Habibi 3# "Mi Amor, Mi Vida, Mi Luz"

CAPITULO 6

AMIRA.

Con pasos precisos camino hacia las enormes puertas del palacio jade, sabía lo que estaba detrás de aquella puerta de caoba, sabía que detrás de ellas, un hombre solitario y cauto me esperaba, sabía que mientras más me acercaba, más pérdida estaría.

"quizás mi único pecado fue amarlo, y sé muy bien que él está entre las estrellas de mi pasado"

Ya no importaba que pasaría conmigo, de todos modos era por deber que me casaría, era por tradición, era por honor. Tenía que meterme en la cabeza que este matrimonio honraría a mi familia, y sobre todo sería la mujer de uno de los hombres más famosos y ricos de arabia saudí.

Entro con la frente bien en alto, un sequito de sirvientes están en fila dándome la bienvenida.

-Su alteza la espera en su despacho- miro al hombre que se hace presente frente a mí. Mis ojos lo detallan curiosos por un momento y asiento, lo sigo por el enorme pasillo, cuando llegamos a otra gigante puerta de madera, el hombre toca de la puerta. "Un pase" se hace escuchar del otro lado de la puerta, una voz dura y ronca, haciendo estremecer cada tramo de mi cuerpo. Cuando el hombre entra anunciando mi llegada, lo veo salir- puede pasar- dice, relamo mis labios, hago puños mis manos, las abro y las cierro, es mi manía cuando estoy nerviosa.

Entro al lugar, por lo que parece es una biblioteca, pero a la vez es un despacho, hay millones de libros en grandes estantes y en el medio de la estancia se encuentra un escritorio majestuoso con incrustaciones de rubíes y delicados detalles de oro.

Pero lo que más deslumbra del lugar, es aquel hombre de ancha espalda, piel morena y cabellera negra oculta en un turbante rojo, esta de espaldas mirando por el ventanal del lugar, por lo que vi, da al jardín del palacio.

-Espero te sientas cómoda en las instalaciones, tu padre me dijo que te gusta mucho el dulce de higo, por lo que en honor a ti mande a que prepararan de ellos para la cena de esta noche- dice aun sin dignarse a verme.

-No era necesario majestad- murmuro casi en un hilo de voz, el miedo me estaba consumiendo por dentro, temía del porvenir, temía del hombre frente a mí.

Después de unos segundos en silencio él se voltea, y esa extraña sensación de conmoción curiosidad me recorrió todo el cuerpo.

Sus ojos marrones mieles, me miran con simpatía y cierto brillo que no sabría descifrar.

-Por lo que se, tu familia es religiosa, devota a las costumbres- murmura, caminando cauteloso por la estancia- de que no lleves hijab solo me hace saber que no eres muy culta- vuelve a murmurar tranquilo, casi neutra su mirada- sabes que significa si una mujer no cubre su rostro.

-Significa que no es casta-susurro.

-Que una mujer muestre su cabello sin estar casada solo da libertad a que otros hombres pretendan de ella Amira- un nervio de rabia se apodero de mí, siempre he sido libre de no utilizar hijab, mis padres nunca me obligaron a ello- no quiero que los hombres vean la belleza de mi mujer, por lo que te pido amablemente que para la próxima cita conmigo, utilices el traje tradicional y por supuesto el hijab- voy a decir algo mordaz pero su voz me detiene- ahora eres mi prometida Amira, te atendrás a mis reglas desde ahora y cuando seas mi esposa, aprenderás amarme y a respetarme, al igual que todas mis demás mujeres.

-No pienso ser una más de tus concubinas, tampoco me atendré a ninguna regla majestad, solo estoy aquí porque quiero desistir de este compromiso personalmente...

Sus ojos se entre abren un poco por mi atrevimiento- creo que eso ya es muy tarde para decidirlo ¡no!- voy a salir pero su voz una vez más me eriza la piel y me detiene.

-Sales por esa puerta y te juro que no lo pensare dos veces y romperé la regla de no tocar a la novia antes del compromiso- me detengo- piénsalo bien Amira. Tendrás un buen lugar en esta casa, serás una mujer famosa, amada por el pueblo y por supuesto amada por mí- responde- ¿decídete, que quieres para que te cases conmigo?

Cierro mis ojos- Solo quiero mi libertad.

-Yo jamás sería incapaz de quitártela. walakun mithl zawjati (pero como mi esposa) tendrás que cumplir ciertas reglas hayati.

Me volteo y lo miro- no quiero este matrimonio.

-Tu padre no se opuso a ello, no tengo ningún motivo para posponerlo, ni tú los tienes para evitarlo.

"Dime la verdad, me amas por lo que soy o por las atribuciones que posee mi cuerpo"




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