CAPITULO 18
El Trabajo de los Caídos.
E
n Narakas, Hades se pavonea triunfante por la sombría habitación en un lugar sobre una torre que se levanta en los extremos del castillo de Kalima; donde sonríe al observar la pequeña esfera de cristal que contiene en su interior el pequeño pueblo de Társis y las almas de sus habitantes. Realmente ese Caído era muy frívolo, él mismo parecía no poseer alma, todo se lo tomaba con calma y cautela, años atrás él se había enfrentado a Anastasia y a los anteriores Alders en un intento de apoderarse de las almas de la Ciudad de Terranova, sus planes fueron detenidos en aquella oportunidad cuando torturaba a los mortales de aquella ciudad para que les entregaran un Speráre, muchas vidas se perdieron aquel día pero los antiguos Alders lograron detenerlo.
Dando pasos lentos y firmes golpeando el suelo con los tacones de sus finas botas, se detuvo frente a un pequeño obelisco más o menos de su tamaño que había hecho aparecer ante el, le limpio el polvo de la punta y delicada y sutilmente coloco la esfera de Társis sobre ella quedando suspendida en el aire solo a pocos centímetros de tocar el obelisco.
Giro su cabeza lentamente y observo una puerta que se encontraba en aquella habitación, era una puerta alargada con escrituras antiguas por todo el marco, la puerta no poseía cerraduras, solo una gran argolla de cobre situada justo en el centro era lo que adornaba esa estilizada entrada. Hades se preguntaba que habría detrás de esa puerta, Kalima era un Dios algo desordenado, pero la zona de la habitación donde se encontraba la puerta parecía más limpia y ordenada de lo normal, tal vez había algo en ese lugar, algo que escondía su compañero. Con esos pensamientos rondando en su cabeza miro a todos lados evitando ser sorprendido, camino con delicadeza hacia la puerta, saco un pañuelo de entre sus ropas, limpio sus perfiladas manos y las estiro para tocar aquella argolla y abrir esa extraña puerta que lo llamaba tan apasionadamente.
De pronto una bola de energía oscura impacto el suelo entre él y la puerta, era Kalima quien había aparecido de la nada entrando a la habitación de aquella torre.
--¡Esa habitación no se abre!, ¿Qué diablos te propones?, ¡No me gusta que husmeen en mis asuntos, el ultimo que lo hizo termino muerto!—
--¡No te exasperes Kali, solo sentía curiosidad por saber lo que hay detrás de esa puerta, este sitio está hecho un asco, pero esa puerta está muy pulcra, no combina con tu estilo!—
--¡Mi estilo no es de tu incumbencia, y la curiosidad te llevara por malos caminos Hades, eres muy relajado para ser miembro del Ragnarok, no entiendo porque el Ser Oscuro te incluyo en el equipo, ahora retrocede y apártate de esa puerta!—Con una mirada amenazadora el Dios Kalima se acerca al rostro de Hades y le sonríe muy de cerca sacando su lengua dejando ver sus malformados dientes y su aliento apestoso, a lo que Hades saca de nuevo su pañuelo y tapa su boca.
Hades le dice a su compañero lo desagradable y grotesco que es, se regresa de nuevo al obelisco y contempla su premio nuevamente. En seguida ambos Caídos son interrumpidos por el malherido Ratatosk.
--¿Qué rayos te ocurrió?—
Abriendo la puerta de la habitación, tambaleándose y desplomándose sobre una pequeña mesa hecha con huesos, Ratatosk cae de sopetón y luego se arrastra hasta su amo pidiéndole ayuda. Hades lo observa con desprecio y aparta su bota para que las sucias manos del Caído herido no las toquen.
--¡La Wizardzor y el cazador, son muy fuertes, las flechas de luna me hicieron esto!— La mano sin dedos le temblaba de dolor y la pierna cercenada dejaba una estela de sangre mientras Ratatosk seguía arrastrándose hasta que llego a un pilar y se recostó en el, rasgo un pedazo de su mugrienta ropa y la enrolló en su herida evitando que ésta sangrara mucho más.
--¡Ganaste muchas almas pero fallaste en atrapar a los Alders!—Se reía Kalima buscándole una manta a Ratatosk para que cubriera y limpiara sus heridas.
--¡Aquí están!—Gágnant apareció en la habitación de la torre y pudo notar a Ratatosk herido y a Hades con una mirada de preocupación, el guardaespaldas de Balcifer siempre llegaba en los momentos menos oportunos con noticias no tan agradables, y esta no sería la excepción, Balcifer solicitaba ante su presencia a Kali y a Hades, Gágnant sabía que estaban en problemas y disfrutaba mucho ver la cara de terror que los dos Dioses Caídos tenían al saber que debían ir ante su amo y explicarle porque aún no habían hecho nada por atrapar a Lux. Después de darles la información Gágnant se fue de allí no sin antes burlarse de estos dos miembros del Ragnarok.
--¡Eres una alimaña inútil, si Balcifer desata su furia contra nosotros, juro que hare lo posible por volver de la muerte, arrancarte el corazón y hacértelo pasar por la garganta!—