Hanna
A veces pienso que el universo tiene algo en contra de mis deseos por estar tranquila en tan solo un momento del día ¿no sé por qué el empeño de mandarme tantas mierdas? Solo quería seguir como antes- claro, dejando de lado el hecho de querer acabar con mi miserable existencia- estaba tranquila en mi mundo, alejada de las personas y perdiéndome en las melodiosas voces de mis artistas favoritos, además del ruido que generaban con sus instrumentos y servían como barrera contra el mundo, eso y los tantos libros que se encargaban de transportarme a diferentes realidades, eran los que me mantenían a raya. Ahora solo contaba con esos “escapes” cuando estaba dentro de las cuatro paredes de mi habitación o “cueva” como la llamaba mi hermano.
En tan solo dos días mi rutina cambio por completo, ya no iba a clases presenciales, opte por las clases en línea, nuestra nana me traía alimento a mi habitación y la única persona que permitía la entrada a mi “mundo” era a mi pequeño hermano, los demás se podían estar rompiendo los nudillos por las incontables veces que golpeaban pidiendo entrar. Cole pedía hablar conmigo y dejar que se explicara, pero no quise escuchar, el tubo tiempo de sobra y no lo hizo, prefirió contárselo a su esposa antes que a sus hermanos.
Que se joda.
Con respecto a Jonathan, no quería tocar el tema relacionado con el extraño momento en el acantilado; si, fue liberador y agradezco al idiota haber ayudado, pero aún seguía confundida, no sabía cómo explicar la extraña conexión que, se, compartimos esa noche -casi madrugada- y tampoco las tantas emociones que se aglomeraron en mi pecho dificultando que respirara con libertad. El anhelo, deseo y algo parecido al cariño, todas a una persona y no importa cuánto me costara admitirlo, odiaba el miedo que me causaba ser presa de tales emociones.
Me sentía segura entre sus brazos, creí por un momento estar dentro de una burbuja anti-dolor, una que deseaba volver a tener, pero me negaba por el simple hecho de no querer desarrollar una codependencia emocional y para evitar hacer cualquier estupidez, me mantenía dentro de estas cuatro paredes. Por otro lado, estaba la familia de mi querida cuñada, todos o la mayoría de los miembros de su familia decidió quedarse e iban a tomar posesión de una de las casas que tenemos a pocos kilómetros de aquí y que nunca entendí por qué Cole decidió construir cerca de la entrada al bosque, aunque supongo que debía agradecer ese pequeño detalle, me gustaba pasearme por ese lugar cuando me pegaba el insomnio y bueno, por obvia razones no podría volver a hacerlo ya que Jonathan paseaba por allí todas las noches junto a mi hermano y algunos miembros de su rara familia.
-¿No crees que nuestro hermano nos esté escondiendo cosas? aparte de lo de nuestro padre claro- Mi pequeño hermano había decidido hacerme compañía y ahora se encontraba acostado en mi cama jugando con las pulseras que le había regalado hace unos años.
-No lo sé Jaison-Me levanto del mueble que tengo junto a la ventana no sin antes dar un último vistazo a las sombras que se perdían de entre los árboles- Aunque no me parecería algo raro viniendo de él.
-Aun sigues molesta con él- su comentario sonó más a una afirmación que a pregunta.
Con lentitud me dirijo hasta dónde está mi pequeño hermano y me arrodillo para estar a su altura, el sigue con su vista pegada al techo posiblemente contando las pequeñas luces que coloque para que simulara un hermoso cielo estrellado y sus manos dejaron de jugar con las pulseritas.
Mi pequeño hermano era el único que conocía todo de mí, creo que incluso más que yo misma y como no hacerlo, tanto tiempo juntos en esas casas de acogidos nos hizo reforzar nuestro lazo y con ello tratar de cumplir la promesa que le había hecho a mama. Este niño a pesar de tener diecisiete años tenía una gran capacidad para entender a los demás sin esfuerzo, de saber que escondías sin necesidad de llenarte de preguntas, eso era algo interesante he irritante al mismo tiempo.
-No estoy molesta con Cole- deja salir un sonidito que se me antojo sarcástico- en serio, no es que este molesta- el enano me mira, sus ojos tan parecidos a los de mi madre, tan expresivos- admito que, si me moleste al principio, pero ahora es más un sentimiento de decepción.
El enano se levanta y cruza sus piernas tomando una posición de flor de loto, me hace una seña para que tome asiento a un costado y así lo hago.
-Han, no fue su intención ocultarnos cosas- mi seño se frunce, a veces tiende a excusar a las personas sin importar cuan errados estén- Entiendo que estes dolida, pero tú tampoco le has dado chance, siempre escapas de todos...
-No todos, tu estas aquí- suelto indignada.
-Sabes que no me refiero a eso- lo miro con los ojos entre cerrados- me refiero a que, antes de que pasara todo eso, apenas y le dirigías unas pocas palabras o contestabas con monosílabos.
-Soy más de acciones que usando las palabras - sé que es una patética excusa, pero es mejor que aceptar que tiene razón- además, él nunca tuvo la intención de contarnos y te aseguro que, si no fuera porque Elizabeth decidió sacar el tema en el peor momento, no nos hubiera mencionado nada.
El desvía la mirada, sabe que tengo un punto a mi favor, apenas y si habían pasado siete años cuando Cole decidió ir por nosotros, y a pesar del tiempo separados aun había algo del antiguo chico con intenciones de proteger a su familia sin importarle dejarnos en la ignorancia. Para él era mejor tenernos fuera de todo lo relacionado con nuestro padre, pero yo deseaba saber y por el orgullo, decidí quedarme al margen de todo...al menos por ahora.