Hablando con los monstruos de bajo mi cama

SOLEDAD

Enero 17- 5:50pm 

 No era la primera vez que la venía a buscar

ella me miró con ojos de desilusión al entrar,

mientras yo me acomodaba sobre su regazo para poderme acurrucar...

Su piel es pálida porque el sol suele evitar, 

sus uñas son largas, tanto que parece que te va a lastimar

su contacto da frío y si te abraza te puede congelar 

ella es mucho más alta que yo, diría cualquiera que me puede aplastar,

pero yo sé que ella me puede proteger y refugiar

porque le gusta acariciar mi cabello y me sabe calmar...

Como siempre ahí estaba esperando sobre la cama, porque sabía que yo podía regresar, 

ella suele estar conmigo siempre, diciendo cosas que no quiero escuchar

ella a reír o a llorar me suele acompañar   

y nunca se esconde, a menos de que la gente me venga a visitar;

-Dijiste que no volverías, que no me podías aguantar- decidió hablar

-Es cierto, a veces no te aguanto, pero no te puedo soltar- resolví contestar

-"más vale malo conocido, que bueno por conocer"- leyó mi pensar

-Esto así no debe continuar- comenzó a reclamar

-Debe seguir porque no me quiero arriesgar

el miedo me enseñó que si te arriesgas no sabes que pueda pasar- 

(el miedo por su parte, como si no fuese él  y con un cigarro en la mano, se limitó a mirar)

-Entonces, ¿Nunca me vas a liberar?- la soledad con desánimo decidió preguntar

-¿qué haría yo si tú te vas y no te puedo reemplazar?

¿qué haría yo si cuando te vayas, en algo horrible todo esto se comienza a transformar?

además, ¿no se supone que yo soy la que debe querer escapar?

¿que yo soy la víctima que debe suplicar

porque se supone tú eres el monstruo que me va a matar? - 

-Las cosas siempre pueden cambiar- fue lo único que dijo y en una nube de humo dejó el lugar

-¿Soledad?, ¿Soledad?- la llamé varias veces, pero no la pude encontrar...

Y así amigos míos, fue como hasta lo propia soledad me quería abandonar

y así fue como hasta la propia soledad ya no me podía soportar.











 

Enero 28 6:06PM

De atender a la visita me cansé 

Y con prisa, buscando calma a mi habitación entré 

-¿Ya se fue?- preguntó ella y sentí alivio apenas la escuché 

-Si -respondí y la abracé, 

su piel es pálida y fría, pero ahí me quedé 

y de sus uñas largas ya no me cuidé 

(aunque en un principio más de una vez me las clavé

tan profundo traspasó la piel que sangré)

ella no suele responder a los abrazos, pero ya me acostumbré

-Te extrañé, 

extrañaba lo libre y segura que estoy contigo- finalmente le conté.

-Querida, sabes que aunque quiera no puedo irme, sabes que aquí estaré- 

un poco más la apreté

-y sabes bien, que yo siempre te buscaré- contesté

-¡Vaya!, me quieres y ni siquiera sé cómo me lo gané- 

-yo tampoco, mi querida soledad, pero estoy bien aquí contigo y eso por el momento no lo cambiaré, 

pero por tu bien y por el mío debemos ser conscientes de que habrá un día en que ya no te querré- 

dije y a su lado me senté 

se le iluminaron los ojos, -El día que eso pase al fin libre seré- 
























 

Enero 30 - 2:50AM

Ella y yo desde mi ventana estábamos viendo

el espectáculo que las estrellas del cielo estaban ofreciendo 

-Querida mía ¿Cuál es tu necesidad de seguir mintiendo? 

dime, pues sinceramente no te entiendo- 

preguntó la soledad y yo por mi parte la miré sonriendo 




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