Ha pasado una semana, una jodida semana desde que le grité a Sawyer desde el baño para dejarle claro que no quería ningún tipo de relación con él y a pesar de todo aún me siento miserable; me siento relajada en parte al saber que los moretones han terminado, pero aparte de eso sigo sintiéndome…
… Incompleta.
Tomo a Odín del suelo y lo acunó en mis brazos para besar su peluda cabeza, en respuesta el gato maúlla y se retuerce hasta caer a mis pies con agilidad.
— No huyas.
Me quejo y ruedo los ojos pero encaminándome a mi habitación para poder cambiarme por ropa más cómoda. Hoy es el condenado recital en La Perla y si soy honesta puede ser que la idea de volver a ver a Ethan con alguien más me esté carcomiendo, llevándome de regreso a la miseria.
Hipócrita.
Tomo un jean negro y una camisa holgada, tomo mi cabello y lo dejo en un desordenado moño y me calzo unas botas planas. Me debato en maquillarme por unos minutos que parecen eternos para finalmente mandar todo a la mierda y salir tomando mi cámara y mi bolso para encarar lo que tanto quería evitar.
Tomo un autobús para llegar lo más demorado posible usando así el camino para juguetear con la cámara hasta dejarle el enfoque deseado y distraerme de lo que me espera, pero como al parecer Dios está en mi contra llegó en cuestión de minutos.
Joder.
Es evidente que hoy no es día cualquiera pues el lugar está a reventar y varias personas uniformadas con camisas negras con la palabra “staff” pululan por todas partes cargando cajas y cables mientras que la cola para entrar fácilmente llega a la calle, lo bueno de todo esto es que al verme el chico que permite el ingreso me deja pasar inmediatamente, lo que levanta algunos quejidos entre los que esperan.
— Los chicos se encuentran cerca al escenario.
Levanto la mirada y sonrío a modo de agradecimiento entrando finalmente al bar de luces frías y tenues.
La Perla, un bar en dónde las miradas no te hurgan o buscan juzgarte, de luces azules y sistema de aire acondicionado un tanto fuerte se encuentra inundado de personas alegres que bailan al ritmo de la música, beben alcohol y desprenden mucha libertad y excitación por el ambiente increíble, pero a medida me encamino a la rubia melena de Rose noto que Pilar entre rondas y rondas de shots se acerca a la mesa y deja besos en la mejilla y labios de Ethan.
Estás aquí por el trabajo.
Me recuerdo llegando finalmente saludando a todos evitando a Thys deliberadamente; al verme Rose chilla y me abraza con fuerza para luego pasar a los brazos de Rami que al verme toma mi cabeza entre sus manos y la sacude un poco antes de dejar un beso en la frente.
— ¡Está viva!
No tengo otra opción más reír ante su exagerado saludo y así entre risas relajadas paso a los brazos de los pelirrojos para luego carraspear y saludar a Ethan finalmente.
— Es bueno saber que estás bien.
Su comentario me hace enarcar una ceja y sonreír un poco reticente.
¿Ahora quieres hablar?
— ¿Por qué no lo estaría?
Inquiero evitando hacer una mueca cuando mi tono sale más cortante de lo que esperaba. Ethan bufa aparentemente divertido y se acerca a mi oído luego de relamer sus labios.
— Porque has hecho un pésimo trabajo intentando ocultar el hematoma en tu pecho. Todavía se ve un poco, incluso con esta luz de mierda.
La firmeza de su voz lleva escalofríos por toda mi espalda y como reflejo cierro un poco el escote de mi blusa.
Mierda.
— He bailado de manera descuidada. –Miento descaradamente musitando en su oído para luego alejarme sin darle tiempo a refutar sacando la cámara de mi cuello y encendiéndola para tomar fotos a todos.
Funciona.
De momento.
Al ver lo que hago Ethan se aleja y casi puedo escuchar el rodar de sus ojos, pero no me importa, llamo la atención de los pelirrojos para capturar sus estupideces y pronto Rami y Rose se unen robándome unas sonrisas.
La música alta de una banda local inunda mis sentidos con una canción que desconozco Y aunque suena de maravilla y el ambiente es espectacular, aunque las personas se divierten y el alcohol no para de llegar no puedo sacarme el comentario de Ethan de la cabeza.
Así que me obligo a calmarme, tomar una respiración profunda y perderme entre la multitud para distraerme de lo que acaba de ocurrir.
