Guerreros Dorados

Parte 3

 


 


 


 


 

Eran las seis de la mañana. Apenas estaba amaneciendo y el viento frío sacudía con sutileza los árboles, mientras simulaba ser dagas para la piel. Cyrille hizo que entrenemos desde muy temprano. Fred se estaba volviendo bueno con el bō. Efectivamente le había tomado cariño a ese palo, y entrenaba muy hábilmente. Yo continúe con mis prácticas de lucha sin ver. Había mejorado mucho: a pesar de que Cyrille me había dado unos cuantos buenos golpes, logré evadir y frenar numerosos ataques sin verlos.
 


 

  Durante nuestro descanso, lleve a Fred hasta la laguna donde lo encontramos. Parecía desconcertado aún sobre cómo había llegado hasta aquí. ¿Como se viaja en el tiempo y espacio? Creo que ni los científicos tienen la respuesta aún. Y mucho menos Fred. Cuando nos acercamos a la laguna, Fred cayó inconsciente como un saco de papas. Por suerte no se lastimó su cabeza, pero estuvo desmayado por unos minutos. 
 


 

Mientras Fred estaba inconsciente, tuvo destellos de su vida en la aldea…  Vio un combate que habían tenido con una aldea más al sur de su territorio. Vi a sus amigos y vecinos, luchando por su tierra. Y de pronto, todo se comenzó a evaporar y empezó a girar como un espiral. En el medio, vio oscuridad, y entre la oscuridad salió una imagen muy clara: estaba viendo su pelea contra el Anciano Mayor, aunque no podía entender qué estaba pasando. La imagen se desvaneció y vió a un hombre de cabello oscuro, sonrisa de asesino serial, con un collar dorado y brillante. Fred tenía el deseo de atrapar el collar pero el hombre se alejaba riendo. La nueva imagen se desvaneció y Fred despertó. 
 


 

  Estaba muy alterado y su respiración era muy agitada. Traté de calmarlo y recordarle lo que Cyrille le había enseñado sobre controlar la respiración. Lentamente, Fred volvía a calmarse. 
 


 

-¿Por qué estabas tan agitado? - pregunté. 
 


 

-Vi cosas- respondió- Cosas que no entiendo. 
 


 

-Supongo que solo fue tu mente, mezclando la confusión que hay en tu cerebro y descargandola toda junta- le dije, aunque no estaba seguro de qué estaba pasando. Lo traje hasta donde lo encontré y casualmente se desmaya, algo impropio de Fred. Por su bien, decidí llevarlo al Templo, para que lo revisaran y para que pudiera descansar. Después de todo, el torneo era en dos semanas y tenía el deseo de ganar junto a Fred. 
 


 

 Mientras Fred reposaba, me acerqué a hablar con Laure. 
 


 

-¿Crees que estará bien para el torneo? - pregunté. 
 


 

-Fred demostró ser muy eficiente peleando, y se adapta rápido- respondió ella-. Estoy segura que estará listo. 
 


 

-Lo de hoy fue algo extraño…- le comenté-. Le quise enseñar el lugar donde apareció y se desmayó cuando nos acercamos. 
 


 

-¿Se desmayó cuando se acercaron?¿Piensas que el lugar le hizo eso? - indagó Laure. 
 


 

-No estoy seguro- dije-. Pero todos sabemos que aquí pasó algo extraño, algo que no tenía que pasar…  Fred pertenece a otro lugar, con su gente, sus costumbres… 
 


 

-Por eso es muy importante que te preocupes por él- aclaró Laure-. Ahora tú eres su gente, su pueblo y deberá aprender nuevas costumbres…  ¿Por qué no le pides que te enseñe a usar el escudo? 
 


 

-Creo que eso es una buena idea- dije, luego de pensarlo un instante-. Él es muy hábil con el escudo, y creo que puede enseñarme cómo usarlo para la batalla. 
 


 

-Diviértete- dijo Laure, entrando a su habitación. 
 


 

 Fred tardó en despertar alrededor de una hora. Decidí meditar frente a la Fuente de aguas cristalinas, ubicada en el punto más elevado del templo. Quería despejar mi mente, alejar mis preocupaciones y focalizarme en mis próximas metas. Cerré los ojos y escuché el agua fluyendo, con el sonido de la brisa moviendo las copas de los árboles, el perfume de flores y el césped. La naturaleza era mi recurrente forma de tranquilizarme, ya que me transmitía la paz necesaria para afrontar mis problemas. 
 


 

   Fred se acercó a la fuente y se sentó junto a mí. Pude darme cuenta que era él por su aroma y su respiración: había logrado perfeccionar esos aspectos en mi entrenamiento sin usar la vista. 
 


 

-Fred…  ¿Crees que podrías enseñarme a usar el escudo? - pregunté. -Creo que sería algo muy útil para la batalla. 
 


 

-Si, te enseñare- respondió, mientras contemplaba la vista y las aves.-Este lugar es muy pacífico. 
 


 

-Aquí vengo siempre que estoy molesto, triste, confundido o simplemente necesito pensar- le dije. -Creo que es el mejor lugar para meditar y trabajar tus inseguridades…  deberías intentarlo. 
 


 

-La meditación no es mi fuerte- contestó. -Mi forma de lidiar con mis problemas es peleando y entrenando. 
 


 

  Fred es más un hombre de acción: la inacción lo desespera, y prefiere golpear un saco de arena para liberar estrés y descargar sus problemas. La falta de sus seres queridos en cierta forma lo alteraban, en especial cuando dormía. Lo escuchaba hablando en su lengua…  Hablaba sobre una batalla y un abismo, y luego solo volvía a estar en silencio.
 


 

 Caminamos hasta un claro, donde había dos escudos y dos espadas. Fred me enseñaría cómo usar el escudo como ventaja. Y debo decir algo: creo que fue el momento donde más lo escuché hablar desde que lo conocí. 
 


 

-La espada o lanza la llevaras en tu mano hábil, mientras que el escudo irá en la otra- comenzó diciendo, mientras hacía una demostración. - El objetivo es principalmente bloquear los ataques y en otros casos puedes utilizarlo de forma ofensiva. Debes asegurarte de sujetarlo bien de las enarmas (las correas de la parte trasera). Además, escoge el que tenga más refuerzos radiales, que será más resistente.
 



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En el texto hay: accion, villano, superheroe

Editado: 04.12.2020

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