Capítulo 25

Narra Vic

Observó como poco a poco la lluvia comienza a disminuir y las nubes negras despejan el cielo dando paso al sol, aun quedan rastros de enojo en mi interior por lo que al llegar Elena le doy una mirada silenciosa la cual ella comprende y salgo de ahí en busca de calma. No había perdido el control de mis sentimientos desde la muerte de mis padres, creí haberlo dominado pero ya veo que no; hadas y enojo no es buena combinación porque cuando las hadas  perdemos el control de nuestras emociones así mismo perdemos el control de nuestros poderes y esto puede ser muy peligroso para cualquiera que esté cerca, y especialmente para la causa del descontrol.

La razón de mi enojo no es por la metida de pata de Madison, bueno en parte sí, pero el motivo principal fueron las palabras de ese cazador, la forma despectiva en que habló de mi raza como si ellos son mejores que nosotras;  seres sin compasión ni misericordia que solo piensan en tener poder y dinero y no les importa la forma en que lo consiguen ni a quien le pasan por encima para tener lo que quieren, lo mejor del cuento es que todo aquel especial o diferente lo consideran una amenaza y por consiguiente lo quieren eliminar. Así nos llaman monstruos pero realmente, ¿quiénes son los monstruos de esta historia?.

Admito que me gusta molestar a Madison metiendolos a todos en un saco, pero la verdad es que reconozco que hay muchos humanos que hacen la diferencia y no nos miran como inferiores o fuente de poder, el más claro ejemplo son las guardianas, sus esposos y amigos más íntimos que conocen el secreto. 

No buscaré culpables por esta situación, porque si ese fuera el caso todos tenemos un poco de culpa, ahora en lo que tenemos que enfocarnos es en sacarle información a los cazadores que aún siguen vivos y descubrir dónde se esconden esas ratas para acabarlos de una vez por todas.

Mientras observo mi alrededor noto a lo lejos una cabellera oscura y mojada que cada vez está más cerca de mi, sin pensarlo me alejo lo más posible antes de que me vea;sin embargo, no tengo la misma suerte que en otras ocasiones y el susodicho se gira y me ve.

_ Roja ¿que haces por aquí con este clima tan loco que hay hoy?_ me pregunta Jhon una vez llegó a él.

_ Lo mismo me pregunto yo.

_Solo caminaba por aquí a ver si te encontraba y pues como ando de suerte, te encontré_ el comienza a caminar y me insta a seguirlo, sin más opción le hago caso y lo acompañó en su caminata.

_ y ¿por qué me encontrarías a mitad del bosque?

_Es que todas las veces o bueno las pocas veces que te he visto ha sido en el bosque, claro a excepción de ayer _ dice mientras sonríe _ y, ¿porque está enojada?.

_¿que te hace pensar que estoy enojada?

_Siempre que te veo estás enojada y a la defensiva así que ya se reconocer cuando estás enojada, además haces eso con la nariz cuando algo te molesta.

_Eso no es cierto

_Claro que sí_dice él burlándose_Y bien ¿cuales son tus penas?

Yo ruedo los ojos ante su pregunta y decido no contestar.

_ Bien, si no quieres hablar lo respeto pero antes de que te escapes te quiero mostrar algo.

Sin más lo sigo en un cómodo silencio. Después de una media hora caminando llegamos al pueblo, el cual se encuentra calmado como es lo habitual, las personas nos observan con curiosidad por unos minutos para despues seguir en lo que hacen.Luego de pasar algunas casas  llegamos a una de ladrillos con estructura antigua y sin ninguna decoración aparente a excepcion de unas pocas flores que se encuentran en ambos laterales de la casa, al cruzar la verja que separa con la calle caminamos por un camino de piedras como de unos 5 metros que lleva a la entrada de la casa.

Al llegar a la puerta de la casa Jhon la abre permitiendome cruzar primero; al entrar lo primero que noto es que la casa es más espaciosa de lo que se ve por fuera, está decorada con colores oscuros y no hay muchas cosas relevantes o fuera de lo normal.

Jhon se disculpa un segundo y se va a no se donde. Después de unos minutos regresa con unas mantas y dos canastas en sus manos, lo ayudó con las mantas y lo sigo a la parte de atrás de la casa donde colocamos las mantas y luego ponemos la merienda sobre ella.

_ Así que para esto me buscabas_Susurre

_ ¿Por qué me trajiste aquí? _ le pregunte un tanto confundida

_ Pues, después de como te fuiste anoche quise saber como estabas e invitarte a merendar.

_ Por eso me fuiste a buscar al bosque.

_Si. La verdad no tenía la certeza de encontrarte solo fui ahí a probar suerte y cuando te vi y además en ese estado me di cuenta que era el destino.

_Si claro, el destino quería que viniera a merendar contigo _ Le respondo con sarcasmo mientras pruebo un gofre.

_ No es solo eso, cuando estoy enojado o cuando no me siento bien, busco algún lugar al aire libre y eso me calma mucho y pensé que traerte aquí te ayudaría, además dicen que la buena compañia cura cualquier mal.

Lo miro levantando una ceja y me guardo cualquier comentario que pueda salir de mi boca, la verdad me sorprendió mucho su perspicacia puesto que yo no muestro mis sentimientos a extraños y él no es la excepción,  por lo que me resulta interesante que lo haya  notado sin mucho esfuerzo.

_ Pelee con alguien y esa persona dijo algo que me molesto mucho_Le cuento mientras sigo comiendo.

_ Entiendo, es difícil controlar las emociones cuando peleamos y suele pasar que no nos medimos.Cuando nos sentimos heridos buscamos herir a los otros pensando que esto nos hará sentir mejor; sin embargo, solo aumentamos nuestro dolor y  si esa persona nos importa después viene el arrepentimiento pero eso no sirve de mucho pues el daño está hecho _ Escuchó atentamente cada una de sus palabras y realmente me hacen reflexionar, es como si él de alguna forma supiera lo que pasó _ No dejes que te afecten lo que diga u opinen los demás porque su opinión no es la que cuenta, pero si fuiste tu la que heriste y reconoces que lo que hiciste o dijiste esta mal, entonces busca la forma de reconciliarte con esa persona.