-¡NO! No are tal cosa, no pienso casarme.
-Amira...
-Por favor padre, no me obligues a hacer algo que no quiero- las manos de mi baba, acuna mi rostro- no lo hagas...- mis ojos empiezan a empañarse. Sus brazos rodean mi cuerpo.
-Tienes que casarte, eres la elegida del Emir Selim, yo no puedo hacer nada- niego, me alejo de él, y salgo corriendo hacia mi habitación, importándome muy poco si el comportamiento que hice fue infantil o no.
Lloro, lloro con todas mis fuerzas, ya sin poder controlar el enorme nudo en mi garganta.
***
-Hija...
-Quiero estar sola madre, por favor márchate- seco mis lágrimas, aún estoy sentada cerca del ventanal de mi habitación, no he querido salir, no quiero ver al hombre que me dio como cabello a aquel hombre que no conozco. Sé muy bien que mi comportamiento no va acorde a mi crianza. Desde siempre supe que algún día pasaría esto, la abuela Karina siempre decía que padre conseguiría un buen partido para mí. No sé por qué me quejo, si estaba muy claro cuál era mi destino, y en su mayoría el destino de toda mujer que nazca en este país.
Tomo una respiración profunda- Sabes, cuando llegue a Riad... tus abuelos me comprometieron con tu padre- la veo sentarse a mi lado, y aun con la vista nublada por las lágrimas me digno a mirarla. Madre siempre ha sido una mujer muy hermosa, de grandes ojos mieles, y aquella dorada piel que la hace tan bella- al principio yo no lo quería- ella sonríe- lo odie a muerte. Pero llegas en un momento en que cuando lo conoces, cuando su toque no se vuelve asqueroso como se piensa al principio, es allí cuando se forma la malla que te envuelve en ese fenómeno que todos llaman placer- la sangre se acumula en nuestras mejillas- no siempre es como creemos, tu padre supo bien como atar los cabos, y unió ese fenómeno con cariño, con detalles y actos, y es allí cuando entre la convivencia surgió el amor. Eres una mujer hermosa Amira, eres digna de ser reina, no tengas miedo, si el Emir sabe cómo mover los nudos, quizás el amor llegue a tu corazón sin que tú misma te des de cuenta.
Respiro profundo y vuelvo a soltar el aire perezosamente. Miro el cielo oscuro de nuevo, las estrellas brillan tan resplandecientes como todas las noches- yo ya estoy enamorada madre. Como podría amar a alguien que no conozco. Como podré sacar al hombre que amo de mi corazón.
Dejo soltar otra lagrima, quizás sean las ultimas que derrame, ahora tendría que prepararme para lo que me tocaría- quizás, la única manera es dejándolo ir, tal vez...
-Seré infeliz el resto de mi vida.
***
La boda de Asim y Perla estuvo estupenda, todos los detalles y los adornos florales estuvieron muy bien organizados, a pesar de la resistencia de Joye de no casarse con mi hermano, al fin y al cabo no pudo hacer nada. Ahora comparten el lazo del matrimonio, están casados, ese siempre fue el deseo de Asim. Su obsesión por Joye siempre fue más grande que cualquier cosa en el universo. Nada lo hubiese hecho cambiar de opinión.
Camino por el enorme lugar. Padre eligió uno de sus hoteles más lujosos para la boda de mi hermano, sin escatimar en gastos. Mayormente el salón principal esta al tope de socios mayoritarios de mis padres y los gerentes de cada hotel que tiene alrededor del mundo.
A lo lejos puedo ver a los hombres hablando de lo suyo, mientras del otro extremo, estamos las mujeres, madre habla con la señora Sajary madre de Perla, y mis hermanas Ranish y Jadika congenian como algunas mujeres jóvenes del grupo. Yo solo me mantengo sola cerca de la mesa de banquetes, donde muchos bocadillos se entran delicadamente ordenados.
Tomo un higo, uno de mis favoritos, siempre he sido una fanática de los dulces de frutas.
-Siempre preferiría zarza moras, el higo es demasiado dulce- me sobresalto al escuchar esa voz, y una vez más esa corriente recorre mi cuerpo.
Miro a Shagen, mi amado de ojos verdes, me sonríe leve, tratando de simular cuanto desea tocarme.
-No es raro de ti, que te guste lo agrio- murmuro, vuelvo a tomar otro higo y lo introduzco en mi boca, tan lentamente que juraría que si no fuera por el enorme control que posee Shagen, se lanzaría sobre mí para besarme. Lo oigo suspirar, su mirada tensa, sus ojos brillosos, y ese deseo que irradia su mirada.
-Te espero en el pasillo tres de la planta dos- lo veo retirarse y escabullirse por la gente.
"Oh por Alláh, peco porque quiero, y por qué quizás sea la última vez que lo bese de nuevo"
Editado: 26.08.2020