El tiempo había pasado y llevaba siete días en este lugar en el que no había sabido nada de Raymond y aunque quisiera decir que no me importaba, era mentira, eso me decepcionaba porque al menos esperaba ver un poco de hipocresía por saber como estaba.
Louis me dijo que había entrado al despacho de mi abuelo, pero como lo suponíamos no encontró nada, no sé sabia donde tenía ese condenado contrato mi abuelo, suspiro mirando el techo de la habitación, estoy hace media hora pensado en una manera de conseguir saber sobre ese contrato y no he tenido una sola idea.
Cuando ya me estoy dando por vencida recuerdo a Jackson, él puede ser mi salvación, así que me acomodo en la cama y tomo mi móvil para marcar el número de Jackson, escucho dos timbrazos y luego su fuerte y gruesa voz
—Debo decir que estoy muy sorprendido, no imagine que recibiría una llamada de tu parte, ¿o es otra persona la que llama?—ruedo los ojos porque el hombre sí que es exagerado
—Llevo casi siete días en este lugar, nunca te vi por aquí, así que eso suena muy hipócrita de tu parte—lo escucho bufar y arrugo el entrecejo
—El hombre que dice ser tu esposo, me ha prohibido la entrada al hospital, así que como verás, no tengo permitida la entrada—abro la boca con asombro —No tenía idea de que él había hecho eso, es absurdo—suspiro y luego aclaro mi garganta—Lamento eso, pero te llamaba por otra cosa—ríe fuertemente
—La verdad no esperaba que me estuvieras llamando para saludarme, la última vez que lo hiciste fue por equivocación
—Bueno, sé que va a sonar horrible, pero no sé qué más hacer, necesito saber sobre el contrato prenupcial que firme cuando me case con Raymond, sé que tú sabes sobre eso, necesito que por favor me digas que dice, estoy cansada de que él me siga recriminado y amenizando con ese contrato —se queda en silencio unos segundo y luego habla
—¿Cómo no sabes?, ¿Acaso no lo leíste cuando lo estabas firmando?—gruño con fuerza
—No, quería salir de ese circo de mentiras rápidamente y solo lo firme—chasquea la lengua con fuerza
—No, No, bonita, cometiste el peor error al haber hecho eso
—¿Entonces tú sabes de qué se trata todo esto?—ríe de nuevo y estoy empezando a impacientarme
—Sí, pero no pienso decirte nada, me debes una salida, estoy ansioso por probar eso tan delicioso que tiene ese lugar de que me hablaste—suspiro mirando la puerta del baño porque de tanto desespero por la conversación termine sentada mirando hacia ese lugar
—¿Por qué simplemente no me dices de qué se trata?, así sería mucho más fácil todo y me ayudarías a dejar de joderme pensando cada momento del día en eso. Espero salir esta tarde de este lugar, cuando eso pase, te llamaré para organizar el lugar y la hora de nuestro encuentro
—Debo decirte que no, esta vez, sé que si no necesitaras mi ayuda simplemente no llegaría esa salida, así que no bonita. Además, pensé que tu herida no era tan grave, pero parece que sí, porque tienes ya mucho tiempo en ese lugar—asiento porque yo también pienso igual
—Bueno, perdí mucha sangre y eso llevo a que terminara aquí mucho más tiempo, pero deja de evadir el tema y dime si vas a hacerlo—ríe
—Si tú me dices que vas a cumplir tu palabra, Sí, cuando nos encontremos sabrás más—suspiro de alivio por sus palabras
—gracias por lo que estás haciendo, no preguntaré como es que lo sabes, porque eso es obvio, pero gracias. Debo dejarte, pero pronto nos veremos—cuelgo la llamada y suspiro de alivio.
Me acomodo mejor en la cama y brinco del susto cuando veo a Raymond sentado en el sillón de la habitación sin quitarme la mirada de encima, me observaba analizándome y con una de sus cejas alzadas.
—No sé si necesito recordarte que él es un hombre comprometido, pero si es necesario voy a hacerlo, porque no quiero terminar en un problema de faldas y aunque esa arpía me caiga mal, y sepa que todo lo que hace lo hace por lo mismo que yo, debo recordártelo—Levanto una de mis cejas en su dirección porque no estoy entendido lo que está queriendo decir
—No sé qué quieres decir con eso, pero tengo muy claro que es así—él sonríe negando
—Pues parece que no lo recuerdas muy bien y de una vez te digo que no vas a conseguir lo que estás buscando—abro la boca con asombro porque acaba de insinuar algo que entendí muy bien.
—Espero que no estés insinuando que quiero algo con el porqué no es así y no pienso seguir aguantando tus desplantes y malos tratos, además, ¿Por qué le prohibiste la entrada?, eso no me lo esperaba de ti, recuerdo que esto solo es un contrato nada más
—No puedo creer hasta donde llega tu cinismo, ¿pensabas meterlo aquí cuando no estaba?, y así sigues diciendo que no tienes nada con él
—¡No tengo nada con él!, no sabía que también se me tenía prohibido tener amigos y si es así quiero decirte de una vez que estás equivocado si esperas que lo haga —aprieta los dientes y luego vuelve a rodar los ojos
—Solo digo lo que veo, estabas muy entretenida hablando con él y hasta cita se pusieron, que aclaro que no sucederá, porque no pienso permitirlo, y tampoco te estoy prohibiendo nada, solo que el imbécil es una figura pública y no quiero rumores en las revistas de chismes—aprieto las manos a mis lados, —Pero a decir verdad, aunque quieras verte con él, debo decirte que te vas a decepcionar mucho porque no vas a salir de aquí tan rápido, así que tu cita queda cancelada—levanto una de mis cejas porque no estoy entendiendo
—¿De qué estás hablando?, el doctor dijo que hoy saldría de aquí—sonríe y eso me hace sentir aún más confundida y un mal presentimiento se apodera de mi
—Ya lo sabías¿no?, si no, no hubieras reclamado cuando se hizo el pacto—lo miro más confundida que antes.
La mirada de Raymond sobre mí me tenía incómoda y muy nerviosa, no sabía que pasen o decir, pero de lo que sí estaba segura era que algo estaba tramando y no podía saber que era.