Green Eyes

Capítulo 1

Saco la cabeza de entre mis piernas mientras muerdo con fuerza mi labio inferior evitando emitir algún sonido. Mi alma me dolía, podía sentir como se desgarraba con cada movimiento que hacía, incluso respirar me era difícil. Me sentía excesivamente cansada y acabada, ya no quería seguir. Apoyo mi brazo en la taza y me incorporo lentamente cubriendo mi boca. Ya de pie me limpio los ojos con brusquedad, me cagaba llorar. Maldita débil.

—Eres débil Jane, no llores pedazo de mierda.

Sacudo mi falda y salgo de lugar evitando sonar la puerta. Suspiro aliviada al no ver a nadie, no sé desde cuando se fueron, pero me siento bien. Me dirijo hacia la salida y a cada paso cerca de esta, pretendo que no pasó nada. Miro hacia un costado asegurándome de no ver a nadie sospechoso y decido salir completamente e irme, pero apenas doy un par de pasos cuando choco con alguien y caigo al piso. ¿Qué carajos? Me levanto ignorando la mano del desconocido y sacudo mi falda, de nuevo.

—Disculpa, estaba distraído….

—Si, si, yo igual, l-lo siento.

Levanto la mirada y mi corazón se acelera. Podría describirlo como un abandono de fuerzas porque mi cuerpo ya no respondía y cada vez me costaba más respirar. No me voy a desmayar.

—Tranquila, ve a tus clases.

Abro los ojos al ver que su sonrisa muestra dos hoyuelos perfectos. Desvío la mirada apenada por mi reacción y asiento. Me doy media vuelta y sigo mi camino hasta que lo escucho caminar detrás de mí. Mierda, mierda. Volteo, pero solo veo a las dos chicas que me estaban siguiendo. Retrocedo mientras mis miedos aparecen de golpe. Giro para correr, pero vuelvo a chocar con alguien y antes de caer, me tomo de su ropa ocultándome detrás de él. Lo veo sonreír de lado y me doy cuenta de que es el chico de hace unos segundos.

—¿Todo está bien aquí señoritas?

Las veo sonrojarse y me alegro un poco al saber que no era la única estúpida roja. Ambas empiezan a actuar raro y a usar una voz que, de acuerdo con mis observaciones, aparece cuando les gusta alguien o quieren algo. Aprovecho ese momento y me empiezo a alejar rezando por que no me vean, pero fallo cuando el chico me toma del brazo y me suelto de golpe.

—No me toques.

Susurro entre dientes y empiezo a caminar.

—¿A dónde vas?

Me detengo y lo volteo a ver. Hasta donde yo sé, las personas que se pelean o están en problemas van a coordinación, ¿cómo me pregunta a dónde voy?, es obvio. Lo miro por segundos y desvío la mirada hacia el salón. A decir verdad, prefería estar más en orientación que en algún salón o con alguien.

—Ve a tu salón.

Frunzo el ceño y decido hablar, pero empieza a caminar mientras se lleva a las dos chicas. ¿En serio piensa que iré?, bueno… así será. Empiezo a caminar hacia el salón y de repente me nacen unas ganas enormes de vomitar mientras mis manos empezaban a sudar. Joder, tranquila. A pasos del salón un chico me ve y sonríe antes de cerrar la puerta. Me detengo. Ok, vámonos. Giro y choco con alguien, ¿qué me pasa hoy?

—L-Lo siento.

Susurro sin mirar a la persona y trato de seguir, pero me toma del brazo.

—Te dije que a tu salón.

Me vuelvo a soltar y mis nervios se alteran al escuchar su voz que se había vuelto más profunda y me perturbaba saber que me estaba viendo. Aprieto mis manos aguantando las ganas de llorar. Lo veo sin hacer o decir nada y me desespero, quería salir corriendo de ahí. Entrelazo mis manos y empiezo a rasguñarme sutilmente, o eso creí yo.

—Deja de hacer eso, ¿qué tienes?

Abro más los ojos y me concentro en sus botas. Aprieto los dientes al escuchar risas de mi salón. De seguro se estaban riendo de mí y de mi situación actual, de seguramente he de lucir patética. Quizá este tipo sabe lo que está haciendo, quizá lo planeó con las dos chicas, quizá, quizá es novio de alguna de las de el salón y está disfrutando esto. Mi estómago se contrae.

—¿Jane, ahora qué hiciste?, metete al salón ya.

Asiento sin ver a la maestra y me meto torpemente. Centro mi mirada en mi lugar y camino hacia él.

—¿Si vieron que la Jane le estaba echando los perros al wey de allá afuera?

El salón de inunda de abucheos y gritos que me hacen cerrar los ojos. Detestaba ser el centro de atención, siempre se burlaban de mí y me hacía hacer cosas.

Bajo lentamente mi manga y veo los trazos de la pluma negra. Algunos se matan, otros se cortan y yo solo dibujo. Dibujo mi dolor, dibujo mi ira, mi tristeza y la única tinta que usaba era negra porque así era la oscuridad, así era lo malo, lo triste. Por algún lado tenía que salir mi dolor y que mejor que por trazos. Trazos largos, pequeños, gruesos o delgados. Remarcados hasta que la piel se vuelva roja o solo medio trazado.



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En el texto hay: el primer amor, infinito, puro

Editado: 23.03.2020

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