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Maldita locura
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Elijah.
— Elijah. —levanté la mirada por primera vez en una hora de mi laptop encontrándome con los ojos de Tam fijos en mí. —Te llegó esto. —me puse de pie, recibiendo lo que su mano me tendía y esperando a que saliera para abrir el sobre.
Elijah.
Saqué el único documento dentro y me tensé al notar la caligrafía de papá plasmada en el papel. Este hombre no entendía el significado de una negativa. Ni siquiera terminé de sacarlo, simplemente lo cerré de nuevo y caminando a mi escritorio, lo metí en el fondo sabiendo que no sería causal de mis insomnios ni hoy ni en un futuro cercano.
— Señor Brown. —miré al umbral de la puerta, mis ojos tardando en encontrarse con la neutral y fría mirada de Vanessa siendo lanzada en mi dirección. —Edward en la línea uno.
Asentí luego de que se giró, maldiciéndome internamente por haber cometido la estupidez de haberla llamado hace días. Mala idea. Pésima si lo veía ahora. No debí tomar mas de la cuenta y tampoco debí marcar su número. Aunque agradecía que no respondiera. Quizás la situación fuese distinta ahora, pero no iba a pensar mucho en ello, ya le dediqué muchos de mis pensamientos a ello y no me llevó a ningún lugar.
— Tenemos problemas. —suspiré consciente de que Edward no era de los que llamaba y no saludaba, por lo que permanecí en silencio a la espera de que continuara. —Jeremy nos jodió.
Apreté el teléfono en mi mano. —¿Qué mierda me estás diciendo?
— Me llamó Brandon para decirme que los recursos para el nuevo prototipo no llegaron, Elijah. —suspiró. —Y cuando hablé con la secretaria de los Campbell me informó que sus jefes habían decidido ya no seguir haciendo negocios con nosotros. —él estaba mas que furioso y que decir de mí. Ese bastardo me las pagaría. —Firmó con alguien más.
— Tenemos dos semanas solamente para lanzar el proyecto o los accionistas no estarán felices, Edward. —el deseo de recalcarle lo mucho que había dicho que era mala idea me invadió, pero no pronuncié nada con respecto a ello. Él sabía que esto era mas su culpa que mía.
— Lo solucionaremos.
Si, no estaba seguro de ello.
— Llamaré a Ben.
— No, sabes que el señor Harrison no va a querer colaborar con la causa. Él y el tío de Ben no se llevan. —agregó desesperado. —Dame hasta mañana.
— ¿Para?
— Solo hazlo. —soltó el aire que estaba conteniendo. —Voy a llamar a papá.
— No hagas esa mierda...—la línea quedó en silencio cuando colgó, dejándome con la palabra a medio camino. —¡Maldita sea, Ed!
Aventé el teléfono sobre el escritorio al tiempo en que el chillido llegaba a mis oídos.
— ¿Sucede algo? —encaré a la mujer que tenía rostro de haber querido tragarse sus palabras y suspiré intentando contenerme. Ella no tenía la culpa de que su hermano fuese un idiota que nos haya jodido.
— Nada. Cancela todas mis citas. —frunció el ceño, adentrándose en el lugar hasta estar a un par de pasos de mí. —Viajaré a Boston y no sé cuando voy a regresar. Quedas a cargo.
— ¿Qué? —la sorpresa era notoria en su voz y de no estar lleno de ira y furia la habría apreciado mejor. —¿Cómo que a cargo?
— Si hay alguna reunión que no pueda ser pospuesta tomas el control, del resto solo cancélalo. —me apresuré a decir. —Solo llama cuando sea necesario. —asintió, nerviosa.
— ¿No necesitas que vaya? —se mordió el labio inferior incomoda. Había hecho mucho eso estando borracha en mis brazos y la sensación de perdida se instaló en mí al recordarlo. Extrañaba eso. Un par de horas bastaron para que se impregnara en mi y no me la pudiese sacar.
— No. —tragué en seco y tomé el celular guardándolo en mi chaqueta. —Adiós, Campbell.
Me apresuré a salir. —Adiós, Elijah. —me detuve en el umbral de la puerta y la pregunta brilló como una bombilla en mi cabeza.
No lo hagas.
— Campbell. —me giré al igual que ella. —¿Cómo estuvo la cita?
Abrió la boca para luego cerrarla, aturdida por mis palabras. Sí, yo tampoco me lo habría esperado. —Bien. —no divisé nada mas que neutralidad en su voz, nada que me permitiera saber si era algo que se repetiría.
— ¿Lista para la segunda? —¿de donde estaba saliendo esto?
— Claro. —la sonrisa que me dio bastó para que mis esperanzas cayeran aún mas profundo. —¿Algo más? —sus manos se aferraron a la carpeta en ellas.
— No. —pronuncié. —Que te diviertas. —salí sin darle la oportunidad de responderle. Esperaba que estos días lejos de ella me permitieran olvidarla un poco, no pensarla era lo primero, algo casi imposible últimamente porque al final del día siempre la recordaba con su cabello regado en mi cama mientras su sonrisa me hacía preguntarme si realmente algún día habría podido amarla.
(...)
Elena, necesitamos hablar. Espero me des la oportunidad de hacerlo. Te estaré esperando a eso de las diez en el parque bajando por tu casa. Por favor, enserio necesito hablar contigo.
Elijah.
Esto era una pésima idea. Sí. Lo era.
No debí enviar ese mensaje, pero necesitaba una salida a esto. Elena vino a mi cabeza un par de veces. La culpa sobre todo me inundó. La había cagado con ella de una forma abismal. No se merecía al Elijah que todas tenían, porque inclusive si no la amaba, si que la quería. Era no solo amiga de Emma sino mía también. Por años fue así. Hasta que mi egoísmo tomó partido y no solo jodí las cosas con ella sino con mi hermano también.
Edward nunca hizo su movimiento y en esa noche yo simplemente lo perdí.
— ¿Por qué eres tan idiota con todas? —no miré a la mujer a mi lado. Conocía su voz a la perfección, años escuchándola chillando en la habitación de mi hermana produjeron eso.
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Editado: 18.08.2024