— Ey, chica de la cámara.
Escucho entre la multitud como llaman, pero no es hasta que siento un ligero toque en mi hombro qué volteo solamente para encontrar a una mujer de cabello azabache y ojos tan azules cómo el mar me sonríe como el gato de Cheshire.
— Tú eres Penélope ¿cierto?
Asiento un tanto insegura, pues no tengo idea de quién puede ser esa chica y cómo es que sabe mi nombre. Pero es toda la escuchar mi afirmación afianza su sonrisa mientras mueve su cabello fuera de su rostro.
— Huh. —Enarca una ceja— No eres la gran cosa.
¿Disculpa?
Mi rostro debe ser un poema porque ríe y se acerca solo un poco, detrás de ella veo a Ethan devolverme la mirada con el celo frío nacido en curiosidad y sus labios escondidos detrás de un vaso de cerveza.
Al regresar la mirada a la mujer frente a mí doy un paso hacia atrás al verla demasiado cerca.
— Mira. Creo que te has equivocado, no sé quién eres y no sé que pretendes.
La pelinegra mira sus uñas he intenta tomar un mechón de cabello pero la esquivo.
— Soy Sofía querida. Novia de Sawyer.
¿Qué?
Ha pasado solo una semana, ¿tan pronto ha pasado página?
Ethan se acerca con su caminar relajado hasta quedar a mi costado pasando una mano por mis hombros.
— Penny te necesito. Ya pronto entraremos en escena.
Elevo la mirada a Ethan quién me mira ladeando una sonrisa.
Estoy confundida.
Al ver a Ethan el rostro de Sofía cambia por uno de gesto inocente y tira de su mano libre para plantar un beso en su mejilla.
— Ethan tanto tiempo. —Dice con voz chillona— ¿Acaso estás evitándome?
Instintivamente Ethan me aprieta a su costado. De repente todo el alboroto de la multitud y la música quedan en silencio y solo puedo escuchar a las dos personas junto a mí.
— Sofía, es bueno verte y no. No te estoy evitando; vives a las afueras de este lugar y tu novio no es de mi agrado.
Jadeo.
¿Ethan está al tanto?
Sofía ríe relajada y conecta sus ojos a los míos.
— Sawyer no es celoso querido. Son tres años de mucha pasión y confianza.
¿Tres años?
¿Estás de joda?
Me aparto de un tirón cuando mi rostro no puede aguantar más el asco y decepción de saber que el hombre que hasta hace una semana era mi novio tiene otra relación de incluso más tiempo y me alejo rumbo al maldito baño en dónde me encierro en un cubículo sin importar los quejidos de algunas chicas.
El posesivo y violento Sawyer me mantuvo por un año de momentos agridulces como su infidelidad y aún así tuvo el maldito descaro de celarme y prohibirme muchas cosas y el chico al que aparté deliberadamente por gustarme lo sabía todo y aún así me mantuvo ajena a todo.
Soy un chiste.
Debo verme como una imbécil.
Aprieto las manos en puños con una ira creciente que hace que las lágrimas que cayeron se sequen y respiro profundo, porque este no es el lugar ni el momento para montar una escena y aunque mi interior se esté sintiendo como una mierda tengo que hacer lo que se supone que vine a hacer.
Respira mucho.
Me repito mentalmente mientras salgo y me acercó al lavado para tirar un poco de agua en mi rostro y así calmar el calor que me invade, pero siento a Ethan detrás de mí antes de verlo por el reflejo del espejo.
Su rostro no dice mucho y es ajeno a los insultos y empujones de las chicas alteradas al ver a un hombre en el baño de mujeres.
— Penny…
No.
Tenso mi mandíbula sin girarme.
— Lo sabías. Lo sabías y no me dijiste nada.
Su rostro niega en lo que me obliga a girarme para encararlo.
— ¿Me hubieses creído? —Pregunta enarcando una ceja.
¿Lo hubiese hecho?
— ¿Cómo hubiese quedado yo? Como un imbécil oportunista que no buscaba otra cosa más que su propio beneficio. No Penélope. Tengo límites.
Suspiro y asiento, pues tiene razón, pero lo que sea que iba a decir se ve interrumpido por la voz del presentador ahogada por las puertas del baño anunciando a Ethan Thys como el siguiente artista a presentarse.