Guerra de Dioses Vol. 1 (el Guardián de los Mundos)

Capitulo 9 (La Discordia)

CAPITULO 9

La Discordia.

 

A

l poco tiempo de haber abandonado lo que fuera la casa de Jana y Jacob, Dobitak hacia su entrada a la Aldea Runelia. La carreta entra al pueblo y Keiko y Lux miran atónitos aquel lugar, casas de dos pisos una pegada al lado de la otra, con puertas ovaladas de madera y ventanas de la misma figura en su mayoría con pequeños balcones sobre saliendo hacia la calle principal. Muchos árboles con largas hojas como si fuesen látigos caían desde lo más alto hasta tocar el suelo arenoso de la aldea. Algunos Caremos que veían la carreta reconocían a Jana y la saludaban, era evidente que nadie se había enterado de lo ocurrido la noche anterior en la cabaña de los Vitréy. Doblaron al final de la calle y llegaron al mercado de la aldea.

Keiko se dirige hasta un lugar apartado del mercado y tanto él, como Jana y Lux bajan de la carreta y se adentran al mercado, era un lugar bullicioso, docenas de mercaderes estaban esparcidos en una enorme y circular plaza, en algunos puestos vendían frutas que Lux jamás había visto, otros mercaderes ofrecían a los chicos pescado y otros le mostraban a Lux unos insectos del tamaño de langostas indicándole que podía comérselos en salsa.

Jana traía consigo su bolso con el huevo resguardado en él, no estaba dispuesta a dejarlo abandonado en la carreta porque no sabía cómo empollarlo ni en qué momento nacería.

El sol del medio día ya empezaba a mermar y daba paso a la tarde fresca en esa zona de la aldea, Runelia se encontraba situada entre unas altas montañas boscosas y uno de los bordes del Bosque de Ávalon. Desde el mercado podía verse un alto edificio, ahí se encontraba el Magistrado de la aldea, algo parecido a un alcalde. Cuando Lux pasaba por un puesto de inciensos, Umbra, que iba en los brazos de su nuevo amo, estornudo y salto de los brazos del distraído joven y comenzó a correr hacia la magistratura. El joven Terrícola se separa de sus ahora compañeros y corre en búsqueda de su gata. Logra esquivar a varios aldeanos que en su mayoría estaban vestidos con trajes como los de los árabes de la Tierra y atrapa a Umbra frente a las escaleras, justo en ese instante las nubes eclipsan la luz del sol y cubren el cielo de Runelia, una fuerte brisa fría sopla sobre el mercado y muchos de los comerciantes corrían y brincaban para atrapar sus paraguas y tiendas que salían volando por los cielos. El polvo se levantaba y se arremolinaba en el techo de la magistratura, Lux levanta la mirada con los ojos entornados y observa a un par de figuras femeninas paradas en la punta del techo de aquel edificio, una era una mujer madura y elegante y la otra parecía una chica adolescente.

La mujer levanta una mano y solo haciendo un movimiento semicircular envía una fuerte brisa que voltea y destroza la mayoría de los puestos de los mercaderes.

Al ver esto, Jana y Keiko se dan cuenta de que Lux está parado justo debajo de esas dos mujeres y que ambas volteaban sus miradas y divisaban al Guardián quien no podía ver bien por el polvo que había caído en sus ojos.

Los aldeanos notaron a ambas figuras y muchos no sabían quiénes eran o porque estaban ahí, murmullos y gritos se oían en todo el mercado y justo en ese momento la mujer más joven quien estaba parada con sus manos puestas en la cintura levanto ambos brazos colocándolos delante de ella y haciendo unos extraños movimientos con sus muñecas una especie de bola de energía eléctrica empezó a formarse y a crecer hasta llegar al tamaño de un balón.

Cuando la chica decidió disparar esa bola hacia Lux quien estaba ciego por la tierra en sus ojos, la misma iba directamente hacia él pero fue detenida por una pequeña explosión que se creó al entrar en contacto con una de las flechas de luna de Keiko. Con la ráfaga creada por la explosión Lux y Umbra cayeron al suelo y esto hizo que los aldeanos empezaran a correr y a huir del mercado.

--¿Quiénes son ustedes?—Les grita Keiko apuntándolas con su arco y flecha mientras Jana ayuda a Lux a levantarse del suelo.

--¡Hicieron enojar al Ser Oscuro, y éste acabo con Némesis, hicieron que la Diosa de la Venganza fuera destruida y ahora nosotras hemos venido a vengarla, soy la Diosa Hera y ella es mi hija menor Eris, y estamos aquí para acabar con el Guardián por provocar la muerte de mi hija Némesis!—

--¿La Diosa Hera?, ¡Según las historias es una de las Diosas más poderosas al servicio de Balcifer!— Dice Keiko mientras asombrado sigue apuntando a las dos figuras sobre el edificio.

--¡No es nuestra culpa que Balcifer haya acabado con Némesis, es con él con quien debe enojarse!—Le grita Lux a la imponente Diosa.

Hera estaba ataviada con un largo vestido con una mezcla de colores lila y rosado ceñido a su escultural cuerpo, descotado en el pecho donde dejaba ver un hermoso collar de joyas negras, el cuello de su vestido estaba erguido como un gran abanico y tenía un peinado recogido dejando al descubierto sus puntiagudas orejas y su rostro frio y serio. Eris era una adolescente vestida de negro y rojo, con un blusón de largas mangas y unos pantalones de cuero, largas botas hasta las rodillas y su largo cabello con destellos purpuras estaba recorrido fuertemente en la base y suelto en las puntas, ambas llevaban un maquillaje oscuro y con una mirada penetrante.




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