"La vida espera el momento específico, lo espera pacientemente, para quitártelo todo. "
Primer día de clases, lunes 28 de septiembre, 2015.
Petra Russo
Luego del receso
Mientras Clover, su gemelo y los amigos de este estan haciendo no sé qué, Sophie y yo decidimos ir temprano a la hora de matemáticas. El profesor Adam no tiene piedad con nadie, ellos se arriesgan y pierden puntos, pero Sophie y yo no nos lanzaremos a ese pozo sin fondo; el profesor Henderson nunca cambia una nota.
Al entrar al aula me alegro, aún no había llegado. Solo estaban Jules en las piernas de Milo comiéndose mutuamente. Eso es desagradable. El apreta su trasero y toca sus pechos. Frente a todos. ¿Eso no la averguenza? ¿No se ha acostado con Wanda Mckenna del curso menor hace unos días?
Ellos son libres de hacer lo que les placía, pero ¿Por qué en frente de nosotros? Uno no quería ver sus cosas privadas.
—Si hacen un video, me siento muy feliz de verlo, sin embargo, no aquí, hay niños presentes —se burló Hayes mirándome.
—Vete a la mierda, amigo —dijo Milo, el hermano de Marlon, sin dejar de tocar a Jules—, ¿No tienes algo mejor que hacer?
Todo el aula se queda en completo silencio. Le ha dicho eso a Hayes, ¿Acaso esta de remate? Hayes se acerca peligrosamente, Sophie y yo nos miramos… —¿Disculpa? ¿Qué me decías?
Milo abre los ojos rápido. Lo más probable es que no sabía que eso se lo había dicho a Hayes.
—N-nada, hermano, no sabía que eras tú, no te lo tomes... en serio.
—Eso pensé —se aleja victorioso.
Su celular sonó.
—¿Dónde vas, Hayes? Ya van a empezar las clases —le dice amablemente Sophie cuando comienza a largarse.
Enciende un cigarro, aunque sabe que está prohibido aquí en la escuela —Entre el profesor Adam y una linda chica de faldas cortas en la zona muerta que me ha llamado, prefiero a la persona que me deja correr en su cara.
Asco.
Solo cuatro letras describen mi cara.
Mejor no decir nada. No quiero que Hayes me hable de eso.
—¿Shiloh?
—Shiloh —le responde Hayes a Asher que le pregunta mientras entra al curso —¿Quieres acompañarme, Petra? —me sonríe— Puedo con ambas.
Asco.
—Te lo pierdes —se encoge de hombros y se marcha. Qué momento más absurdo.
—Creo que Hayes siente algo por ti.
—¿Qué? —es idiota la idea.
—Le gustas. En serio. Siempre anda molestándote. ¿No lo ves?
—Pero... si le gustase, ¿no haría lo contrario? Digo… ¿No querría que me sintiese bien?
—Bueno... ya sabes como son los chicos —me golpea un poco el hombro—, cuando les gusta una chica no la dejan en paz.
—Eso es horrible.
Ella ríe bajito —Es divertido. Si un chico se interesara en mí sería genial.
—Sophie, no mereces eso. Mereces un chico que te haga sentir su debilidad mayor, no uno que te haga sentir que eres su juguete para reírte.
—De esos ya no se encuentran —se burla con risas.
—Yo... prefiero mil veces a alguien que me cuide.
—Ya, bueno sí, pero... cuando ellos sienten algo por una chica la molestan. Porque quiere llamar su atención, eso dice Damon. Y Damon sabe de chicos.
—No creo. Cuando te gusta alguien lo cuidas... No lo molestas como él conmigo ¿Es normal eso?
—Cuando un chico cuida mucho a una chica, solo la ve como una hermanita —ella asentía fervientemente.
—No me gustaría un chico que me tratase mal como su manera de atraerme. Eso es horrible, no me gusta. Prefiero a alguien tierno, dulce y caballeroso. No a uno que me moleste y grite como Hayes. Los caballerosos son mejores.
Como Thomas, él se ve un caballero.
Mientras hablamos algo golpea a Sophie en la cabeza —Disculpa, Sophie, se me ha caído… pero, mira él lado positivo, aún puedes comértelo, querida.
Cuando miré al suelo... una patata frita.
Sophie cerró los ojos sabiendo que le hablaba a ella. Respiré hondo —¿Por qué debería hacerlo? Sophie trajo su almuerzo de casa, no necesita tus sobras. Sin embargo, tú sí pareces necesitar las sobras de la empatía de ella.
—¿Qué dijiste, querida? —Jules se dio la vuelta.
—Y-yo...
—Ay, no querida, no me digas que se te quedó la valentía en aquel basurero… —me dice— Seguro se la han robado ya.
—No uses eso para lastimarla —intervino Sophie.
—Pues, te estoy alimentando. Deberías agradecer.
—Ella no tiene que hacerlo —susurré.
—Mira, cariño —Nicole se acercó a nosotras lentamente con una sonrisa—, aquí se hace lo que Jules dice. Y si ella le dice que lo levante —puso su mano en el hombro de Sophie y clavó sus uñas, obligándola a bajar—, lo levanta. Porque al final, su familia paga su beca. ¿Se comprendió?
—¿Disculpen? —intervino el profesor Adam entrando al aula, por fin pude respirar— ¿Puedo saber porque no están sentados, ricachones creídos?
—P-profesor...
—Jules, siéntate. Petra igual, Sophie ven y busca los exámenes.
—Sí, profesor —responde Sophie mientras se levanta con la mirada baja.
—Y Jules —sigue el profesor—, recuerda que mis impuestos pagan el sueldo de tus padres, así que no es como que vayas ganando mucho por ser la hija de dos políticos.
Jules se queda callada pero se ve como implosiona, ¿Qué podría tener dentro de ella para provocar tal desastre en su manera de ser?
—¡Llegó por la que lloraban! —Clover entra saltando a la clase.
—Creo que quiero llorar más ahora que antes —le responde el profesor—, siéntese, Clover, y simplemente cállese.
Clover casi le responde, pero Asher la lleva a su asiento con una pequeña sonrisa.
—"Sé que seguro estudiaron, con lo genialmente productivos que son, mis estudiantes, estoy seguro de ello" —comenzó a decir el profesor Adam mientras ponía los exámenes en las butacas— Literalmente algo que nunca voy a decir. La segunda mentira más grande, después de "El comunismo es por el bien de la sociedad".
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Editado: 26.09.2023