Halliester Bay Academy (academia para chicos problemáticos)

23. Sobre mi cadaver.

           —¡Hey, chicos! ella es Camille —anuncia Landon mientras caminamos a los sillones—, y ella es Jorden, su prima —Landon me señala antes de que siquiera hayamos llegado del todo al semicírculo.

        ¡Pedazo de idiota!

         —¡Hola a todos! —Camille agita la mano en el aire frenéticamente.

        En el sillón hay un par de chicos y chicas, pero mi mirada se va únicamente a los que ya podría identificar donde sea. Liam parece ocupado en su teléfono, tiene una franela blanca sin ninguna clase de estampado y sobre ella una camisa ancha a cuadros rojos y negros, no lleva los anteojos y tiene el cabello como Landon, húmedo y alborotado.

        A su lado hay una chica dándole la espalda pues, parece muy atenta a las palabras que salen de la boca de Seth, al que rodean tres chicas más, una de lado y lado y dos sentadas en el suelo frente a sus pálidas piernas descubiertas, a esta distancia casi puedo ver como babean sobre él.

          Al fondo veo que Grayson va llegando aun con el traje de baño puesto y una toalla verde colgando del cuello, al llegar a donde estamos nos da esa sonrisa de ángel suya mientras agita la mano un momento.

         —¿Jorden?¿Cómo el novato? —pregunta Seth.

          —Si ¿te lo puedes creer? Segunda persona con ese nombre esta semana —Landon se deja caer en uno de los sillones y la chica castaña que está a su lado se ríe y lo golpea suavemente en el pecho después de que la hiciera saltar y derramar un poco de bebida sobre sus jeans.

         Él le da un beso rápido en la mejilla.

         —Por cierto, que raro que no lo arrastraste hasta aquí, con lo intenso que eres —interviene Grayson, sentándose en un cojín sobre el suelo.

         —No soy intenso, soy un gran líder de dormitorio y busco que el novato se integre —aclara Landon—, y pues ahora que lo pienso, no tengo su número —razona.

         Gracias al cielo que no lo tiene, de hecho, ni siquiera yo lo tengo, ya que el último teléfono que estuvo en mi poder no tuvo un buen final. Nada que caiga en manos de los gemelos podría tenerlo.

         —¡Bueno, pero vengan a sentarse! —vuelve a poner su atención en nosotros—¿quieren algo de tomar? —de pronto bufa y rueda los ojos—, creo que se me olvida con quien estoy hablando —se vuelve a levantar—, es Camille Jones, claro que quiere un trago.

         Él llega hasta dónde estamos y coge a Camille por el cuello.

         —Eres un idiota —habla ella.

         —Hay cosas que nunca cambian —responde él.

        —Vamos a sentarnos entonces —propone Camille, mirándome.

        Me limito a asentir. Me pregunto si por decir algo Landon se daría cuenta de quién soy, él tiene el cerebro del tamaño de una mosca y yo he modificado mi voz lo mejor que he podido mientras he estado en la academia, pero uno nunca sabe.

        La mano de Wyatt apenas tocando mi espalda es lo que me devuelve a la realidad. No, esto es definitivamente una pésima idea, tengo que irme y debo hacerlo ahora.

        Sin importar nada, me giro sobre mis pies, tomo a Wyatt de la muñeca y me propongo caminar apresuradamente de regreso a la salida, eso hasta que un cuerpo y el mío se estrellan.

        El vaso de plástico cae al suelo y la cerveza fría me salpica las piernas.

        —Pero que... —empieza una voz femenina, doy un paso hacia atrás mientras ambas miramos al piso—¿Has pensando en mirar por dónde caminas?

         Nos vemos a la cara y entonces su expresión pasa de un ceño fruncido a un rostro relajado, y después, ceño fruncido al doble.

        —¿Qué haces tú aquí? —pregunta Madison, pero yo estoy más interesada en la figura alargada que está detrás de ella y que me mira con las cejas juntas.

         Axton lleva el cabello suelto, un suéter remangado de color verde aceituna y unos vaqueros. La voz de Madison es como un eco lejano pues en este momento me siento más diminuta que nunca, especialmente porque veo como la vena en la frente de Axton se infla mientras más me visualiza y yo siento que podría orinarme en cualquier momento, pero sería una pena arruinar estas deportivas y mi reputación, de paso.

         —¡No me lo creo! —Escucho a Camille saltar desde atrás—, ¿Madison Stone? —siento que se para al lado de una estatua de piedra dura, o sea, de mí.

         Madison levanta ambas cejas.

         —¿Camille Jones?

          —En persona —Camille se cruza de brazos mientras que Madison cambia el peso de una pierna a la otra.

         —Pensé que habías muerto después de tantos abortos —sisea la pelirroja.

        —Y yo que te estabas prostituyendo en el bajo mundo, pero aquí estamos —Camille medio sonríe con malicia y después mira a Axton de arriba hacia abajo—, ¿O qué? ¿Un cliente?

          Por cómo van las cosas es muy probable que la vena de Axton explote y nos salpique a todos alrededor.

           Madison eleva una ceja y es cuando se que ha activado su modalidad de perra mayor.

          —Es mi novio —lo toma de la mano, Axton ni siquiera se mueve—, Ax...

          Ese contacto es todo lo que él necesita para volver a este plano. Sus largas piernas se mueven rápidamente hasta estar más cerca de mí, su mano aprieta fuertemente mi hombro y de un tirón me atrae a él. Ahogo un chillido de horror.

         Feliz cumpleaños a mí, hoy me muero.

         —Tú —gruñe y me mira de pies a cabeza como si quisiera estar más que seguro de soy real.

         Su actitud toma a todo el mundo por sorpresa. Landon salta del sillón hacia dónde estamos y la mirada de los otros está en el espectáculo.

         —¡Oye!¡Oye! —interviene Wyatt.

          Los dedos del tipo se me incrustan en la piel y yo me retuerzo, aunque no consigo que me deje.

          —Me estás lastimando, idiota —me quejo en voz baja.




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