Hailey, ¿podrás salvarme?

Capítulo 5: Saudade.

Capítulo 5.

Saudade.

“Sentir nostalgia, deseo o añoranza por algo que no tienes”.

—Me siento tan avergonzada —murmuró Hailey con sus mejillas sonrosadas a Lynn. La pelirroja la miraba atentamente, con un sentimiento en sus ojos que la chica no supo descifrar.

—Entonces… —Lynette se mordió los labios—… dices que conociste a éste chico grosero, gruñón y tatuado; pensaste que te iba a asaltar pero resultó ser tu compañero de clases, que te llevó en la mañana y comió en tu casa…

—Y que me escuchó hablando sola —su amiga se rio, y dio un mordisco a su dona de chocolate que había traído con ella.

—Bien, todo este asunto está extraño y parece ir demasiado rápido, creo que por eso estoy medio sorprendida.

—Si lo dices así suena tan extraño —bebió de su jugo—, pero sí. Técnicamente, me siento muy avergonzada de haberlo hecho sentir así.

—¿Cómo un ladrón sexy?

—No te dije que fuera sexy.

—Oh, vamos. Sé que debe ser sexy o medianamente atractivo.

  —Mmm —pensó en el rostro de Adler. Era guapo, sí. Pero no sexy o tremendamente atractivo—. Está normal.

—Ajá, supongamos que te creo —la puerta de su cuarto fue tocada y su abuela entró. Tenía su cabello castaño claro recogido –se lo había pintado recientemente– y venía con una bandeja de galletas redondas saladas con un plato de queso doble crema y mermelada revuelto. A Hailey le encantaban esas galletas; la combinación del sabor salado de la galleta y lo dulce del queso y mermelada era tremendo.

—Les traje esto, niñas —Hailey tomó la bandeja y agradeció a su abuela con una sonrisa—. Lynn, querida ¿te quedas a comer?

—Sólo si me dice si el chico que llevó a Hall es sexy o no.

—¡Lynette Carter! —Regañó la castaña, molesta.

—Ya, cariño. Debemos reconocer que Adler es bastante guapo, no más que mi Jem, porque seamos sinceras —se sentó en una de las sillas que tenía en su cuarto cerca del sillón donde las dos amigas estaban—, mi esposo era todo un galán de joven.

La mirada soñadora de su abuela le hizo preguntarse si su madre miraba a su padre así. Un nudo se instaló en su garganta.

—Amo su historia de amor —Lynn tomó la cucharilla y un poco del queso y lo colocó sobre su galleta—. Cuéntenosla de nuevo.

—Está bien —su abuela tomó una galleta—. Conocí a James cuando tenía veinte años —su nieta se enfocó en la voz de la abuela para que los recuerdos de sus padres no la embargaran—. En ese entonces, la primera vez que vi a Jem fue en una reunión. Me pareció el chico más guapo que alguna vez vi.

››Tenía ese aire de chico malo en nuestros tiempos: el cabello negro desordenado, vestido de negro y una Harley que lo convertían en temerario. Ese día en especial llevaba un pantalón oscuro y una camiseta de cuadros rojos.

—¿No que te salvó del charco? —Preguntó Hailey, sin saber esa parte de la historia.

—Esa es la versión corta, cariño —prosiguió con su relato—. Cuando lo vi, supe que era el amor de mi vida; solo tenía que encontrar la manera de yo convertirme en el suyo.

—Eso suena tan acosador, abuela.

—¡No! Eso es romanticismo puro, no como el de ahora —Lynn sonrió y siguió comiendo galletas después de haberse acabado su dona—. Por favor, cuéntenos más.

—Bueno… durante toda la reunión James no me dio una sola mirada, y eso que era la chica más guapa del lugar —la castaña sonrió al recordar fotos de su abuela de joven: pelo castaño claro, alta y una figura increíble—. Me frustró saber que ese chico no me había dado ninguna sola mirada, ¡¿cómo se atrevía?!

  ››Entonces decidí que si él no venía a mí, yo iría a él. Me acerqué, pero en vez de hablar con él me puse a coquetear con su mejor amigo y fue cuando me notó. Yo vestía increíble ese día, y aunque tu abuelo lo niegue, sé que lo dejé sin respiración.

››Me hice amiga de su amigo, oh, pobre Edward. Estaba enamorado de mí, pero yo tenía mis ojos puestos en James. Comenzamos a relacionarnos con los mismos grupos de amigos y en una salida que hicimos todos, tropecé con una roca e iba a caer en un charco cuando sentí unas manos en mi cintura y un cuerpo que me sostenía. Antes de verlo sabía que era él, mi James.

Lynn suspiró y miró con ojos de añoranza a su abuela. Hailey supo que quizás su amiga quería una historia de amor, pero estaba tan cómoda con su relación actual que se conformaba con eso cuando podía tener más.

››Cuando nuestros ojos se encontraron, confirmé lo que ya sabía —Dina se llevó una mano al corazón—. Ese hombre era el amor de mi vida. Pero todo se complicó porque resultó ser que mi Jamie tenía novia: Ginebra Collins —ahora su abuela había acaparado su atención nunca le había dicho que ese era el nombre de la vieja novia de su abuelo. Precisamente, la mamá de su padre se llamaba Ginebra Campbell… Collins, de soltera. ¿Acaso…?

—Abuela…

—… esa chica era encantadora, ¡no podía odiarla! —Siguió con el relato—. Pero yo sabía que James Williams era mío, así que hice de todo para conquistarlo: fui su apoyo en los momentos que peleaba don Ginebra, íbamos juntos en la misma universidad y diario nos veíamos para charlar un rato; nos ayudábamos mutuamente con las tareas y así fue como me convertí en su mejor amiga.



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En el texto hay: misterio, romance, amor

Editado: 16.05.2020

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