Guardianes: Los héroes aztecas.

CAPITULO 39

—¿Dónde están los demás? — Grita Malek, pues su mayor preocupación era su pequeña hermana.

—¿Hablas de mis guardianes? — A sus espaldas, los chicos aparecen con sus armas, dagas, lanzas, espadas podía jurar que iban armados hasta los dientes, veo la cara de Malek deformarse al ver a su pequeña hermana en trance, desconociéndolo, Diane se arriesga para levantar a Amira, pues ninguno quería ceder para no caer —. Ataquen…

Grita el dios mientras nuestros amigos vienen a nosotros no hay peor batalla donde tus amigos son tus enemigos, Samuel es que viene hacía mi sin piedad, dando el primer golpe en un costado, recordando las clases del abuelo, golpeo su nariz, mientras lo empujo.

—No los maten — Dice Adeline, mientras pelea con Anthony, ella ya tenia bastante con lo de su cabeza, y aun así podía pelear.

Si bien éramos más en número, ellos eran más en fuerza, siento como este golpea mi boca, escupo sangre, por el rabillo del ojo, veo como de 2 se enfrentan a Daarick, ahora el me patea cayendo sentado en el agua, me levanto con demasiada fuerza, para cambiar de lugar, con mis poderes hago que su energía sea su enemigo pues lo pongo de rodillas, lanza pequeños bufidos, se sentía bien tenerlo bajo mi poder.

—¿Qué estaba pensando?

Lo muevo para que caiga en el agua, dejo mis poderes de lado, para sumergirlo en el agua, intentar ahogarlo.

—Nathan! — Me grita antes de volver a meterlo, me apresuro a volver a sacarlo —. ¡Maldita sea! ¿Qué te pasa?

Se miraba que había vuelto en sí, así que lo único que hago es sacarlo del agua.

—Bienvenido bro — Le digo levantándolo.

La respuesta era el agua, me apresuro a para quitar a Daarick de Noah y Owen, quien estaban cansados por tanto esfuerzo, este era el doble en peso y tamaño de nosotros, Adeline se libra de Anthony golpeando su estómago de una patada, ella era pequeña pero fuerte, así que solo lo empuja al agua, como Malek empuja a su hermana al agua, nos faltaba Albert, pero este solo se deja caer al agua, lo ayudo a levantarse mientras me sonríe.

—¿Qué te parece ser más idiota que unos chicos de 17 años? — Dice Silas, lleno de euforia.

—No blasfemes… — Dice James dándole un golpe en la cabeza.

—Son capaces de dañar a sus amigos… — Dice Marcos, mientras hace que las paredes tiemblen, estas se sacuden mientras se caen ciertas estatuas, haciendo que caigan rocas, me acerco a Diane, pero Noah ya la estaba protegiendo —. Buena suerte…

—¡Rápido! ¡Encuentren las palancas! — Exclama Silas las rocas comienzan a caerse, por poco nos dan el cabeza, empiezo a buscar entre el piso, en las paredes, no había nada.

Estoy perdiendo la paciencia. Trato de usar mis poderes, pero era inútil, ya no contaba con ellos, el que me hacia fuerte era ahora quien Adeline luchaba por control, lucía pálida, sin querer y casi por instinto, corro hacia la vasija poniendo mi sangre, una pluma de quetzal y saco el collar, mis manos estaban machadas de arena y tierra, pero mi mente me permitía saber que, si eso me separo del maldito dios, tal vez me una a otro.

—Quetzalcóatl, dios de todos, serpiente emplumada, te traigo la verdad, ayúdame a encontrar la salida — Grito haciendo que mi voz se quiebre por el esfuerzo del grito, mientras una luz se esfuerza por prenderse, pero temerosa, se apaga —. No, no, no.

Golpeo el piso desesperado…

—Por favor… Quetzalcóatl… Haz presencia…

—No hay nada en el piso — Miro a Diane llena de tierra, angustiada.

—El quetzal era un pájaro… ¿Qué tal si la respuesta no está en el piso? — Dice Albert, mirando hacia arriba.

Siento una chispa de poder en mí, haciendo que me de cuenta que mis poderes habían vuelto, pero no eran como los que tenía antes, una luz amarilla sale de mis palmas, en modo de energía. Miro una piedra está a punto de caerse.

—¡Salgan! — Grito, subo con mis poderes usándolo como escaleras, para escalar a la parte de arriba.

—¡Voy contigo! — Dice Adeline escalando, me daba miedo que lo hiciera, se miraba pálida, realmente mal, pero ella era de gran ayuda.

En cámara lenta veo como una estatua se cae, la cubro con mi campo mientras ella gira a la izquierda, se había vuelto hábil para huir de los problemas, Diane la ayuda a ponerse de pie, mientras Noah evacua, me dejo de concentrar en los otros y busco algo que se asemeje a una palanca, era un círculo grande, avanzo hasta encontrarme arriba de compartimiento donde sale el agua.

Había encontrado uno, solo estaba demasiado alto, me quito el cinturón para utilizarlo de modo que me sea más fácil empujar, meto la correa donde está la hebilla y lo lanzo dando en el centro, acertando.

—¡Nathan! — me grita Diane, indicándome de que un animal se acerca a mí, sentía las vibraciones, esta cosa se va a caer, a cuatro patas se acerca a mí, por primera vez agradezco las clases de futbol de mi padre, pateo la cosa lejos como si fuera un balón, para jalar el cinturón con mucha fuerza.

El agua se succiona, provocando que tiemble, Adeline y Diane suben ¿Dónde está Silas?

—Segunda — Grita arriba de mí, el agua regresa con más fuerza —. La tercera esta acá arriba, pero no puedo ir.




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