera.

—Vale, iré a buscar mis cosas al auto —digo pretendiendo sonar fastidiada por la manera en que me ha llamado.

Camino a la puerta y me parece muy extraño que me haya dejado hacer lo que dije.

—No vas a salir así —dice llegando frente a mi, me abraza nuevamente y recorro sus brazos dejando una marca con mis uñas falsas.

—¿Por qué? —cuestiono inclinando la cabeza hacia un lado, lo veo por las pestañas fingiendo no saber a que se refiere.

—¿Y si te ven? —cuestiona bajito mientras una de sus manos va a parar a mi trasero.

Me inclino sosteniendo mi peso en su cuerpo y en la punta de mis pies para poder ir a besar sus labios, es increíble que quede pequeña a su lado cuando por lo general soy alta. Muerdo mi labio inferior como cada que me separo de su boca.

—Como quisiera esconderte del mundo.

—A veces eres muy intenso —mascullo entre risas, podrá ser intenso, pero es mio.

—Ya lo sé.

—Me dan ganas de huir —susurro ocultando mi rostro en su cuello.

—¿Qué? —se aleja un poco para verme a los ojos asustado.

—Era broma —susurro riendo y él aprieta uno de mis gluteos.

—Tenemos que ir a buscar tu ropa, me gusta tenerte desnuda, pero muy a mi pesar también tenemos que salir de la habitación —asiento y le tiendo las llaves—. ¿De verdad condujiste desde Monza a Mónaco?

—Desde Biassono, Drake Martin.

—Ni que estuvieran tan lejos —blanqueo los ojos mientras lo veo salir. 

Voy a la cocina y me dispongo a ver qué era lo que trataba de hacer, la verdad es que no tiene sentido todo lo que hay esparcido por la isla. ¿Cómo es que sobrevive? ¿Tendrá servicio o algo similar? Suspiro viendo la hora y me dispongo a limpiar todo el desastre que ha hecho, ya es tarde y si quiero cocinar algo luego será muy tarde en relación a sus horarios de comida.

—¿Qué haces? —cuestiona viendo que ya tengo todo limpio igual que cuando llegué hace unas horas.

—Limpiaba.

—No se si lo recuerdas, pero tengo que comer.

—Carbón no entra en tu plan alimenticio —niega fingiendo estar ofendido pero no le resulta porque no le queda de otra que admitir que es pésimo cocinando—. Vamos a salir.

—Es Mónaco, nos pueden reconocer.

—Hay mas personas de las que se pueden ocupar —señalo tomando su mano y mi maleta para ir a la habitación.

—Espera.

—¿Qué pasa?

—Que si te veo desnuda otra vez no creo que lleguemos a salir de la habitación.

—Existe el autocontrol, deberías probarlo.

—Ya sé controlar un auto —niego divertida por la ridiculez que acaba de salir de su boca.

Busco en la maleta un jeans y encuentro uno negro que me encanta porque es ceñido a mi cuerpo y al ser de tiro alto tiene tres botones que me encantan, encuentro una de mis camisetas de tirantes delgados y que se cruzan en la espalda, es de seda y de un color celeste similar a mis ojos, me encanta.

—¿No tienes tacones de ese color?

—Si tengo y una cartera tambien, pero no traje asique obligada a usar estos botines negros.

—¿Todo de tacón?

—Sí, me hacen ver mejor —explico aunque sé que él encuentra ridículo que use ese tipo de zapatos cuando luego me estoy quejando de que los uso, más cuando ya vio mi closet en todas mis viviendas.

—No te entiendo —suspira terminando de atar sus nike.

—Mejor ¿Se me notan los pezones? —me giro y sus ojos ni siquiera pasan por mi rostro.

—No —dice inclinando un poco su cabeza y haciendo sobresalir su labio inferior.

—Vale —busco mi estuche de maquillaje y me retoco lo ya existente.

—Así como vamos no saldremos nunca de aquí y mañana me van a reñir si es que digo que no cené —acusa acostándose en la cama.

—Apuesto que en quince minutos estoy lista.

—¿Qué apuestas?

—Sexo oral —abre la boca meditando y entrecirra los ojos antes de aceptar.

—Temporizador listo.

Estoy lista en diez minutos para sorpresa de ambos, pero es que ahora mi espíritu competitivo ha salido a la luz. Salimos del departamento aún con las quejas de Drake haciéndose escuchar, es que nada le parece suficiente y me está desquiciando, no entiendo cómo es que vamos a sobrevivir a dos semanas juntos.

—Vamos en mi auto.

—Drake ¿Jodes?

—¿Por qué?

—Podemos ir caminando.

—Pero apuesto una mamada que después vas a venir todo el camino quejándote de que no fuimos en auto y tienes que caminar con esos tacones —señala mis pies y aunque sé que tiene razón y por el simple hecho de que apuesta una mamada, entonces vamos a ir caminando y luego no me quejaré.

—Yo camino, si tu quieres ir en auto, bien por ti.




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