Capitulo 3

"Donde hay esperanza, hay vida. Nos llena de coraje fresco y nos hace fuertes de nuevo" (Anna Frank)
 

I
 

Santuario de la diosa Athena,

Templo de Aries.

Una joven de cabellos violáceos corría detrás de su mejor amigo. Ambos reían y se divertían jugando. De pronto la niña paro de golpe. El caballero de aries, quien los observaba desde las sombras del templo, se acerco rápidamente para verificar que todo estuviera bien pero comprendió enseguida que algo mas ocurría, pues ella no dejaba de ver el cielo con la mirada perdida.

—Ese cosmos, siento que ya lo conozco y a la vez no, es agresivo y me asusta

Mu enseguida se comunico con los demás caballeros para darles la señal de aviso. El también había percibido aunque apenas, un cosmos maligno acercarse al santuario con rapidez. El enemigo ya estaba cerca, la guerra pronto daría inicio.

—¿Maestro Mu que pasara ahora?— pregunto Kiki al entender lo que estaba pasando. Su maestro le comento a grandes rasgos que venían por su amiga y el debía encargarse de protegerla por que ella aun era débil y no despertaba su cosmos por completo. Sabía que era la reencarnación de una diosa, pero no mas que eso, pero para Kiki esa información era mas que suficiente para proteger a su mejor amiga.

—Kiki toma a Ainhoa y llévala al Recinto del Patriarca se quedaran con Athena deben protegerla

Enseguida asintió y tomo a su amiga del brazo para comenzar a arrastrarla hacia las escaleras y subir a los aposentos de la diosa. Ainhoa sabia que algo le ocultaba su maestro, podía intuir cuando el caballero de aries mentía, pero lo que mas le inquietaba era que Kiki también sabia lo que estaba pasando y se negaba a decírselo.

—¿Me dirás lo que pasa Kiki?, ¿oh tendré que descubrirlo por mi cuenta?— el pelirrojo la miro apenado. No le gustaba mentirle pero por el momento era mejor que Ainhoa no supiera lo que estaba por ocurrir, sabía que su amiga era capaz de entregarse a los enemigos si eso lograba evitar que haya mas guerras y muertes— ¿acaso no confías en mi?

—Claro que confió en ti Ainhoa, eso jamás debes dudarlo, ¿entiendes pequeña?— tomo el rostro de la menor entre sus manos para que lo mirara a los ojos y se diera cuenta de que todo lo que le decía era verdad. Ella se sonrojo por la cercanía de ambos, no es que antes no hubiesen estado en aquella situación, pero ahora algo dentro de ella se sentía diferente, era como si de pronto se encendiera una fogata dentro de su estomago que se extendía hasta su rostro, eran nuevos sentimientos y emociones que antes nunca sintió, luego hablaría con Athena acerca de ellos era quien siempre la aconsejaba con sus dilemas de "cosas que le ocurren a las mujeres". El también sentía algo extraño cada vez que la miraba a los ojos y veía su sonrisa, pero lo asociaba al hecho de que se criaron juntos y prácticamente la veía como una hermana menor, porque no aceptaba que lo que realmente sentía por ella era algo mas profundo que una simple amistad— solo quiero protegerte, el maestro Mu también quiere lo mismo

—Lo se, pero ya es hora de que a todos se les meta en la cabeza que ya no soy una niña

—Y ya tendrás la oportunidad de probarlo, por ahora la diosa Athena nos necesita— asintió con una sonrisa y seguida de Kiki corrió hacia la sala del Patriarca en donde la diosa Athena los esperaba. Tener a Ainhoa bajo vigilancia era lo mejor por el momento, pero ella no podía encargarse de cuidarla pues su deber como diosa era rezar por el bienestar de sus caballeros, porque si ellos no podían detener al enemigo estarían en graves problemas.

—Quédense aquí bajo la vista de los caballeros de bronce y no intervengan niños— menciono la diosa con seriedad mirándolos fijamente pues ya conocía lo inquietos y curiosos que eran Kiki y Ainhoa, sabia que no seria una tarea sencilla mantener a la niña lejos de las batallas pero debían intentarlo al menos.
 

II
 

Templo de Aries

Una vez que Mu se quedo solo, cuatro presencias poderosas comenzaron a acercarse hasta el, aun en las sombras,  pudo distinguir que se trataban de dos hombres y dos mujeres. Sus cosmos eran mucho mas fuertes que el, enseguida comprendió que se trataban de dioses. Athena se los había advertido muchos trataban de asesinarla usando como excusa la batalla personal entre los dioses del amor pero no lo lograría, defendería el templo de aries y a su diosa hasta el final.

—No se porque protegen tanto a esa niña, tarde o temprano ella recordara quien es y se ira por su cuenta con el dios Anteros

—La protegeré con mi vida— contesto con determinación. Como respuesta se escucharon fuertes carcajadas. Dos sujetos altos y corpulentos aparecieron desde las sombras juntos a dos jóvenes mujeres, una pelirroja y la otra con cabellos rubio fresa ambas con ojos azul lavanda. Eran preciosas, pero letales a la vez— no me importa si son dioses, los derrotare no permitiré que se lleven a Ainhoa y lastimen a mi diosa Athena

—El caballerito cree que nos puede vencer, esto será muy sencillo ¿tu que opinas Fobos?— miro a su gemelo con una sonrisa ladina matar al caballero seria muy divertido para ellos, el nombrado sonrió con arrogancia y levanto su espada listo para cortar al dorado en dos pero una mano lo freno. Su hermana los miraba con seriedad, esa era su batalla ellos no tenían porque intervenir, solo estaban ahí por petición de su padre no porque siguieran a Anteros.

—Ustedes solo vinieron por orden de padre, dejen que Ali y yo nos encarguemos de esto

—Es una lastima que arriesguen su vida por una simple niña que al final se ira— contraataco Deimos, eso molesto mas a Mu. Ellos solo la veían como algo insignificante, de hecho ni siquiera les importaba la diosa que alguna vez fue solo buscaban complacer a su padre y acabar con Athena. Ese era su objetivo, Ainhoa solo era la distracción perfecta para llevar a cabo su cruel plan.