Habibi 3# "Mi Amor, Mi Vida, Mi Luz"

CAPITULO 18

Me acuesto a mi lado de la cama, el cansancio del día me ha consumido, por lo que decido no esperar esta vez a mi marido. Cierro mis ojos y me sumerjo en un profundo sueño.

Siento como unos brazos fuertes rodean mi cintura y me jalan hacia atrás, me tenso al sentir los toques prolongados de las manos de Selim, trato de concentrarme en sus caricias y besos, que cada vez son más intensos sobre mi piel. Hasta que el recuerdo de aquel día me llega a la mente, y decido parar, no puedo, no puedo seguir.

-Selim... ya basta, no quiero- murmuro entre susurros, el aún sigue con sus toques, trato de pararlo pero no me deja, de un solo movimiento se coloca sobre mí y abre mis piernas, comienza a subir mi camisón y a morder mis pechos, gimo al decir el punzante dolor de su jalón a mi pezón- YA BASTA SELIM, TE DIJE QUE NO QUIERO- refuto con fuerza lo alejo de mí. Él se hace a un lado de la cama, lo miro molesta y el me mira rabioso por mi rechazo. Lo escucho suspirar pesadamente, para luego verlo levantarse y colocarse de nuevo su abaya, está molesto muy molesto.

-Bien, si así quieres pues me voy no tengo nada que hacer aquí... estoy cansado Amira, cansado de esperar tener la atención de mi esposa, he hecho de todo para tener tu favor pero lo único que has hecho es alejarme, pues si quieres estar sola, pues estarás sola, no esperes que aparezca aquí mañana- se levanta y se marcha dando un fuerte portazo.

Las lágrimas comienzan a salir de mis ojos, el miedo de perderlo me envuelve, arrepentida y totalmente triste, tomo la almohada de mi marido y la huelo, la pego a mi pecho dolida por sus palabras. No quiero que se canse de mí, no quiero que me deje de querer. Por lo que decido ir tras él, suelto un suspiro cansado y arrepentido, me visto para no agarrar frio, y salgo de mis aposentos para ir a la recamara de mi marido.

Camino por el pasillo oscuro, aun con la almohada de mi esposo en mi regazo, hasta que llego al cuarto de Selim, toco pero no abre, por lo que decido entrar, cierro la puerta tras de mi para acercarme a él, que esta acostado al lado derecho de ella dándome la espalda, me quito el camisón y me acuesto completamente desnuda pegando mi cuerpo al suyo, rodeándole el cuerpo con mis delgados brazos.

Sé que está despierto, sé que me escucho entrar, por lo que beso tiernamente su tatuaje en la espalda y me aferro a él.

-Perdóname amor mío, perdona a tu esposa por no poder cumplir con su deber- mi voz se rompe, y las lágrimas aun brotan por mis ojos- perdona por no poder cuidar a nuestro bebé.

Él se voltea para quedar frente a frente, cierro mis ojos incapaz de verlo- un sollozo sale de mi garganta sin poder evitarlo.

-Odio verte llorar habibi- susurra tan cerca de mi rostro, su aliento choca con el mío, una de sus manos quitan lentamente las lágrimas de mis mejillas- mírame cielo- no lo abro- por favor necesito que me mires.

-Soy una mala esposa- hipeo, sin abrir mis ojos- soy una mala madr...

-No, no mi amor, no eres nada de eso- sus brazos me estrechan contra su cuerpo, hundo mi rostro en su cuello sintiendo todo su calor- no debí haberte dicho todas esas cosas, soy un completo idiota- murmura- yo te amo habibi, eres todo lo bueno que Alláh me ha podido dar. Me duele verte triste, y duele mucho más que no quieras refugiarte en mí y me alejes.

Abro mis ojos para mirarlo, y poder envolverme en sus posos color miel- tengo miedo habibi, tengo miedo de fallar.

-Lo que paso no fue tu culpa, así que no temas amor mío ya verás que lograremos procrear de nuevo- responde, su nariz acaricia la mía con cariño, mimándome, dándome todo su amor- pero para eso tenemos que intentarlo, yo necesito con mucho fervor tu calor, tu amor y esa forma tan tú de llenarme por completo, y cada vez que me alejas es como un maldito infierno para mi habibi.

-Mis manos empiezan acariciar su pecho, voy bajando cada instante hasta llegar con su aun erecta erección.

-No comiences algo que no querrás terminar, no quiero que lo hagas obligada.

-No lo hago obligada, te deseo Selim, te deseo tanto que duele- y sin más me besa, nuestras lenguas se encuentran, nuestras bocas se mueven acompasadas como un hermoso baile.

Lo empujo para que quede acostado boca arriba, yo rodeo su cintura y el la mía, nos besamos nos tocamos con todo el ahínco posible. Hasta que poco a poco nos desenvolvemos en nuestro placer más carnal, pero no lo quiero lento, no quiero que sea de esta manera, quiero que me marque que me haga suya en todos los sentidos.

-Follame...- le digo- marcarme, hazme tuya en todo lo perverso posible- el me mira un poco impresionado, pero solo bastaron unos segundos para volver a besarnos con más fervor, con mucho más ganas, me alza entre sus brazos y camina de rodillas hasta llegar a la pared de la cama, mi espalda está pegada a ella, ambos estamos completamente desnudos y deseosos de más, no dejo de arañar su piel, no dejo de morder de gemir sobre sus labios, él se apropia de mis pechos juega con ellos, enviando cada vez más ese globo de éxtasis a mi parte intima.

-No sabes cuánto te deseo habibi, me faltaran vidas para expresarte lo mucho que te amo- se introduce dentro de mí de una solo estocada haciéndome sacar un estruendoso gemido, y allí comienza sus embestidas, fuertes, guturales, son tan brutales que cada vez que su viene llega, siento que me partirá en dos. Gemidos, gritos, gruñidos, llenan la estancia, hasta llegar al máximo del preciado orgasmo. Y sin esperar recuperarnos, el me baja y me coloca en cuatro se posiciona tras de mí y me penetra de nuevo, gimo extasiada por su forma de poseer, de marcarme como solo él puede hacerlo. Muy pocas veces lo hemos hecho de esta forma, la última vez que paso al siguiente día no podía ni pararme, por lo que la preocupación lo embarco y prefería hacerlo mucho menos brusco.

Me penetra con tanta rapidez que no pude retener esa nueva ráfaga de placer, gimo cansada por la nueva ola chocante. EL besa mi cuello, muerde chupa mi piel, me llena con su preciada semilla, y me hace la mujer más feliz sobre la tierra, porque su amor por mí y mi amor por él va mucho más allá de los limites.




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