Abie
—¡Las mejores vacaciones de mi vida!— Bonnie exclama con lencería de encaje en sus manos, como si fuera una porrista.
La señora que esta junto al vestuario de la tienda de ropa interior la mira de mil maneras reprobatorias y ambas reímos.
—Pareces una estúpida porrista con ese cabello rubio y ojos azules— le digo.
—Puede... pero en vez de pompones— levanta las manos —Tengo esto— continua y pone la ropa en interior en mi rostro.
—¡Oye!— exclamo —No tenias por que vengarte— digo con un mohín.
—Sabes que odio cuando dices que parezco una maldita porrista descerebrada— dice levantando una ceja y en esa posición en la que pone todo su peso en una pierna y saca su cadera.
—Lo siento— le saco la lengua.
—Que tenga esta hermoso cuerpo y sonrisa sexy no quiere decir que sea una de ellas— dice señalándose a si misma. El bronceado le sienta realmente bien —Además, las porristas también son morenas— dice enarcando una ceja.
—Si, pero las morenas tenemos cerebro— contraataco y ella convierte su boca en una enorme O.
—¡Abie Elizabeth!— su tono de voz se parece al de su madre cuando esta enojada con ella —No estarás insinuando que lo rubia me quito el oxigeno del cerebro ¿verdad?.
—¡Jamás!— exclamo dramáticamente y cuando esta a punto de sonreírme y dejar su fingido enfado a un lado, abro la boca otra vez —Por cierto, tu voz se parece a la de tu madre.
—Perra, eso si dolió— me golpea el brazo.
—¡Ouch!— me quejo.
—Te lo mereces— abro la boca pero mejor la cierro y sonrió.
Tiene razón.
—¿Van a pagar por eso?— la chica de la caja llama nuestra atención, con molestia detrás de sus lentes.
—¡Claro!— Bonnie exclama como si se hubiera quitado un peso de encima pegándome y coloca su ropa interior nueva junto al escritorio de la chica y yo pongo la pijama rosa para que ella también la registre.
Mi teléfono que esta en mi bolso empieza a vibrar e intentado mover el brazo que mi querida mejor amiga me dejo entumecido, lo saco y contesto.
—¿Qué paso mama?— pregunto sin saludar.
—Se dice: ¡Hola mama como estas!— reprocha al otro lado de la línea.
—Lo siento— pongo los ojos en blanco mientras dejo que Bonnie saque mi tarjeta para pagar por mis cosas —¿Como estas mami querida?— le digo en el tono mas dulce que puedo.
—¿Ya comiste?— la pregunta que mas le gusta hacerme ha regresado.
Pongo los ojos en blanco.
—Si mamá, comimos en casa de Bonnie antes de venir al centro comercial— le explico como de costumbre.
—Bien. Necesito que regreses a casa ahora mismo, tu padre y yo tenemos que hablar contigo y tu hermano— dejo de mover las manos.
—¿Qué hizo el bastardo esta vez?— le pregunto.
—¡Ya te he dicho que no te refieras a Brian así!— me riñe.
—Lo siento— Bonnie me hace señas para que salgamos de la tienda y la sigo —¿No he hecho nada malo verdad? Acabo de llegar de mis vacaciones, no puedes creer que yo...— intento defenderme.
—No se trata de castigar a ninguno de los dos, solo hablar— Me interrumpe —Te espero aquí en quince— y cuelga.
Suspiro.
¿Qué querrán mis padres con tanta urgencia?
—¿Qué sucede?— Bonnie pregunta curiosa junto a una banca con dos enamorados y con nuestras bolsas de compra en la mano.
Observo al par de chicos que han dejado de besarse y observan a Bon como si fuera una Diosa imponente.
—Mamá quiere que vaya a casa ahora mismo, para "Hablar"—le explico haciendo comillas con mis dedos.
—Okey entonces hay que irnos— dice y sale disparada hacia el parqueadero del centro comercial.
Antes de seguirla, veo como la chica en la banca, golpea a su novio por no quitarle los ojos de encima a mi amiga.
—¿Y desde cuando eres tan obediente con lo que dicen MIS padres?— le pregunto con una sonrisa cuando la alcanzo.
—Desde que me pagaron las mejores vacaciones de mi vida— dice con aire despreocupado como si fuera lo mas obvio del mundo.
Bonnie esta caminando muy rápido y me ha dejado un poco atrás, su falda verde se mueve de un lado para otro haciendo que algunos chicos que se pasean por el lugar la miren boquiabiertos y como de costumbre, ella no se da cuenta.
***
Hemos parqueado en frente de mi casa, Bonnie esta conduciendo mi auto y lo deja junto a la acera.
—¿Por qué tienes esa cara de: algo malo paso?— me pregunta Bonnie volviéndose en el asiento de conductor para mirarme.
—No lo se, es como un mal presentimiento— murmuro.
Siento la piel de gallina por alguna extraña razón.
—¿Uno como cuando creías que aquella tienda donde vendían tu café preferido iba a cerrar? Y cerro— pregunta —O ¿como cuando creías que Blake Lively no iba a durar con Ryan y aun así se casaron y viven el felices para siempre?.
Bonnie y sus comparaciones.
—La primera— me encojo de hombros siguiéndole la corriente.
Ella solo abre los ojos e imita mis movimientos con los hombros.
—Entonces hay que salir y averiguarlo— toma las llaves del auto y sale, después abre la puerta de atrás y saca las bolsas de compras y la cierra de nuevo.
—No te quedes ahí, tu madre dijo quince minutos y van treinta y...— mira su reloj; ha dado la vuelta y esta sobre la acera junto a mi ventana —un minutos con cincuenta segundos.
Pongo los ojos en blanco y salgo. El auto negro de papá esta delante del mío, lo que quiere decir que si están aquí y por la razón que aun no se, salieron temprano del evento que tenían hoy sábado, miro mi reloj y apenas son las cinco y media, lo que confirma mi suposición.
Pesadamente sigo a Bonnie a treves del césped de nuestra enorme casa, el sol que esta casi a punto de irse se refleja en el vidrio de las habitaciones del segundo y del gimnasio en el tercer piso, haciendo lucir hermoso el ladrillo y el techo almendrado. Bon ya esta junto a la reluciente puerta de madera esperándome. La miro por ultima vez, saco la llave y abro la puerta.